La biografía que sobre Gonzalo García-Pelayo (Madrid, 1947) ha escrito José Manuel Cruz (Sevilla, 1970) —novelista, ensayista, poeta y crítico cinematográfico (Cine Arte Magazine, MoonMagazine y El Imparcial recogen sus reseñas)—, sin desatender una poliédrica vida, viene más centrada en las creaciones fílmicas de GG-P. Hasta tres GG-P diferencia el autor de Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo: el inquieto y prolífico productor musical, el experto en matemáticas que idea un método capaz de hacer saltar la banca en casinos de medio mundo (experiencia familiar que da origen a The Pelayos, 2012, dirigida por Eduard Cortés y protagonizada, entre otros, por Lluis Homar, Daniel Brühl y Eduard Fernández), y el GG-P cineasta —que ocupa un mayor espacio en este interesantísimo recorrido por su singular vida.
Antes de centrarnos en su cine digamos algo sobre el lado musical de tan curiosa y compleja personalidad. A su regreso de París GG-P trae bajo su brazo discos imposibles de conseguir en la España tardofranquista. Con ellos funda la discoteca Dom Gonzalo, donde se da cita la contracultura sevillana. De ese favorecedor clima surge el grupo Gong, semilla de tantos músicos de lo que será luego la escena alternativa hispalense (así el grupo de rock progresivo Smash, con el que GG-P inicia contactos profesionales en este mundo). Tras el cierre de su discoteca el inquieto GG-P se desplaza a Madrid a estudiar cine, pero la clausura gubernativa de la Escuela Oficial de Cine lo termina convirtiendo en un crítico musical que llega a tener dos reputados espacios en TVE2 (Beat club y Mundo Pop).
Hasta tres GG-P diferencia @jmcruzbar en Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo: el inquieto y prolífico productor musical, el experto en matemáticas que idea un método capaz de hacer saltar la banca en casinos y el GG-P cineasta. Share on XAsí como Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo se ocupa mayormente del cine de GG-P, el documental Vivir en Gonzalo (Pepe Freire, 2013) pone en imágenes la destacada presencia de GG-P como productor musical, trascendental parte en el itinerario artístico de este madrileño que José Manuel Cruz no desatiende en su libro. Descubrir a Smash, Storm, Triana, Goma, Medina Azahara, Alameda o Imán supuso la irrupción en el panorama musical de unos grupos andaluces que aportaron extraordinarias dosis de fuerza, energía e innovación tras décadas de marasmo centrado en la canción española. Sin embargo, la irrupción de la «Movida» hace que los grupos y cantantes de la capital acaparen todo el protagonismo. Este fue el fin real del rock andaluz que —como muy bien se queja GG-P— nunca tuvo el favor ni el apoyo de la prensa del resto del Estado.
La destacada participación de GG-P como productor musical (trabajó para CBS y EMI) no se ciñe solo a grupos. Abarca intérpretes de varios estilos, hispanos y latinoamericanos: Pau Riba, Lole y Manuel, los Chunguitos, Bambino, Luis Eduardo Aute, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, entre tantos otros. GG-P ha producido más de 200 discos y esa experiencia musical permea la obra cinematográfica. Así es, en su cine las canciones de sus artistas suenan enteras (nunca las corta); de gran calidad, estos temas colaboran a que las películas resulten más que una sucesión de tramas y acaben convirtiéndose en algo melódico, generador de una genuina sintaxis: narrativas etéreas —casi ingrávidas— perceptibles más de manera intuitiva que según una mecánica lógico-racional. El celebrado baile flamenco sobre la tumba del terrateniente protagonizado por Carmen Albéniz al comienzo de Manuela (provocadora y rompedora performance que desencaja moldes y convenciones) es un rasgo musical que se hará ya habitual en las películas de GG-P.
Pero centrémonos en el universo fílmico de GG-P.
