El poeta cántabro Joymin Cafcallano (seudónimo literario de Jerónimo Madrazo) es el autor de Cosas (i)limitadas sin promoción y 50 zurcidos en el inevitable camino (título completo), primer poemario que reseñamos para este verano de 2023. Como el propio Cafcallano dice en su prólogo, «estos escritos, trabajados y tallados lo mejor posible por mi parte, intentan escarbar en mi ser con una herramienta tan respetable e indispensable como el idioma español».

Escrito durante años muy duros, este libro, por su enorme valor poético (de catarsis pero también de solidaridad), confirma cómo el arte de hacer versos sigue siendo una de las pocas fuerzas espirituales que sobreviven en una sociedad como la actual, en la que todo invita a la deshumanización. En los cincuenta zurcidos de Cafcallano (presentados tanto en prosa poética como en verso y a los que hay que añadir prólogo y epílogo) la poesía es —sobre todo— purificación. Y esto es posible porque en los poetas grandes la palabra poética posee la virtud de limpiar el dolor.

Cosas (i)limitadas sin promoción, de Joymin Cafcallano. El arte de hacer versos sigue siendo una de las pocas fuerzas espirituales que sobreviven en una sociedad como la actual. #Reseña de Manu López Marañón. Share on X

Desde una concepción agonista de la vida, más apocalíptica que crepuscular, convertido en un mago radicalmente alejado de la versificación por amor al arte, la poética de Cafcallano trasciende de lo espiritual a lo fáctico dejando para los filósofos esas otras verdades físicas y metafísicas que solo buscan posesión y dominio. Como dejó dicho el vate romántico Gaspar Núñez de Arce, «la poesía, para ser grande y apreciada, debe pensar y sentir, reflejar las ideas y pasiones, dolores y alegrías de la sociedad en que vive; no cantar como el pájaro en la selva, extraño a cuanto le rodea y siempre lo mismo».

Cosas (i)limitadas sin promoción está incluido en ese vivo catálogo donde los poetas se muestran como desdichadas víctimas del desamor y de la desubicación más existencial. En efecto, los dos grupos de zurcidos más numerosos del libro corresponden a estos dolorosísimos sentimientos.

Así como el amor necesita liturgia y alimento, la mantenida ausencia de una amada —tan recordada como detestada— genera estos catorce zurcidos referidos al desamor, con el detalle que solo gracias a la poesía puede llegar a tal grado de minuciosidad y paroxismo —y sin dejar de lado verdad y belleza. En el fragmento II del primer zurcido el poeta ya muestra cómo el desgaste de una relación convierte en íntima y odiada enemiga a la amada. El solitario silencio tras ser abofeteado [3], los recuerdos tóxicos y el socavón de la infelicidad [6], comprobar cómo un hijo no apuntala el amor [14], la comprensión de los motivos de la ruptura [15], el agradecimiento por un tiempo memorable pero inevitablemente transcurrido [22], la nada del desamor tras el exquisito manjar del ardor [23], las palabras del poeta ignoradas por la amada/diosa, ensimismada y autosuficiente [24], los irreparables daños dejados por la convivencia [26], los narcotizadores y succionadores embelesos del sexo furioso [28], la aniquilación y exhumación de la amada [29], la promiscuidad llevando a la infidelidad [36], el regodeo en la caída en picado de la amante caprichosa y despiadada [37], y, finalmente, los dos amantes convertidos en disidentes sin puentes de contacto [43], no dejan de caldear este horno al que, parece, nunca faltará combustible…

ZURCIDO 3

BRÚJULA Y 1984

[…]

«Tus ojos, ciegos al amanecer permanecían cautivos —aunque ella sin embargo nunca  dejó de darte sonoras bofetadas— dos, solo dos lágrimas derramadas».

[…]
ZURCIDO 22 

SIETE

«Ha sido de agradecer
la posibilidad inestimable de haber podido, en esta vida, seguirte,
		y no intrincadamente confundirte
	con destellos irreales; hubiese sido (in)admisible».

[…]
 ZURCIDO 37 
 
CAÍDA 
 
[…] 
 
«Dama asediada y demacrada por juegos y elixires de corrupción, 
la cocaína esnifada reventó todas sus grandilocuentes neuronas—
tan desfasadas estaban que una redada en Amberes con sus huesos 
en el trullo acabó— al mando a otros ha dejado». 
 
[…]

La desorientación, el no saber qué hacer con la existencia ni dónde podrá estar ese lugar que permita vivir con un mínimo de dignidad, ocupa el dolorosísimo espacio roto de hasta trece zurcidos.

