El autor de Las jaurías, Alberto Gil (Madrid, 1952), periodista y escritor, ha colaborado en más de treinta guías de viajes, en libros escritos en colaboración con importantes ilustradores y en rutas cinematográficas por varias Comunidades. Escribió su primera novela, Ocho pingüinos, en 2014. Las jaurías, aparecida en noviembre pasado, por ahora su última obra, se alzó con el premio L’H Confidencial 2020, dedicado a premiar la mejor novela negra presentada a concurso.

Las jaurías

En Las jaurías, Abel Castro, periodista no en ejercicio por culpa del último ERE que ha realizado el medio para el que durante muchos años trabajó, recibe la visita de su hijo Gonzalo al que le une una muy cordial relación paterno-filial. Gonzalo va a marchar a Mozambique a trabajar con una ONG que desarrolla proyectos interesantes en ese país. Antes de marchar allá le habla de su amiga portuguesa, Catarina Chagas, fotógrafa en el periódico de Abel, que está muy interesada en conocerle pues quiere realizar una serie de reportajes en su blog periodístico sobre los asesinatos sucedidos hace 50 años en un pueblo pacense de la zona de La Raya fronteriza entre España y Portugal.

Catarina se presenta en el bar en el que, desde que ingresó en la condición de pasivo, Abel pasa las mañanas escribiendo reflexiones que jamás verán la luz. Hechas las presentaciones, Abel le dice a Catarina que 50 años atrás él cubrió para el periódico los asesinatos en La Raya del general portugués Humberto Delgado y de su secretaria y amante, Arajayr Campo. Al tratarse de un huido de Portugal y haber sido muerto por obra de miembros de la PIDE (Monteiro, Rosa Casaco, Tienda, y López Ramos) la policía y justicia española, tras una pantomima de juicio de los cuatro implicados, echó pronto arena sobre el asunto. Abel desde entonces siempre quiso llegar al fondo de la cuestión, pero los años pasaron y es ahora por el interés de esta chica de 28 años, a la que más que dobla la edad y que además es la novia-amiga-amante o lo que sea  de su hijo, que vuelve a aparecérsele el tema.

Las jaurías

A Catarina la mueve no exactamente dilucidar, por sabida, la implicación de los gobiernos portugués y español en la liquidación de este miembro del ejército o de la policía portuguesa que se atrevió a competir con el dictador Oliveira Salazar optando a la presidencia de Portugal, sino encontrar pistas de la desaparición por esas mismas fechas de su tío Nuno Chagas, hermano de su padre. Fue precisamente su padre, Aldo Chagas, catedrático de Historia de universidad, a quien Abel entrevistó en una o dos ocasiones por ser una de las personas que más sabían del asesinato de Delgado. Quedó Aldo en enviarle documentación diversa sobre el caso, pero jamás lo hizo. Luego, pasado el tiempo, Abel supo que Aldo había fallecido.

#Reseña: #LasJaurías, premio L'H Confidencial 2020 a la mejor #novelanegra. Alberto Gil urde una trama que une historia y ficción alrededor de las jaurías del Portugal de Salazar y la España de Franco. @juancargalan. @RocaEditorial. Clic para tuitear

Estas dos personas, Abel y Catarina, es evidente que comparten una variada gama de lazos de unión: Gonzalo Castro, Aldo Chagas, el general Delgado, la suerte corrida por Nuno Chagas… Estos elementos impulsan a Abel a acompañar a Catarina a ese recorrido que durante una semana hará por la zona donde medio siglo atrás se cometió el crimen del evadido portugués y por donde en esa época se perdió la pista del tío de la fotógrafa. 

Por la novela, pues, transitan dos claros asuntos: uno real e histórico, verdaderamente acaecido: el asesinato de Humberto Delgado y Arajayr Campo; y otro puramente ficticio e inventado por el autor, Alberto Gil, al hilo de ciertas incógnitas no resueltas en el caso anterior que han perseguido a Abel Castro desde entonces. Concretamente se trata de la muerte por esas fechas a manos de la Guardia Civil de un contrabandista español así como la aparición del cuerpo de un hombre flotando en las aguas del río Guadiana en la parte española. Estas muertes se despacharon con celeridad por las autoridades y se justificaron como rencillas entre contrabandistas de la zona, rencillas en las que implicaron al mismísimo general Delgado.

