La Tetera de Russell, de Pablo Sebastiá Tirado

La reseña de La Tetera de Russell de Pablo Sebastiá Tirado es una tarea ardua. Es el texto más difícil que he escrito hasta ahora para MoonMagazine. Porque tiene todo lo que puede molar: la protagonista es una matemática pelirroja, frikismo por la obra de Bertrand Russell, un estilo satírico que recuerda al de Stanislaw Lem pero con un toque mediterráneo, especulación ontoepistemológica, ¡y los malos son los calvinistas! Todo esto me impide ser objetivo en mi análisis. Pero no importa, aspiro a vivir una vida buena, que es aquella que está guiada por el amor e inspirada por el conocimiento. Así que dejaré que mi amor por la sátira y mi conocimiento de la ciencia ficción dirijan mis dedos sobre el teclado.

¿Qué es lo que nos cuenta Pablo Sebastiá en La Tetera de Russell? Pues lo de siempre, una historia con amor, intriga y ciencia. Lo especial de la novela se encuentra en las características de sus personajes y en el espacio y tiempo de la novela. Los protagonistas son Hipatia, directora de un importante proyecto científico, su pareja Russell, el joven y también genial físico Nabokov, y el carismático (y temible) Don Miguel, el jefe. El entorno es la ciudad de Madrid del año 2072 en una España que se ha convertido en la gran potencia mundial en los ámbitos de la ciencia, tecnología, artes y un montón de cosas más.  Por fin, tras años de trabajo, Hipatia está dirigiendo las últimas fases del proyecto «Deux ex machina» que creará nuevas herramientas para la comunicación interestelar…

La Tetera de Russell es una novela satírica pero el escenario es fascinante a la vez que verosímil una vez se ha superado el choque cognitivo inicial. Por una parte, España llega a ese estado de vanguardia intelectual tras una época muy chunga en lo político y social, como se desprende de las pinceladas del relato que se obtiene sobre los acontecimientos que han llevado a ese futuro durante cincuenta años. Porque los habitantes de la Península Ibérica somos capaces de lo mejor después de lo peor, y viceversa, lo que aparenta ser un hecho demostrado por la historia. En todo caso el poder de la sátira presente en la novela se sustenta en esta observación. Por otra, en ese futuro posible los países de inspiración calvinista han caído en el más inquietante fanatismo religioso terrorista, que en el fondo no es más que un retorno de la caza de brujas pero en el final del siglo XXI. Incluso la moderna Alemania ha caído víctima de esas tendencias reaccionarias. Y que incide en uno de los puntos de vista que Bertrand Russell la equivalencia en los comportamientos de los fanatismos con independencia del sustrato religioso en que se generan. Es verosímil, no más pero tampoco menos que otros escenarios más elogiados presentes en la etnocéntrica literatura prospectiva anglosajona. Teniendo en cuenta, además, que se puede considerar que se trata de un escenario posterior al colapso, con todo lo que eso implica de retorno a las esencias culturales en diferentes espacios geográficos. En este aspecto de su novela Pablo Sebastiá ha acertado presentando un mundo posible en torno al cual construir una sátira de nuestra sociedad actual. Que es divertida pero también hace reflexionar.

Este aspecto de la novela también tiene otra interpretación que tiene mucho que ver con mi disfrute durante su lectura. Hay un exceso de inversión de roles tópicos. De países, de etnias, de culturas, de género, de todo. Acompañado por una vuelta, que ya tiene que ser en la cuarta dimensión, del calcetín de Hegel de los topos de la novela negra. También de algunos de la ciencia ficción. Lo que permite a Pablo Sebastiá a ejercer un juego de despiste con el lector que es por completo cómplice. Porque la trama es como un botijo, en apariencia un simple sistema determinista de terruño pero que en el fondo esconde una física mucho más rica y compleja de lo que se muestra a simple vista. Si has prestado atención a la vuelta del calcetín te imaginas qué va a acontecer con los personajes, al menos en lo esencial, y te lamentas de que uno de ellos sea incapaz de observar todo el maremágnum de indicios que tiene alrededor y no ser consciente de lo evidente. Pero está tan bien narrado, como una trampa cómplice que el autor ha tenido para que caigas en ella conscientemente, que te diviertes un montón en el proceso. Y la conclusión es la demostración cual teorema del Principia mathematica de Russell y Whitehead de una tesis sobre las relaciones entre la inteligencia y el amor. Este juego con la trama y personajes me ha gustado mucho y demuestra las virtudes narrativas del autor. Con respecto a esto, recomiendo encarecidamente releer la novela una vez conocido el desenlace, al menos ciertas partes. Yo lo he hecho y he disfrutado mucho más.

