Asistí el jueves pasado a la representación de Macbeth que desde el pasado 27 de noviembre y hasta el 17 de enero de 2021 se representa en el Teatro María Guerrero de Madrid del Centro Dramático Nacional. La versión de la obra de Shakespeare es de José Luis Collazo, la dirección de Alfredo Sanzol y el diseño e ideación de la puesta en escena de Gerardo Vera, fallecido el pasado mes de septiembre por culpa del Coronavirus cuando se encontraba en pleno proceso creativo de esta enésima puesta en escena del texto que en 1606 representase por primera vez su creador, William Shakespeare.
#Macbeth, hasta el 17 de enero en el #TeatroMaríaGuerrero @centrodramatico. Dirigida por #AlfredoSanzol sobre proyecto del recordado #GerardoVera, con #CarlosHipólito y @martapoveda. #Crítica: @juancargalan. Share on XPara mí e imagino que para muchos otros amantes del arte de Talía o de Melpómene, ver una obra, —tragedia o comedia—, de Shakespeare es como escuchar una sinfonía o un concierto de Beethoven, o sea, algo sublime. Con tan altas expectativas siempre se corre el riesgo de salir decepcionado del teatro si algo, —la dirección escénica, los actores, los efectos especiales, el vestuario…—, no estuviese a la altura de lo esperado. Nada de esto falla en esta fantástica adaptación y puesta en escena de Macbeth. Todos los elementos que la componen están perfectamente equilibrados, perfectamente diseñados y responden adecuadamente a lo pretendido: transmitir la enorme soledad y frustración que la consecución con malas artes de los fines ambicionados produce en un ser humano.
Ese ser humano se llama Macbeth, general de Duncan, rey de Escocia. Al inicio de la historia lo encontramos en el bosque con su amigo Banquo; regresan de una exitosa campaña contra los rebeldes. De pronto se les aparece una Mujer Oscura, una bruja, que tras dirigirse a Macbeth por el título de duque de Cawdor le augura que será rey; a Banquo le dice que aunque él no será rey sí engendrará reyes. Esta mujer o bruja o lo que fuere desaparece de la misma manera que apareció. Los dos amigos ríen dudando de lo que han visto y oído.
Todo se precipita cuando un mensajero enviado por Duncan llega hasta ellos y saluda a Macbeth con el título de Duque de Cawdor que, le dice, el mismísimo Duncan en atención a sus méritos en el campo de batalla acaba de concederle. La semilla de la ambición se instala en el corazón de Macbeth a partir de aquí. Esta semilla crece cuando en su casa-palacio se lo comunica a su esposa, lady Macbeth, y ésta le anima a hacerlo realidad. La duda, su indecisión, y el aliento que ella le da, les llevará a conjurarse por lograr que la profecía se cumpla; bastará con asesinar al rey que esa noche dormirá precisamente en su casa.
Se inicia aquí una carrera de muerte propiciada por la inmensa ambición de Macbeth nombrado rey sucesor de Duncan al haber huido a Inglaterra los hijos del asesinado. Su deseo principal es consolidarse en el poder y para ello debe matar a Banquo de quien la bruja profetizó que sus hijos serían reyes. Un sicario suyo mata a Banquo pero no a Fleance, su hijo, que huye a Inglaterra. El remordimiento se apodera de Macbeth que empieza a ver el espíritu de Banquo por todos lados. También lady Macbeth comienza a enloquecer.
De nuevo Macbeth va al bosque a consultar a la Mujer Oscura si su reinado corre peligro. La bruja le dice que «sólo alguien no nacido de una mujer será capaz de vencer su poder», cuando el bosque de Birnman se mueva y lo ataque en Dusinane. Es Macduff, que nació de un cadáver al haber muerto su madre mientras daba a luz, quien hará realidad esta profecía tras haber huido a Inglaterra para evitar su muerte y unirse a Malcom y sus soldados que al pasar por el bosque de Birnman cada uno de ellos cortará una rama de árbol para camuflarse durante el recorrido.
La profecía, pues, tiene todos los visos de cumplirse dado que todos los extremos de la misma se están dando. En efecto, el íntegro Macduff se enfrentará a Macbeth y le dará muerte; Malcom, hijo de Duncan, es proclamado rey. Con el paso de los años se comprueba que Jacobo I, rey de Inglaterra para quien Shakespeare componía sus obras es descendiente del mismísimo Banquo con quien desde siempre se le relacionaba familiarmente. Así, los orígenes legítimos y hereditarios del rey se entremezclaban con designios suprahumanos representados en la tragedia en esa Mujer Oscura con contactos con el más allá donde residen las deidades.
El texto de la tragedia que a groso modo he resumido aquí es el de la adaptación realizada por José Luis Collazo que ha reducido los 40 personajes del original a sólo 19 que ponen en pie doce actores encabezados por un enorme Carlos Hipólito en el papel de Macbeth a quien en mi opinión no acompaña debidamente en fuerza y majestuosidad Marta Poveda en el de lady Macbeth, figura importante en Shakespeare que en esta versión quizás queda un poco desdibujada. Achaco esta difuminación del personaje sobre todo a la propia actriz a la que a veces era difícil entender lo que decía por decirlo en baja voz y con dicción algo atropellada.