Aun siendo el neorrealismo italiano de Rosellini y Pasolini (y las nuevas olas francesa e inglesa) evidentes antecedentes del quehacer de GG-P, en su cine aparece el perfil propio de alguien que nunca cuestiona las fronteras entre ficción y realidad. En GG-P influyen también Ingmar Bergman y Cahiers du Cinema. Las revistas de cine, cine-clubs y festivales, colaboraron a crear un espíritu de época, el telón de fondo que aprovecharon tantas personalidades artísticas, incluso las más originales e inclasificables como la de GG-P. En su cine audaz e incisivo, sin concesiones, con garra y mordiente espíritu, resulta palpable aquel iniciático y provechoso zeitgeist vivido.
El Nuevo Cine Español, y no digamos aquella «Tercera Vía» del productor José Luis Dibildos (que trató de hacer productos dignos sin dejar al margen la más descarada comercialidad), quedan fuera del universo fílmico de GG-P. Al margen del acartonamiento intelectual de muchas películas de la factoría Querejeta, y descartando el abrigo de las ayudas y la protección de instancias oficiales, para nuestro creador el cine como arte debe reflejar con plena fidelidad — por muy incómoda que esta resulte— la realidad filmada. Sus realidades retratadas, a la vez de incómodas, son asimismo individuales y concretas, nunca una realidad social de carácter genérico fácilmente reconocible.
Las películas de GG-P palpitan de vida con personajes únicos envueltos en circunstancias irrepetibles y a los que cabe mejor definir como «personalidades». En este cine son importantes la forma, la estructura, y, sobre todo, el estilo pero —al mismo tiempo— todo ello conviviendo con una fluidez y espontaneidad únicas en cada interpretación durante el desarrollo de las acciones (acompañadas, por supuesto, de unas tramas que, en algunos momentos, parecen casi evanescentes). La lealtad a esos principios lleva a GG-P a un estilo autoral propio, inconfundible seña suya de identidad.
Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo, de @jmcruzbar. Las películas de GG-P palpitan de vida con personajes únicos envueltos en circunstancias irrepetibles y a los que cabe mejor definir como «personalidades». Share on XA GG-P cabe incluirlo dentro de esa fecunda tradición ibérica de cineastas independientes, francotiradores de la imagen. Una lista encabezada por el egregio Luis Buñuel y a la que, entre otros, pertenecen figuras como Iván Zulueta, Juan Sebastián Bollaín, Joaquim Jordà, Manolo Matji, José Luis Guerín, Isaki Lacuesta, Carlos Pérez Merinero, Juan Cavestany o Jonás Trueba. Es decir, la historia alternativa y paralela del cine español que esconde joyas a descubrir y valorar (aparte de las más conocidas de otros dos directores tan sui generis como son Víctor Erice y Javier Aguirre).
Está la obra de GG-P fuera de cualquier moda o tendencia, algo que sin duda perjudica su repercusión y un éxito fácil, tanto oficial como de taquilla. Su larga, guadianesca pero absolutamente coherente, trayectoria cultural refleja la autonomía creativa de GG-P ajena a películas «alimenticias». Esa libertad, por desgracia, suele acarrear ninguneo, ostracismo e indiferencia. Además, los criterios heterodoxos defendidos por cineastas como GG-P implican productores incondicionales que hoy cuesta mucho encontrar.
Al cine de GG-P lo caracteriza un cruce entre realidad y ficción o, mejor dicho, entre vida e imaginación, siempre de la mano. Es el suyo un mundo alegre y desenfadado donde consigue que en sus películas, al mismo tiempo, latan hondas preocupaciones filosóficas. Pero GG-P se las arregla para convertirlas en optimistas celebraciones de la vida donde conviven lo carnal y lo espiritual, lo culto y lo popular, lo reflexivo y lo festivo, lo ordenado y lo caótico; donde, en definitiva, lo apolíneo y lo dionisíaco coexisten y se realimentan mutuamente. Para desentrañar el mundo fílmico de GG-P es necesario aplicar un método disciplinado que permita descifrar las claves de una obra que esconde más enjundia de la que su superficie permite demostrar.