Pero en la inversión, transformación y deformación elástica de la realidad también encontramos invariantes. Al igual que Bertrand Russell identificó a los haces invariantes de acontecimientos en el espaciotiempo como la conexión entre la realidad empírica y el mundo abstracto del análisis lógico Pablo Sebastiá ha encontrado un nexo entre nuestro mundo y el de La Tetera de Russell. El personaje de Don Miguel, El Jefe, el paradigma del concepto. Y es que un jefe de una gran empresa de Madrid modificará en apariencia su aspecto y comportamiento para adaptarse a las normas sociales y sobrevivir las inclemencias ideadas por los ministerios, pero su esencia ontológica de  «jefe» permanecerá la misma. Más robusta en su estructura que un solitón topológico. Eso es el personaje de Don Miguel, del que se podría afirmar que da calidad a la novela en caso de querer hacer un chiste facilón. Hacía mucho tiempo, pero mucho, que no me reía tanto con un libro como con el capítulo en que Don Miguel organiza con su segundo al mando el programa de actividades para tener contento al accionariado de la empresa.

En la parte de ciencia ficción dura de La Tetera de Russell se encuentra la idea especulativa en torno a la cual está construida toda la novela. Es lo que considero la aportación más interesante de la novela y en la que se encuentra la sátira más potente y con más mala leche. Algo de lo que sólo puedes ser consciente al terminar la lectura. La clave no está en lo que en apariencia se presenta como el  nóvum de la historia, un mecanismo de comunicación interestelar, sino en lo que inesperadamente sucede al activarlo. Lo que permite a Pablo Sebastiá la presentación de una reflexión filosófica muy interesante en la forma de chiste metafísico macabro a la vez que divertido. Y aquí aparece el espectro difuso de la obra de Stanislaw Lem. El desarrollo de una reflexión metafísica, ética y cultural a través de un chiste de dimensiones cosmológicas a través de una historia bastante alocada me recuerda mucho al estilo tan característico los relatos de Ciberiada y Diarios de las Estrellas. Por otro lado, la introducción de una sociedad que mezcla elementos de la ficción utópica y distópica con humor muy negro tiene ecos de Congreso de Futurología. Desconozco si Pablo Sebastiá es ávido lector de la ficción de Lem aunque mi sentido arácnido me sugiere que es muy probable. Si no es así también es lógico que siendo un autor especializado en narrativa con carga satírica al introducirse en la ciencia ficción lo haga por la vía del genio polaco. Es muy satisfactorio encontrar autores que apuestan por esta forma de narrar en ciencia ficción en lengua castellana.

Todo este análisis que he realizado es por completo subjetivo, aunque he tratado de razonar un poco las razones de los aspectos que más me han gustado de la novela. No puede ser de otra manera pero aquí es donde el conocimiento me inspira una reflexión sobre cómo extrapolar mi análisis a otras personas que tengan interés en leer la novela. Tras rumiar largo y tendido sobre ella para hacer esta reseña me he dado cuenta de que me ha gustado mucho porque soy su lector objetivo. Es posible que las personas no acostumbradas a la ciencia ficción encuentren el trasfondo prospectivo, científico y metafísico innecesario para lo que se cuenta. Por el contrario, al público más curtido en la ciencia ficción actual quizá les sepa a poco. Espero que esta reseña les aporte otra perspectiva.

La Tetera de Russell

Pablo Sebastiá Tirado

Reino de Cordelia

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Reseña de José Manuel Uría

Montaje de portada: David De La Torre

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