Tras leer Bajo la piel del alacrán (Cazador de ratas), de Paco de Paula, creo que lo mejor que puedo decir de esta novela es que me evoca a un alacrán. Un alacrán negro. Me explico. En las páginas del libro, en la parte superior de las impares, el dibujo de un alacrán nos irá acompañando desde el aguijonazo inicial. Porque como buena novela negra, Bajo la piel del alacrán comienza con una escena en la que aparece ya la víctima, el finado. Se trata de un jugador de fútbol, el delantero estrella del Cádiz Deportivo. Brutalmente asesinado. Aunque evidentemente, su identidad se desvelará a su debido tiempo.

Ese es el aguijón de la novela al lector, inculcándonos el veneno para ir descubriendo la trama y subtramas de la novela. Una trama que nos atenaza con dos pinzas metafóricas a destacar en esta novela de De Paula.

Una, sin duda, son los personajes. Bien caracterizados. Desde el subinspector Esteban Villar al forense Bruno Montero; pasando por el inspector Jerónimo Martín  sin olvidar a ese otro… del que no diré mucho por respeto a las y los lectores.

La otra pinza de este alacrán negro es la propia trama. La sucesión de los capítulos en contrapunto, bien hilados. Presentando Bajo la piel del alacrán en voz omnisciente aquí o en primera persona allí, intercaladas, moviéndonos página tras página como esa danza durante el cortejo del escorpión. Llegamos al cuerpo del animal, de la novela. El tronco de este Bajo la piel del «alacrán» se asemeja también metafóricamente al del artrópodo por su estructura compacta y a la vez flexible.

Hallamos al inspector de policía en una crisis de pareja, presionado por sus jefes, por los medios de comunicación. Hay corruptelas, chantajes, contrachantajes, manipulación informativa e historias de venganza vertebradas por el mundo del fútbol y sus trapicheos. Que los hay, y muchos.

La investigación de la muerte de Victor Santos irá destapando mentiras, poderes ocultos, delitos económicos junto a prejuicios sociales, hinchas dispuestos a todo o sicarios.  Pequeñas patas como las del metafórico alacrán moviéndose y moviéndonos desde la ciudad de Cádiz, casi un personaje más dentro de la novela, a Chipiona, San Fernando, Madrid o Londres.

Corruptelas, chantajes, contrachantajes, manipulación informativa e historias de venganza vertebradas por el mundo del fútbol y sus trapicheos en Bajo la piel del alacrán, @PacodePaulaSS, @cazadorderata. #Reseña Ginés Vera. Clic para tuitear

No me olvido de la importancia de la atmósfera generada por De Paula, del lenguaje, de las expresiones y el argot tan esenciales en una novela de este género. Me refiero a: «mecagoendiós», «jodermierdacagoentodo», «ahimehaspillado»… O esa expresiones del tipo: «más flojo que el Malibú con piña», «eso es lo que pasa por ver tanta serie americana», «una mano del tamaño de una colección enciclopedica de flora y fauna de los noventa», «a donde un tal Manolo Escobar perdió su carro», «los monos nacionales o locales», «aquel chico parecía una bombilla de un puticlub» o «una chati que le puso gordo el platanito». También traigo aquí esos nombres propios, singulares, como el del perro del inspector, muy reggae; o los del director deportivo o el agente futbolístico inglés, muy literarios; sin olvidarme, por ejemplo, de «el Junior» o «el Tigre».

Bajo la piel del alacrán de @PacodePaulaSS, @cazadorderata, es una novela de estructura compacta a la vez que flexible. La sucesión de los capítulos en contrapunto, bien hilados. Los personajes bien caracterizados. Ginés Vera. Clic para tuitear

El abdomen del alacrán negro se estrecha, también el desenlace, a través de capítulos finales cortos, rápidos, punzantes. Regresamos así al aguijón, en esa imagen metafórica del artrópodo y esta novela. Porque si bien es cierto que la novela inyecta su estilo y argumento magnético en el lector desde el primer aguijonazo, también hay otro.

Recomendaría a la editorial un repaso a ciertas cuestiones de estilo y, si puede ser, una revisión de las erratas, que no de ratas, que mordisquean las páginas como diminutos alacranes recién nacidos correteando por el cuerpo de Bajo la piel del alacrán.

 

Bajo la piel del alacrán, de Paco de Paula: un debut noir con garra

 

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Reseña de Ginés Vera

Montaje de la portada David De la Torre

 

 

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