La celebración de la vida que son las películas de GG-P supone que sus rodajes sean no una experiencia vital más sino la «Gran Experiencia», el hito de un conjunto de biografías personalísimas que interactúan dentro de límites mágicos o sobrenaturales: nunca el mero desarrollo de un quehacer laboral. Un rodaje es la experimentación de una vivencia que llega a hacerse intensa y decisiva. Rodar mientras se vive, rodar viviendo hasta filmar un momento irrepetible que después, —en la pantalla—, plasme lo inefable. A la hora del rodaje GG-P recurre, consciente o inconscientemente, a grandes poetas que lo antecedieron: Godard, Bergman, Ozu, Dreyer, Rosellini, Ford.
Manuela (1.220.000 espectadores en 1976) y Frente al mar (265.000 en 1978) son dos grandes éxitos. La por muchos considerada su obra maestra Vivir en Sevilla (1978), Corridas de alegría (1981) y Rocío y José (1982) fueron fracasos de público. Desde sus inicios la crítica ha sido indiferente con GG-P quien, en paralelo, es considerado director de culto por una cinefilia cada día más numerosa. Tras una etapa televisiva en la que rueda para Vivir cada día y el episodio Veinte mil semanales (1989) para la serie Delirios de amor, regresa al cine en 2013 con Alegrías de Cádiz y Todo es de color (2016). En ambas películas sigue trabajando con actores no profesionales y usando un sistema de rodaje rápido y guerrillero. A partir de 2018 rueda Nueve Sevillas (2020), y hasta 11 películas en un solo año —2021-2022— en las que se incluyen títulos como Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo y Ainur en una práctica fílmica que, en global, debemos considerar retadora y disruptiva.
Podemos delimitar tres bloques en la obra cinematográfica de GG-P: Andalucía; las relaciones entre hombre y mujer (en unos viajes hacia lo físico que terminan siendo viajes interiores); y el paso del tiempo visualmente expresado a través del encuentro de personas de diferentes edades.
De estos bloques prende una compleja serie de subtemas: la libertad y búsqueda de un espacio utópico; la alegría y el humor; la mujer como creadora del amor; lo físico y espiritual que, si bien suelen ir por separado, en sus películas se fusionan (por ejemplo en Vivir en Sevilla procesiones y coitos); intelectualismo y popularismo integrándose en sus filmes (así, en su música, rock, blues y jazz interaccionan y conviven con el flamenco); el viaje como fuente de conocimiento y autoconocimiento: sus localizaciones nunca vendrán presentadas como preciosista forma de ambientación, sino interiorizadas por los protagonistas; la gracia y el milagro: más que de catarsis en el cine de GG-P cabe hablar de milagros (una herencia recibida —Manuela—, un embarazo con dos posibles padres que ambos aceptan —Vivir en Sevilla—, el encuentro de los peregrinos con la Virgen —Tres caminos al Rocío—).
De sus últimas películas destacamos Nueve Sevillas. Para ella GG-P recurre al saber de Pedro G. Romero (artista e investigador del flamenco). Flamenco y gitanidad constituyen la columna vertebral de este cautivador film. Las Sevillas que no aparecen en las guías turísticas: la de las 3.000 viviendas, la de Vacie, la del distrito Norte, encierran el arte y talento que hacen que el flamenco viva, abriéndose a nuevos caminos y perspectivas. Nueve Sevillas dialoga con Vivir en Sevilla (aquella película que reflejaba el mundo de la contracultura ofreciendo impagables secuencias con Silvio Fernández, el rockero de Sevilla, o el pintor Toto Estirado).
La reivindicación de la identidad andaluza y el renacimiento de su cultura en los primeros años 70 debe muchísimo a la labor artística (tanto en música como en cine) de GG-P. Para el hundimiento de este breve pero intenso e iniciático momento del cine andaluz (además del nulo interés prestado por la prensa —lo mismo sucedió con la música—) fue decisiva la Ley Miró que redujo notablemente la cantidad de películas producidas buscando una «mayor calidad» (algo que, a la hora de la verdad, pobló las pantallas de académicas, y casi siempre bastante aburridas, versiones de nuestros clásicos literarios). GG-P se ve obligado a abandonar el cine en 1982. No volverá a rodar hasta 2013.
