Las Naves del Teatro Español en el Matadero de Madrid acogen una nueva representación de Marat~Sade, el icónico texto de Peter Weiss, publicado por primera vez en 1963. Se trata de una perturbadora indagación en torno a la locura, el deseo y los ideales.

Hasta el 14 de febrero, #MaratSade en @NavesDelEspanol, @TeatroEspanol, el icónico texto de Peter Weiss, bajo la dirección de Luis Luque. #Recomienda: @JLabordaBarcelo. Clic para tuitear

El teatro griego ya incorporó en sus mimbres el concepto del corifeo. Esta figura, que dirigía a los integrantes del coro, era también su voz e interactuaba con los actores. Hoy en día, integrar la actuación musical y la interpretación, bien sea bajo el punteo de una guitarra eléctrica, a ritmo de rap o de canción melódica, no es ni mucho menos una extravagancia. Recuerdo hace años una versión de El alcalde de Zalamea a golpe de batería en el Teatro Español o un Rigoletto en el Real con moteros y payasos en lugar de duques y bufones. Nadie sabe la medida exacta para modernizar una obra sin desembarazarla de su esencia, sin que se desvirtúe, en definitiva, su naturaleza. Es harto difícil y delicado, pero sin duda esta singular puesta en escena de Marat~Sade a cargo de Luis Luque lo logra con creces. El director consigue a través de la actualización y la escenografía minimalista una potencia simbólica rayana con la genialidad.

Luis Luque consigue a través de la actualización y la escenografía minimalista una potencia simbólica rayana con la genialidad. #MaratSade @TeatroEspanol @NavesDelEspanol. #Crítica: @JLabordaBarcelo. Clic para tuitear

Los internos de un psiquiátrico francés se proponen, a la altura de 1808, representar el asesinato de Jean Paul Marat, hombre fuerte de la Revolución. El libreto ficticio, aunque basado en hechos reales, lo firma nada menos que el Marqués de Sade, un ilustre residente más. Y aquí se desata como un trueno la tormenta de la narración. Música en vivo, ataques a los prohombres de la Revolución, el lado oscuro de los ideales, los de arriba y los de abajo a pesar de la sangre derramada (o precisamente por ello), la rabia jacobina, los reaccionarios… Todo cabe en la dialéctica de oposición desatada entre Marat y Sade.

Marat~Sade
Fotografía de ©Jesus Ugalde

Hay, no obstante, pulsiones irresistibles y soterradas que hollarán a la fuerza el cauce de la historia. Quizá, por ello, los trastornados actores de la ficción cabalgan, sin poder evitarlo y a horcajadas, por el plano inclinado del desenfreno sexual. Son incapaces de contener los más bajos instintos que, entre parlamentos brillantes, emergen una y otra vez. El contraste entre el logos, el compromiso y la tiranía del deseo, así como entre los dos caracteres dominantes de la trama, resulta fértil y sugerente. Y es en este punto donde el libreto demuestra sus propios y brillantes elementos de contención. Un encargado del manicomio, trasunto imperial del funcionario de prisiones, pide mesura cada poco, desinflama los ánimos y permite que fluya la supuesta historia. Se da en la obra un nada evidente punto de orientalismo conceptual a lo Sherezade —perdón por el cambio de tercio— en Las mil y una noches, pues los entresijos del teatro dentro del teatro dan pie recurrentemente a los más diversos relatos y reflexiones de calado, abarcando retratos como el de la campesina de Caen que apuñaló a Marat o el del magnicida Robert François Damiens, torturado tras atentar contra Luis XV. La naturaleza humana, con sus ardores del bajo vientre, su irrenunciable megalomanía, sus anhelos de lograr el cambio imposible y, como no, su grandeza, habitan este texto.

Un elenco variado en el que se combinan con sabiduría rostros populares y televisivos, curtidos nombres del teatro y actores bisoños funciona como un motor bien engrasado. El combustible que impulsa sus energéticas actuaciones no es otro que un muy bien repartido talento. Cabe felicitar aquí, además de al adaptador y escenógrafo, al encargado del casting.

Lo meta teatral/literario es un plus último que endulza el cierre. Los personajes salen de su cajón ficcional y nos regalan finalmente una galería viva de estampas de la historia de Francia, desde la archiconocida Revolución al COVID actual. Es muy complejo ofrecer más en dos horas cortas de intensidad dramática. Hasta el día 14 de este mes pueden disfrutarla en vivo. Tras el nuevo San Valentín pandémico solo quedará visitarla en el recuerdo. Afortunadamente es uno de los pocos lugares de los que no hay exilio posible. 

Marat~Sade: Dirección de Luis Luque.

Texto Marat~Sade de Peter Weiss.

Traducción: Miguel Sáenz.

Reparto: Francisco Boira, Emilio Buale, Itziar Castro, Juan Codina, Nacho Fresneda, María Lobillo, Juando Martínez, Eduardo Mayo, Adrián Navas, Pepe Ocio, Andrés Picazo, Julia Rubio y Ana Rujas.
coreografía: Sharon Fridman.

Diseño de espacio escénico: Mónica Boromello.

Composición Música Original: Luis Miguel Cobo

Una producción del Teatro Español

Reseña de Juan Laborda Barceló

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