Tierras sin nombre es la primera incursión en la poesía del escritor y crítico de cine José Manuel Cruz. Publicado por Ediciones Carena en abril de 2020, Tierras sin nombre es un poemario de gran calidad y profundidad literaria, original, intimista y bello, donde el poeta, con voz propia y personalidad independiente, nos desgranará su periplo.

Tierras sin nombre es el primer poemario del novelista y crítico de cine @jmcruzbar, @EdicionesCarena, una obra de gran calidad y profundidad literaria que hay que dar a conocer. #RecomiendoLeer. #Reseña: José María García Plata. Clic para tuitear

Todo en Tierras sin nombre gira en torno a una ciudad dividida por un río, en la que, por una parte existen el bienestar, el orden, el conformismo y el miedo a que las cosas puedan cambiar y, por otra, el caos, la falta de reglas, la pobreza y, tal vez la libertad. El protagonista se embarcará en un viaje contra vientos y mareas, cruzará el puente que salva aquel río en busca de la espiritualidad y pienso, además, que para encontrarse a sí mismo.

Tierras sin nombre tiene estructura de novela —principio, nudo, desenlace y coda (conclusión)— y se divide en seis capítulos. Curiosamente comienza por el Desenlace y sigue con el Principio.

Veamos algunas estrofas de cada uno.

Tierras sin nombre, de @jmcruzbar, @EdicionesCarena, es un poemario original, intimista y bello, donde el poeta, con voz propia y personalidad independiente, desgrana su periplo. #Reseña: José María García Plata. Clic para tuitear

Tierras sin nombre: la búsqueda de un camino

I.- El desenlace:

Y yo acepto gallardamente mi destino / tras descubrir / que la condena es / la conclusión inevitable / de la búsqueda en las tierras sin nombre.

Más adelante dice:

Todos esperan mi confesión,/ mi arrepentimiento/ o mi pánico,/ pero solo podrán contemplar/ mi renuncia/ a los senderos de adoquines perpetuos.

O esta otra estrofa.

El fin ya estaba en el principio. / Y solo deseaba negarlo / para iniciar mi camino.

Los versos de este poemario llevan su fuerza implícita, pero para imprimirles mayor intensidad, José Manuel aplica con frecuencia la anáfora, figura retórica por la que varios versos empiezan igual:

Ya solo quedan los pasos hacia el patíbulo, / ya solo quedan las horas vacías, / ya solo queda la silueta del verdugo recortándose en el horizonte deslavazado.

II.- El principio

A un lado, / hay una noche invadida por ejércitos famélicos / que calman su vacío en los rincones prohibidos. / Al otro lado, / hay unos bulevares rectos y silenciosos / donde pasean / relojes de mecanismo preciso.

La opulencia y comodidad frente a la miseria y falta de plenitud del hombre.

Solo tengo / la certeza de mi duda / para seguir adelante. / Solo tengo / la duda de mi certeza/ para no mirar atrás.

El poeta vuelve a aplicar la anáfora en la estrofa anterior, y añade un quiasmo, recurso literario que consiste en la repetición de ideas, pero intercambiando su orden, cuyo juego de palabras embellecen el párrafo. 

III.- La danza de la lluvia

Los gritos y las sombras / irrumpieron en el cruce exacto / entre la expectativa y el pánico.

Y año tras año, / se repite el mismo protocolo, la misma sucesión de acontecimientos, / sin sentido para los otros, / con pleno significado para nosotros.

Recordarás la niebla. /  Y la echarás de menos. / Las horas ya no serán / encrucijadas sin horizonte / ni delirios sin cautela.

El filo de la navaja entre lo conocido y desconocido, entre lo que espera y a lo que teme.

IV.- Intermezzo

Las traiciones / nunca son rápidas. / Nacen de noches de insomnios / y travesías en el desierto.

Antes: / la tentación. Después:/ la penitencia./ Las traiciones son procesiones de siglos / que desajustan el universo.

Y en la versión dos, nos dice sobre la traición:

Y así, / de traición en traición, / en deslealtad permanente a lo que fue, / va llegando lo que será, / lo que tiene que surgir.

Es un avance corto en el tiempo y en el espacio, en su avatar.

V.- La danza del fuego

Ahora, / los grilletes yacen rotos / como cadáveres / en la cuneta. / Atravieso el puente / y cambian los colores y los ritmos, / la respiración y las ensoñaciones.

Sobre todo cambian las ensoñaciones.

Recorrí el tiempo / y descubrí el horror. / Atravesé laberintos ocultos / y tinieblas de fuego / y vi al ser humano / arrastrado/ por ciénagas y lodazales.

Y sigue hablándonos de lo que ve en las trincheras y en las guerras de los países del mundo.

Grité, / con los ojos abiertos, / para no olvidar nunca / y para luchar sin tregua / por el sol de la mañana / y la brisa de la noche, / por el futuro de todos / y la vergüenza de nadie. /  Por los senderos sin barreras/ y los prados sin alambradas.

VI.- Coda: el optimismo de la voluntad

El optimismo siempre presente. La voluntad de seguir, también, pero el fracaso amenaza, aunque el personaje, en su arco dramático experimentará un cambio profundo y crecerá como ser. Y con esta frase célebre de George Edward Woodberry, el autor remata el relato de forma magistral:

La derrota no es el peor de los fracasos.

El verdadero fracaso es no intentarlo.

Toda coda es una conclusión. Por tanto, esta es la conclusión de ese viaje iniciático, el resultado de un camino tortuoso lleno de obstáculos desde su inicio. El sufrimiento del personaje (que no se identificaría con el yo poético del propio autor sino que este poetiza en dicho personaje sus propias experiencias vitales) para llegar a ninguna parte, en busca de su paz interior, de una espiritualidad que en la comodidad de la opulencia no encontraba. Vemos que la ciudad dividida por el río pueden ser muchas ciudades y que el personaje, al fin y al cabo, sea quizás el reflejo de la sociedad, después de un desequilibrio mundial (señalar que este poemario fue escrito antes de la crisis sanitaria), en el que nadie encuentra su sitio ni su esencia.

Tierras sin nombre es una obra poética superlativa, en la que se deja ver la pluma culta de José Manuel Cruz.

Fue economista y asesor financiero. Hoy, dedicado a la escritura y el cine. Es autor de la tetralogía noir «Cuarteto de la desolación»: Sin tregua se consumían nuestros ojos. El día en que paró la música. El Enclave-El temor del mensajero. El Enclave-Casandra encadenada; y del ensayo La economía estresada, publicados por editorial Amarante. Ha colaborado como crítico de cine con las revistas digitales MoonMagazine, Acalanda Magazine y Cine contexto. Actualmente es director de la Revista digital Cine Arte Magazine.

 

Vaya por delante mi enhorabuena al autor, por tan excelso trabajo, deseándole mucho éxito con Tierras sin nombre.

Gracias por haberme dado la oportunidad de reseñarlo. Espero haber estado a la altura.

 

 

Tierras sin nombre, poemario de José Manuel Cruz. En busca de lo espiritual

 

 

Tierras sin nombre

José Manuel Cruz

Ediciones Carena

 

 

 

 

 

 

Reseña de  José María García Plata

Portada de la reseña: David de la Torre

 

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