Las posibilidades de hacer cine hoy se ven estimuladas por los avances técnicos dentro del mundo audiovisual. Y, si bien es cierto que estos juegan a favor de realizadores independientes, chocan con las sólidas barreras que suponen los prejuicios estéticos de tantos espectadores a la hora de aceptar una factura visual no coincidente con la única válida y canónica.
Tras analizar Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo y Ainur, José Manuel Cruz, el autor de este libro que se lee con sumo interés, sintetiza así, espléndidamente, el quehacer artístico de su biografiado:
«En su búsqueda de lo sublime, el cine de García-Pelayo se acaba impregnando de lo que podríamos denominar un misticismo laico y carnal, de una visión del arte como escalada a una cima que solo dura unos segundos pero que se hace infinita. Es la llegada a esa cumbre la que da sentido al camino, no al revés. De nada sirve una ruta que llegase a casa o a los rincones habituales ya transitados. Posiblemente, el caminar sería más firme y seguro pero no merecería la pena realizarlo desde el punto de vista artístico. En términos creativos, siempre, hay que ir a ciegas para acabar viendo la luz».
Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo
Entrevista con José Manuel Cruz, autor de Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo
Antes de reseñar para MoonMagazine su libro Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo, confieso no haber visto ninguna película de GG-P. En la plataforma dedicada al cine español, FlixOlé, encuentro cuatro muy representativas de su biografiado: Manuela, Frente al mar, Vivir en Sevilla y Alegrías de Cádiz. Es decir, puedo acercarme a sus dos grandes éxitos de taquilla, a su película más estimada por la cinefilia y a la que supuso su regreso a los rodajes tras más de 30 años alejado de ellos.
Manu López Marañón reseña Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo y entrevista a su autor, @jmcruzbar. GG-P, un director que no ha dejado de renovarse y explorar caminos nuevos e innovadores. Share on XPara quién no conozca la obra fílmica de GG-P, ¿considera usted que este conjunto resulta un primer acercamiento estimulante?
RESPUESTA: Antes que nada, muchas gracias por la entrevista y por vuestro interés en el libro que me acaban de publicar. Los cuatro títulos que me indicáis son una excelente introducción al cine de GG-P. Están tres de las cinco películas de la que yo denomino «etapa mítica» (la desarrollada entre 1975 y 1983, que lo consagró como cineasta de culto) y la película que supuso su regreso al cine después de estar tres décadas completamente alejado del séptimo arte (Alegrías de Cádiz). Manuela sería su gran tributo a un cine más clásico y realizado dentro de cauces más ortodoxos (dentro de los peculiares rasgos de estilo que posee el film, que son muchos) y Vivir en Sevilla es la que considero su obra maestra, una película experimental que encierra todas las claves de su universo cinematográfico, un título que, aparte de sus estrictos valores creativos y artísticos, es un documento imprescindible para retratar cuál era el ambiente social durante los años de la Transición. La escena final donde una de sus protagonistas, Ana Bernal, lee los artículos de la futura Constitución, simboliza las esperanzas que albergaba la sociedad del momento en dejar atrás el pasado y dar paso a una nueva época, lo cual constituye toda la columna vertebral temática de la película.
¿Qué otras películas incorporaría José Manuel Cruz para avanzar con el catálogo de la obra de cineasta tan complejo como intenso?
RESPUESTA: Pienso que sería muy importante ver también las otras dos películas de su «etapa mítica» (Corridas de alegría y Rocío y José), Mujeres heridas, Nueve Sevillas, Chicas en Kerala, Diario tamil y El otro lado de la realidad. Hay que tener en cuenta que, aunque el imaginario temático del cineasta posee una gran coherencia y unidad desde 1976 hasta nuestros días, todas las películas que ha filmado son muy diferentes entre sí. Por tanto, cada película nueva que se conozca de GG-P será una sorpresa y una revelación. A lo largo de cinco décadas de trayectoria, GG-P es un director que no ha dejado de renovarse y explorar caminos nuevos e innovadores, por lo que es difícil que alguna de sus películas transmita una sensación de déjà vu.
Dos de las últimas producciones de GG-P se encuentran disponibles en YouTube. Hablamos de Niñas 2 y Mujeres heridas. El propio director, al terminarlas, decidió «colgarlas» en esta web mundial dedicada a compartir videos y películas.
