Hoy, pinchamos Volare, el gran éxito de Domenico Modugno, en El Tocadiscos.
Por J. J. Conde
Volar, como en un sueño, por entre las múltiples y danzarinas notas musicales. Agitar las alas de la melodía y volar. Volar sobre la amalgama de los acordes y ejecutar una canción azul. Cantar pequeñas canciones que hicieron temblar a mi corazón de niño no sonriente. Canciones con las que disfrutaba, sin que nadie lo advirtiese, cercano como siempre a mi Philips de estuche.
Volar. Volar por los pentagramas de un primer cancionero: estela interminable de sonidos, caudal de los sentidos, la singladura en donde los vientos estremecen su silbido. La canción azul. Aquella canción recién salida del cascarón del dial y que inundaba de ilusiones mi pequeño corazón de niño no sonriente.
(Los dedos del pianista. El batería marcando en la caja. El hombre del contrabajo, de gafas. La Epiphone a mano alzada. Los metales apuntalando. Los dedos del pianista. El ritmo de los timbales. El contrabajo de base. El guitarrista eléctrico. Los brillantes metales).
Volar, como en un sueño, por entre las múltiples y danzarinas notas musicales. Agitar las alas de la melodía y volar. Volar sobre la amalgama de los acordes y ejecutar una canción azul. Volar, volar, volar… Volare.
En #eltocadiscos suena con nostalgia, #volare, la canción azul. @jotajotaconde @txaro_cardenas Share on X
Volare, la canción azul
Por Moon
¿Recordáis los brazos abiertos de Domenico Modugno en el Festival de San Remo, allá por 1958?
Penso che un sogno così
non ritorni mai più,
mi dipingevo le mani
e la faccia di blu
poi d’improvviso venivo
dal vento rapito
e incominciavo a volare
nel cielo infinito
Nel blu dipinto di blu, inmediatamente rebautizada como Volare, no solo resultó ganadora, catapultando al éxito al hasta entonces oscuro Domenico Modugno, sino que se convirtió en una suerte de himno, un canto a la libertad que simbolizaba el deseo de una nación: Italia ansiaba volar.
Gran culpa de ello la tuvo Marc Chagall. (Ahora es cuando mi amiga, la indómita Carmen Pinedo abre desconmensuradamente los ojos y sonríe sorprendida).
¿Os cuento la historia?
Nel blu dipinto di blu surgió de un enfado, o de una borrachera, para ser más exactos.
Sus autores fueron Domenico Modugno y Franco Migliacci, dos personas a las que unía una buena amistad y algo más… Parece ser que, según cuenta este último, Modugno le dio esquinazo un día caluroso de verano en el que habían quedado para ir a la playa con dos ragazzas. Enfurecido por el plantón —ni playa ni ragazzas, por supuesto—, Migliacci regresó a su casa y tras beberse una botella de Chianti, cayó en un profundo y etílico sueño. Cuando despertó, todavía bajo los efluvios del vino, reparó en una hoja de periódico en la que aparecían las reproducciones de La femme au coq rouge (Mujer con gallo rojo) y Entre chien et loup (Entre perro y lobo) del pintor francés Marc Chagall.
Y entonces vio aquel cielo azul, aquel rostro pintado de azul…
Y… ¡Nel blu dipinto di blu!
Por la tarde fui a esperarle en la Piazza del Popolo, llegó, le dije de todo, después hice que leyese el texto. Me dijo «¡Es un éxito de la virgen!»
El resto… es historia.
¿Qué relación existe entre Chagall y #Volare? 😀😂 @jotajotaconde @txaro_cardenas Share on X
Amigo Rafa. Estaba seguro de que estas «pequeñas locuras musicales», como la llamamos por aquí, serían de tu agrado. Debo confesarte, que sin la compañía en este largo viaje que he emprendido con EL TOCADISCOS, de Txaro Cárdenas (Moon, la jefa) a esta sección mía le faltaría su sal y su pimienta. Un abrazo, y no te pierdas la siguiente entrega.
Interesante historia. La canción, una maravilla.
Saludos.