Judy, la película basada en los últimos años de Judy Garland, se estrenó el 31 de enero. Hoy, 2 de febrero, publicamos la crítica de Teresa Suárez.

La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.

Gabriel García Márquez    

Judy

Treinta años después del estreno de El mago de Oz, Judy Garland, la otrora estrella infantil, ha perdido su brillo. Sin un hogar fijo, alcoholizada, adicta a los calmantes y pastillas para dormir, malvive cantando, en teatros de segunda, acompañada de sus dos hijos menores condenados, como ella, a una vida errante e incierta.

Cuando su exmarido le anuncia que pedirá la custodia de los menores para salvaguardar su estabilidad emocional Judy, muy asustada, ante la falta de oportunidades en su país, accede a viajar al Reino Unido, donde sigue siendo considerada una de las grandes, para dar una serie de conciertos que le proporcionarán el dinero necesario que le permita volver a encauzar su vida al lado de sus pequeños.

Judy: los últimos años de Judy Garland

Pero la empresa no es fácil, y mientras Judy, con la voz y las fuerzas mermadas, se prepara para subir a los escenarios londinenses, debe enfrentarse a los fantasmas del pasado (el maltrato físico y mental al que fue sometida cuando apenas contaba 14 años y lo que más deseaba en el mundo era la fama) que la convirtieron en la mujer que hoy es.

Mediante el uso de los flashback el director nos muestra el infierno que vivió la adolescente Judy antes de convertirse en estrella. Garland firmó un contrato de siete años en exclusiva con la Metro-Golwdyn-Meyer y la Metro, como era habitual en esa época, la trató como una propiedad más de los estudios. Controlaba absolutamente todos los aspectos de su vida, incluidos las horas de sueño (le daban pastillas para dormir), la comida (era sometida a una dieta estricta) y el normal despertar de la sexualidad (había clausulas en su contrato que le impedían tener citas o acudir a fiestas), mientras que no perdían oportunidad de criticar duramente su físico (tobillos gordos, dientes torcidos, jorobada o escasa estatura) para garantizarse su total dependencia.

Por eso, aunque cada noche el teatro cuelga el cartel de lleno y el público se agolpa para ver y escuchar a su diva, el miedo y la inseguridad no abandonan a la leyenda.

Judy: Una Renée Zellweger poco creíble como Judy Garland 2

Más allá del Arco Iris Judy solo encontró dolor, vacío y soledad…

Este es el epitafio con el que Rupert Goold, el director, termina la película: «A los seis meses de los conciertos de Londres, Judy Garland falleció. Tenía 47 años».

Que en dicho epitafio no se haga ninguna referencia a la causa de la muerte (una sobredosis de barbitúricos, que nunca se supo si fue o no accidental) pone el broche de oro a una película que me ha parecido de cartón piedra porque pretende engañar a los espectadores suavizando la realidad e inventándose un final apoteósico (una última actuación en la que, incapaz de continuar, el público se pone en pie y entona por ella su canción más mítica) para proporcionarle a Judy un momento de gloria y esplendor antes de la caída definitiva de la diosa. Una ocasión para la expiación.

No es que Judy se empeñe en hermosear los últimos años de la vida de Garland, que no lo hace, pero tampoco los expone en toda su crudeza y, continuamente, trata de dulcificarlos rodeándola de personas (como su ayudante, la pareja de homosexuales y alguno de los músicos que la acompañan sobre el escenario) que le aportan impagables momentos de paz en medio del caos.

No es que #Judy se empeñe en hermosear los últimos años de la vida de Garland, que no lo hace, pero tampoco los expone en toda su crudeza. #Crítica #cine Teresa Suárez. @pitosporum. Share on X

Siempre me ha gustado el género biográfico en el cine (detesto la palabra biopic) y en la literatura. Pero no elijo a los protagonistas de las biografías o autobiografías que leo, son ellos y ellas los que me eligen a mí. Son personas que por sus obras, su trabajo, su fuerza, su sufrimiento o su capacidad de lucha, me han hablado en algún momento de mi vida. Gente cuya existencia me ha hecho reflexionar, sentir y, en ocasiones, avergonzarme de mí misma.

Personas como Frida Khalo que fue capaz de superar las limitaciones del cuerpo y convertir la enfermedad en arte, o Gabriel García Márquez que antes de que el Alzheimer, diagnosticado en 2006, le arrebatara los recuerdos nos legó Vivir para contarla, el relato de su vida antes de perder la memoria para siempre.

Entre esas personas nunca se ha encontrado Judy Garland y, probablemente, eso hace que una gran parte de esta historia me resbale.

La película de Rupert Goold «habla» de los últimos años de Judy, cuando su adicción a las pastillas y su alcoholismo galopante habían hecho de ella un ídolo estropeado. Y digo «habla» porque es lo único que hace, ya que la historia no te trasmite nada, absolutamente nada. Bueno, rectifico, te produce indiferencia. Una creciente y terca indiferencia.

La película de Rupert Goold «habla» de los últimos años de #Judy. Y digo «habla» porque es lo único que hace, ya que la historia no te trasmite nada, absolutamente nada. #JudyTheFilm #Crítica #cine Teresa Suárez. @pitosporum. Share on X

Ni sus fracasos amorosos, ni la relación con sus hijos (el director pasa de puntillas sobre ambos), ni su ocaso profesional. Borracha, insomne, arruinada y sola… Pero su necesidad de aceptación sigue sin afectarte y no puedes parar de bostezar.

Judy: Una Renée Zellweger poco creíble como Judy Garland 3

Hay un divorcio, de los malos, entre lo que fue la trágica vida de Judy Garland y la capacidad de esta película para conmover al espectador.

Hay un divorcio, de los malos, entre lo que fue la trágica vida de Judy Garland y la capacidad de #Judy para conmover al espectador. #JudyTheFilm #Crítica #cine Teresa Suárez. @pitosporum. Share on X

El rostro de Renée Zellweger, triste ejemplo de chapuza estética, y sus escasas dotes interpretativas, no resisten todos esos primeros planos de los que el director abusa.

La antigua Bridget Jones (nada queda de aquella cara redonda y esos ojos achinados) sustituye esas carencias con un exceso de fruncimientos de labios (lo poco que aún puede mover en esa cara tan estirada), encogimientos de hombros y curvatura de espalda que, por repetitivos, terminan irritando.

La película es correcta pero fría.

La interpretación de la actriz es esforzada pero insuficiente.

El conjunto es un drama fallido.

#Judy es correcta pero fría. La interpretación de la actriz es esforzada pero insuficiente. El conjunto es un drama fallido. Teresa Suárez. @pitosporum. ¿#JudyTheFilm merece los #Oscar? ¿Qué opinas? Share on X

Tras haber visto Judy, Historia de un matrimonio y Mujercitas, y hasta que vea El escándalo y Harriet, mi favorita para el Óscar 2020 a la mejor actriz es Saoirse Ronan.

Pero no se preocupen quienes no estén de acuerdo conmigo. Conociendo los gustos de la Academia de Hollywood, estoy segura de que será Renée Zellweger quien se llevará la dorada estatuilla. ¿Se apuestan algo?

Para terminar esta crónica, aquí les dejo mi versión favorita de la canción Somewhere Over The Rainbow.

 

Somewhere Over The Rainbow. Israel Kamakawiwo’Ole

 

Dirección: Rupert Goold

Guion: Tom Edge (Obra: Peter Quilter)

Música: Gabriel Yared

Fotografía: Ole Bratt Birkeland

 

 

Una crítica de Teresa Suárez

 

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