Realizar películas está actualmente favorecido por tantos avances audiovisuales. Es relativamente sencillo convertirse en director de cine. El problema viene a la hora de atraer a los espectadores de hoy, tan partidarios de ese cine de explosiones y superhéroes que predomina en las grandes pantallas y que dejan a un lado propuestas menos comerciales…
Que alguien de larga trayectoria y con títulos tan apreciados por público y crítica deba recurrir, para estrenar, a YouTube resulta chocante. ¿Qué comentarios le suscitan semejante forma de visibilidad?
RESPUESTA: Es algo que me deja una sensación ambivalente. Por un lado, hay que reconocer que, en la actualidad, existen formas de distribución y divulgación que permiten dar salida a creaciones que, en el pasado, hubieran estado condenadas al armario archivador. Pero, por otro, esa realidad nos hace constatar que hay cineastas y películas que tienen muy difícil acceder a los circuitos comerciales convencionales porque las preferencias del público se mueven en cauces excesivamente estrechos. Podríamos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Por mi forma de ver las cosas, yo me inclinaría por la primera opción pero es difícil no lamentarse ante la evidencia de que los títulos más audaces, radicales e innovadores parecen estar condenados a ver limitada su proyección a un público muy minoritario. Al menos, actualmente existe internet para que un espectador desde cualquier parte del mundo pueda conocerlos si es su deseo. Creo que, desde cualquier punto de vista, es un avance del que a muchos directores del pasado les hubiera gustado disponer.
Sin saberlo hemos escuchado a cantidad de intérpretes producidos por GG-P. Y es que su trayectoria como productor musical la encontramos impresionante, necesaria de ser conocida y valorada. Desde aquí volvemos a recomendar el documental Vivir en Gonzalo, disponible también en YouTube.
Centrándonos en la confluencia de la música que GG-P produjo y las películas que ha dirigido, ¿hasta qué punto piensa que las canciones, la música que en ellas puede escucharse, son determinantes a la hora de dotarlas de esa sintaxis fílmica tan peculiar?
RESPUESTA: La música es determinante en la sintaxis fílmica de GG-P al menos desde tres puntos de vista. El primero, que el espíritu cultural que impregnaba a los artistas y grupos tanto que él produjo como los que entran dentro del ámbito de su predilección ha influido muchísimo en el universo temático de sus películas, sobre todo en las realizadas entre 1975 y 1983, aunque no únicamente en esos años. Solo hay que ver la influencia del carnaval gaditano en Alegrías de Cádiz, del flamenco en Nueve Sevillas y Siete Jereles y de la música de la India en Diario tamil. El segundo, que la presencia de las canciones es la que determina la estructura y el ritmo narrativos de muchas escenas. Es decir, la música no se adapta a las imágenes sino que son las imágenes y el ritmo dramático los que se terminan adaptando a la música que estamos escuchando. El tercero, es que las propias películas tienen una estructura que bebe más de las composiciones musicales que de los modelos literarios (que son los que, queramos o no, han acabado determinando las estructuras narrativas de los guiones y, por ende, de la mayoría de las películas realizadas). Sin la música, el cine de GG-P tal como lo conocemos no existiría.
La libertad a la hora de escribir y rodar sus películas —dentro de una autonomía creativa ajena a cualquier moda o servidumbre— define el quehacer fílmico de GG-P. Su labor de dirección entronca con potentes creadores de imágenes que en nuestro país, a veces, surgen de forma milagrosa. Así Joaquim Jordà, Manolo Matji o José Luis Guerín, por citar algunos nombres de esta impagable saga de cineastas francotiradores…
¿Qué puntos de encuentro y desencuentro con GG-P encuentra el crítico cinematográfico José Manuel Cruz dentro de ese grupo tan independiente de realizadores, innatamente ajeno a cualquier moda de la taquilla?