La novela me ha gustado y la he leído con agrado entre otras cosas porque ha hecho que me interese por este real e histórico general Humberto Delgado del que nada sabía; también me ha atraído la trama centrada en el campo del contrabando que en ese tiempo se producía a lo ancho y largo de toda la frontera luso-española. La unión de ambas tramas en algunos momentos y la evidente distancia que separaba un ámbito del otro creo que el novelista lo resuelve con acierto.

Estamos ante una novela histórica por un lado y un thriller propio del noir, por el otro. La primera se sitúa de lleno en el terreno de lo real e interesa sobre todo a Abel Castro, el personaje de más edad; la otra trama, la indagación sobre la suerte seguida por Nuno Chagas, es lo que mueve a Catarina, la joven sobrina de éste. Esta distinta inclinación, fruto en primer lugar de la intransferible trayectoria vital y familiar del uno y de la otra, deriva también muy  especialmente de la diferencia generacional existente entre ambos evidenciada entre otras cosas en el distinto gusto musical de cada uno. Así mientras a Catarina le gustan los compositores portugueses Afonso Cabral, B Fachada, Xutos, y los fadistas actuales Dado Violado o María Bozzini, a Abel Castro le atrae sobre todo Rodrigo Leão. Este corte generacional asimismo lo marca perfectamente el escritor en la dispar percepción que tiene cada uno de ellos de la capital lisboeta: «parecen haber vivido en dos ciudades diferentes. Abel, en la de la librería Bertrand, los tugurios de la Mouraira, el museo de Bordallo Pinheiro y la panorámica de Nossa Senhora do Monte. Y Catarina, en la de los bares de diseño junto al Tajo, el centro cultural de Belém y los garitos del Bairro Alto».

#LasJaurías, de Alberto Gil, @RocaEditorial, una novela histórica y un thriller propio del #noir. #RecomiendaLeer @juancargalan. Clic para tuitear

Cuenta la historia una tercera persona externa a la narración, que la presenta de manera lineal distribuyéndola en 24 capítulos. Insertados en esta estructura capitular figuran cuatro soliloquios que el propio personaje protagonista realiza a propósito de la metamorfosis que en él está produciendo la indagación que junto a Catarina está realizando en este viaje. A diferencia de los 24 capítulos que aparecen numerados estas cuatro reflexiones personales que realiza Abel Castro llevan título: «El Correo del embajador», «La memoria sepultada», «Signos de caducidad», y «Las jaurías». Precisamente esta última titulación es la que Alberto Gil hace extensiva a toda la novela.

Las jaurías del Portugal de Salazar y de la España de Franco cometieron no pocas iniquidades durante el tiempo que detentaron el poder; pero desafortunadamente, y esta es, en mi opinión, la intencionalidad principal perseguida con el relato, estas jaurías siguen ahí, están presentes en nuestras sociedades. Son «jaurías de nuevo cuño, que parecen moverse impunemente y que han convertido su odio en un espectáculo mediático». Y junto a esto, otro de los mensajes que he creído percibir en esta novela de Alberto Gil es el de la lucha contra el tiempo que discurre inexorable. Un tiempo finito que exige rendir cuentas antes de que finalice el de cada uno; y también la búsqueda del reverso de un tiempo vital ya vivido durante el que el personaje se sentía feliz e inocente.

No quisiera finalizar sin señalar que, además de lo ya dicho, esta novela me ha impactado por los lugares donde se desarrolla la acción. Son localidades extremeñas (Badajoz, Olivenza, Villanueva del Fresno, Higuera de Vargas, Oliva de la Frontera…) y también alguna portuguesa de la región del Alentejo (Elvas, sobre todo). La belleza de estas poblaciones ha sido para mí otro de los alicientes de la lectura de Las jaurías de Alberto Gil que con justicia se alzó con el Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial 2020. Este premio es convocado anualmente por la Biblioteca La Bòbila y la editorial Roca, que es quien publica la novela ganadora. La coorganización del certamen corresponde al Ayuntamiento de Hospitalet.

Las jaurías

Alberto Gil

Roca Editorial

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Juan Carlos Galán
Montaje de la portada de David de la Torre

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