El resto del elenco me pareció magnífico. Jorge Kent da cuerpo a un Banquo formidable, cargado de dignidad y nobles afectos para con los demás; el rey Duncan, figura esencial en la tragedia, recae en el actor Chema Ruiz que está fantástico en la dignidad y elegancia del personaje así como en la insinuada rijosidad que el mismo manifiesta hacia lady Macbeth. El mismo Chema Ruiz pone voz y cuerpo al asesino de Banquo y perseguidor de Macduff; también aquí Chema Ruiz se transmuta totalmente en voz y gestualidad haciendo olvidar por completo su caracterización anterior. Me gustó mucho este actor. Y también me agradaron mucho otros como quien da vida a Macduff (Agus Ruiz), a Fleance (Fernando Sainz de la Maza), a Malcom (Álvaro Quintana) y a otros seres masculinos más. He dejado para el final a Mapi Sagaseta (Mujer Oscura y a lady Macduff) que en mi opinión borda ambos personajes en especial el de Mujer Oscura con una dicción y una voz excelentes que, para mí al menos, oscureció a la otra actriz de este formidable elenco.
Si los actores están magníficos, la puesta en escena es francamente alucinante: un escenario realizado por Alejandro Andújar como si de unas fauces o un enorme y profundo túnel se tratase del que como seres fantásticos o legendarios emergen los personajes bien del fondo del mismo o incluso de las entrañas de la tierra. Sobre la parte superior y movible de este decorado hecho en tablas se proyectan en ocasiones figuras, colores, imágenes que sirven de adecuada apoyatura a lo que los actores dicen. Son imágenes y colores en los que predomina el rojo sangre que tiñe las manos asesinas del matrimonio Macbeth del que jamás pueden desprenderse. Y este colorido grandioso se ve acompañado de una música contundente, que sobrecoge por su sonoridad y por su ritmo electrizante; el autor de la misma es Alberto Granados.
Si los actores están magníficos, la puesta en escena es alucinante, destacando el escenario realizado por Alejandro Andújar y la música. contundente y electrizante de Alberto Granados. #Macbeth, @centrodramatico. @juancargalan. Share on XLa obra de Shakespeare es de una enorme actualidad pues la ambición de poder y el deseo irrefrenable y casi irracional por lograrlo y mantenerse en él a costa de lo que sea es el pan nuestro de cada día. Naturalmente las maneras han cambiado y los asesinatos son ahora incruentos; basta con echar por tierra el prestigio de alguien o mancillarlo con insinuaciones sean estas ciertas o no. Sí, Macbeth, es epónimo de no pocos seres dedicados al teórico bienestar de la polis. Shakespeare en esta obra lanza un aviso, una advertencia, nos dice que estemos atentos y prevenidos.
Pienso que el mismísimo Gerardo Vera, al presentar la tragedia con los personajes ataviados con vestimentas de hoy, y el aire distópico dado a la escena a través del propio escenario, la iluminación, la música y las proyecciones, quería trasladar a nuestra sociedad actual o futura el tema de la ambición desmedida que aboca a la destrucción de sus protagonistas al quedar sometida su voluntad a esta locura. Creo que lo logra y el público con sus aplausos lo refrendó.
Gerardo Vera ‘in memoriam’
Cuando la cruel enfermedad se llevó a Gerardo Vera (Miraflores de la Sierra, Madrid, 1947—Miraflores de la Sierra, 2020), él se encontraba en pleno proceso creativo de este Macbeth que Alfredo Sanzol recogió y finalizó siguiendo las pautas marcadas por el malogrado Gerardo. También tenía entre manos otros proyectos que se han quedado en el aire: una adaptación de la novela de Édouard Louis, Para acabar con Eddy, la puesta en escena de La sonata a Kreutzer de Tolstoi y La Verbena de la Paloma en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
#GerardoVera #InMemoriam. Este #Macbeth es sin duda un magnífico homenaje y muestra de su altura teatral. Descanse en paz. @centrodramatico. #Crítica teatral: @juancargalan. Share on XNo es este el lugar para hablar de la trayectoria profesional de este gran hombre de teatro que en vida nos hizo disfrutar tanto a los amantes del género dramático. Sólo daré algunos títulos exitosos de sus puestas en escena: El cojo de Inishmaan de Martin McDonagh; El crédito de Jordi Galceran; Los hermanos Karamázov, Reina Juana de Ernesto Caballero, El idiota, y Sueños de Quevedo En su etapa como director del CDN ha dirigido Divinas palabras, de Valle-Inclán; Un enemigo del pueblo, de Ibsen; Rey Lear, de Shakespeare; Platonov, de Chéjov; Madre coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht; Woyzeck, de Georg Büchner y Agosto, de Tracy Letts.
Este Macbeth de William Shakespeare es sin duda un magnífico homenaje y muestra de la altura teatral de Gerardo Vera. Descanse en paz.
Macbeth, de William Shakespeare
Fecha: Desde el 27/11/2020 hasta el 17/01/2021
Horario: De martes a domingo a las 20.00 h.
Sede: Teatro María Guerrero
Lugar: MADRID (MADRID)
Categoría: Teatro
Institución organizadora: Centro Dramático Nacional (INAEM)
Podéis ver el tráiler AQUÍ.
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