RESPUESTA: El evidente punto de encuentro es la voluntad firme, decidida e insobornable de todos ellos de plasmar una visión muy personal del cine en sus películas, visiones muy alejadas siempre de las modas y tendencias mayoritarias en cada momento. Desde dicho punto de partida, los enfoques suelen ser diversos, heterogéneos y raramente coincidentes. Solo los tres nombres que citas, Jordà, Matjí y Guerín, son completamente diferentes entre sí. Jordà se suele mover en el terreno documental, Matjí en el de la ficción y Guerín explora el territorio entre ambos formatos. Si empezáramos a indagar y profundizar en todos los directores que menciono en el libro, nos daríamos cuenta de que la riqueza y diversidad de estilos es verdaderamente impresionante. Lo fue en el pasado y lo sigue siendo hoy. Considero, y no pienso estar exagerando, que el olvido o la indiferencia sobre la mayoría de estas propuestas supone un inmenso daño al patrimonio cultural de este país.
¿En qué medida la incomprensible indiferencia (incluso en la prensa de la propia Andalucía) hacia el cine de GG-P ha podido llevar a su máximo responsable a una mayor radicalidad a la hora de plantear —y rodar— proyectos cada vez más heterodoxos?
RESPUESTA: Es una pescadilla que se muerde la cola. Ante la falta de receptividad a la hora de poder levantar proyectos innovadores, muchos realizadores apuestan por producciones llevadas a cabo con medios limitados para preservar su independencia, teniendo en cuenta que, en la actualidad, con el formato digital se produce un importante ahorro de costes en relación al pasado. Dichos proyectos innovadores se mueven, al final, en audiencias limitadas lo cual dificulta a estos directores que sus películas futuras cuenten con mayores presupuestos. En el caso de GG-P, creo que, aparte de ello, hay un acusado afán de independencia desde el comienzo mismo de su carrera. Tras realizar Manuela, con el gran éxito de taquilla que significó, hubiera podido realizar películas de corte similar y, en cambio, apostó por hacer Vivir en Sevilla e Intercambio de parejas frente al mar. Él nunca ha realizado películas que se pudieran denominar «alimenticias», solo ha hecho las películas que ha querido hacer en cada momento y, por ello, su cine, dentro de la gran diversidad que existe entre todos sus títulos, conserva una gran coherencia temática y de estilo. GG-P es todo un autor dentro de los criterios que marcara la revista Cahiers du Cinéma para poder aplicar tal denominación a un cineasta.
Para terminar. En este impagable libro suyo que es Gonzalo García-Pelayo. Rodar viviendo menciona la experiencia que fue poner en la práctica (y con resultados muy arriesgados pero beneficiosos) el método ideado por GG-P para ganar en los casinos jugando a la ruleta.
¿Vio usted The Pelayos, película que cuenta esta experiencia de GG-P en la que involucró a su propia familia para poner en pie un proyecto que al principio parecía disparatado? ¿Puede sorprendernos con algún dato o anécdota que usted conozca y no se mostrara en el cine?
RESPUESTA: No solo la vi sino que fue la película inaugural del primer festival de cine que cubrí, el Festival de Málaga del año 2012. Por lo tanto, guardo un fresco recuerdo de ella. Cuando nos conocimos en persona, tras la entrevista que le realicé para MoonMagazine en el año 2017, pregunté a GG-P sobre qué le había parecido The Pelayos y me reconoció que le gustó bastante y valoró muy positivamente muchos de sus aspectos. Voy a darte dos datos que son muy, muy, muy poco conocidos. El primero, que el verso de la canción de Joaquín Sabina «19 días y 500 noches» que dice aquello de «fui, tan torero, por los callejones del juego y el vino, que, ayer, el portero, me echó del casino de Torrelodones» fue inspirado por el hecho real de que, del casino de esa localidad madrileña, fue uno del que los Pelayos fueron expulsados como consecuencia de sus éxitos en el juego de la ruleta. El segundo, que hay un programa de la televisión estadounidense, Breaking Vegas, que dedicó uno de sus episodios a las andanzas y aventuras de Gonzalo García-Pelayo en los casinos. El episodio se tituló Roulette Assault y, ¡ojo!, está disponible en internet.
Gonzalo García-Pelayo nunca ha realizado películas que se pudieran denominar «alimenticias»,y, por ello, su cine, conserva una gran coherencia temática y de estilo. @jmcruzbar. Share on X
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