Los fragmentos I y III del primero adelantan ese itinerario del poeta etéreo y desviado de la ruta primigenia que arriba a una orilla con polvos de oro sin valía. El poeta como boxeador cincuentón [7], el ego como yugo del fracasado [10] al que pronto aguarda la nada [11], la inutilidad de llegar a lo más alto de la vida [12], el poeta en un mundo que desconoce la magnanimidad y la bondad convertido en un circo en el que nada pinta [16], el esfuerzo por salirse del sistema explosiona al poeta mientras los demás disfrutan de una falsa realidad [18], el luciferino poder de la mentira que seduce con sus embelesos [19], el suicida dejando una nota en la que expresa su desolación interior y su hastío hacia el populacho [33], el poeta formando parte de un selecto colectivo a la búsqueda de las fuentes en las que beber [39], el querer y no poder de ese mismo poeta para mantener su discurso individual [47], y, para acabar este grupo, —y también el poemario—, su epílogo, donde el autor ruega a los lectores que abandonen la estulticia y decidan sanarse —a ellos mismos y a la sociedad.

ZURCIDO 12

EXPECTATIVAS

Cuando absolutamente nada a ninguna plaza te lleva,
¿qué te trae quien realmente
a las cimas tampoco con cuore su esencia eleva?
ZURCIDO 16

MANIPULACIÓN

[…]

«Juego de oca o de parchís; en este extraño puzzle conmigo ya no
contéis. Amigo no, pero tampoco un enemigo —que solo de las
higueras los higos orondos y dulces quiere recoger. No me matéis
por así ser».

[…]

Un tercer grupo, de nueve zurcidos, agrupa visiones poco aleccionadoras sobre el mundo y la ciudad actuales. La corrupción política [2], la pobreza y la riqueza [4), la burocracia de las oficinas del paro [9], la vida entendida como una guerra feroz [13], el pueblo liberado de la opresión [17], una mirada cínica sobre la urbe cotidiana y anónima [31], la feroz crónica de una violación [40], y las pesimistas disecciones sobre el mundo laboral [48] y su consecuente indigencia [49] terminan por cartografiar este desolado mapa de nuestra era.

ZURCIDO 31

PASOS Y BALDOSAS

«Las aceras
de esas calles
por donde a diario
pisáis, camináis y os trasladáis
siguen teniendo
aún baldosas
que danzan alocadamente
a vuestro firme o pausado paso;
nadie, como frías y raras
parejas de
baile, se
ha parado,
preguntando
qué es lo que ha pasado».

[…]

Joymin Cafcallano no abandona a sus sacudidos lectores-cómplices sin antes mostrarles alguna salida ante tanto pesimismo y desesperanza. Al último grupo lo definen otros nueve zurcidos a los que denominamos «agarraderos» porque gracias a ellos, tanto su creador como quienes leemos, encontramos, en efecto, unos no desdeñables oasis en los que refugiarse. El hijo, perpetuamente cosido al alma del irrenunciable padre [5], el profundo sueño reparador [20], las placenteras endorfinas [21], el ilimitado amor de una madre [25], la amistad [25 y 42], la infancia [45] y el baile del tango [46] alivian no poco a este libro de su original y sustancial destemple.

ZURCIDO 25

GRACIAS MADRE

[…]

«Perdón por lo perdido, de corazón.
Gracias también
al incólume hábito, por llevar este mensaje
sin vanidad –a la mujer
que procreó sin dejar de creer
en un hijo, que nunca se pareció
a los demás– ojo derecho de la sensibilidad».

Con Cosas (i)limitadas sin promoción y 50 zurcidos en el inevitable camino Joymin Cafcallano consigue que la poesía desencadene y haga libres los espíritus. Consolando los dolores y elevando el alma, la poesía puede, en fin, más que el bárbaro verdugo y la más dura pasión. Y es que como dice el poeta extremeño Basilio Sánchez: «El poeta no es más que un alquimista que hace de su dolor un linimento para las torceduras del espíritu». Desde aquí nuestras gracias al autor por hacer del desgarro ese latido que hace de la intemperie un lugar no tan (in)habitable. Un lujo inagurar así, en MoonMagazine, esta VII edición de nuestros Poemarios para un verano sin crímenes.

Con Cosas (i)limitadas sin promoción y 50 zurcidos en el inevitable camino, Joymin Cafcallano consigue que la poesía desencadene y haga libres los espíritus. #Reseña de Manu López Marañón. Share on X

Para solicitar un ejemplar de Cosas (i)limitadas sin promoción, puedes ponerte en contacto con su autor vía email.

jeromadrazo@gmail.com

Reseña de Manu López Marañón

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