«Un monstruo viene a verme de J. A. Bayona es una auténtica superproducción. Sin embargo, La reconquista y Amor tóxico se mueven dentro de presupuestos infinitamente más limitados.»
Un monstruo viene a verme, frente al low cost de La reconquista y Amor Tóxico
En los últimos años, la producción de las películas españolas, como consecuencia de la crisis económica, la reducción de subvenciones, la desaparición de numerosas productoras veteranas, las crecientes dificultades de distribución ante el cierre de las pequeñas salas y las salas independientes y la estrategia de las grandes cadenas de televisión de promocionar sus propias producciones, se ha movido en dos polos antitéticos. Por un lado, los films de presupuesto elevado (aunque el término “elevado”, tratándose del cine hispano, siempre hay que entenderlo en términos relativos) que cuentan con recursos económicos suficientes para hacer películas a la vieja usanza en cuanto a disponibilida de medios técnicos y a los parámetros del diseño de producción (decorados, vestuario, ambientación general…). Y, por otro lado, los films low cost, de bajo presupuesto, rodados en condiciones modestísimas, que intentan suplir con inspiración, innovación, audacia y sentido artístico la brutal falta de medios. En los últimos años, títulos como Diamond Flash (2011) de Carlos Vermut (quien triunfaría en 2014 en el Festival de San Sebastián con Magical Girl), Dispongo de barcos (2010) y Gente en sitios (2013) de Juan Cavestany, Sueño y silencio (2012) y Hermosa juventud (2014) de Jaime Rosales, El último fin de semana (2011), Summertime (2012), Pepón es guay (2013) y Faraday (2013) de Norberto Ramos del Val, Carmina o revienta (2012) y Carmina y amén (2014) de Paco León, Los ilusos (2013) y Los exiliados románticos (2015) de Jonás Trueba, Sueñan los androides (2014) de Ion de Sosa, Las amigas de Ágata (2015) de Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen o las películas agrupadas bajo la etiqueta #littlesecretfilm (entre las que cabe destacar Manic Pixie Dream Girl (An internet love story) -2013- y #Realmovie -2013- de Pablo Maqueda, Los desórdenes sentimentales -2013- de Ramón Alfonso, La Pájara -2013- de Jimina Sabadú, Working progres -2013- de Roland de Middel, La lava en los labios -2013- de Jordi Costa y Los amigos raros -2014- de Roberto Pérez Toledo) han abierto caminos y realizado propuestas muy diferentes entre sí pero que tienen en común apartarse de los senderos trillados, abrir nuevas perspectivas y asumir riesgos que han permitido que entrara aire fresco dentro de la creación cinematográfica española.
Hoy, vamos a hacer la reseña de tres películas que se mueven en los polos extremos que hemos mencionado. Un monstruo viene a verme de J. A. Bayona es una auténtica superproducción. Sin embargo, La reconquista y Amor tóxico se mueven dentro de presupuestos infinitamente más limitados. Por ello, es sumamente interesante analizar cada una de ellas y compararlas para ver cómo los recursos manejados inciden decisivamente en los riesgos que cada una de ellas asumen.
Un monstruo viene a verme
Título: Un monstruo viene a verme.
Título original: Un monstruo viene a verme.
Año: 2016.
Dirección: Juan Antonio Bayona.
Guion: Patrick Ness, adaptando su propia novela.
Música original: Fernando Velázquez. Dirección de fotografía: Óscar Faura.
Montaje: Jaume Martí y Bernat Vilaplana.
Reparto: Lewis MacDougall, Sigourney Weaver, Felicity Jones, Toby Kebbell, Liam Neeson, Ben Moor, James Melville, Geraldine Chaplin.
País: España-Estados Unidos.
Un monstruo viene a verme es la tercera película de J. A. Bayona tras El orfanato (2007) y Lo imposible (2012). Y en todas ellas ha contado con el favor del público y con una pericia tanto técnica como narrativa verdaderamente sobresaliente. (No es de extrañar por ello que Hollywood lo llamara para la secuela de Guerra Mundial Z, proyecto que finalmente desestimó, y para la de Jurassic World, la cual sí va a llevar, en principio, a cabo). Y todas las virtudes de las que hizo gala en sus dos primeras películas, vuelve a demostrarlas en su nuevo film: capacidad de enganchar al espectador, integración suave de los efectos especiales en la narración, gran habilidad para los golpes de efecto y para la creación de situaciones de alta carga emocional, excelente dirección de actores… Un monstruo viene a verme logra que el espectador empatice de modo intenso con el niño protagonista y participe de sus miedos, de sus angustias y de sus temores. Nos sumerge en un mundo fantástico sin que la verosimilitud se resienta y con la suspensión de la incredulidad funcionando a pleno rendimiento. Todo el reparto, empezando por la siempre magnética Sigourney Weaver, siguiendo con el niño protagonista Lewis MacDougall y su autoritario compañero antagonista James Melville y terminando con una Felicity Jones que crece película tras película y que, tras destacar de forma excelsa en La mujer invisible (2013) de Ralph Fiennes, logra una magnífica interpretación de la madre enferma de cáncer.
@UnMonstruoViene, un mundo fantástico sin que la verosimilitud se resienta. @jmcruzbar Share on X
Un monstruo viene a verme, J. A. Bayona
Pero, a la vez que Bayona consolida todas sus virtudes, va fijando peligrosamente algunos de sus defectos. En primer lugar, no se trata de buscar la aprobación del espectador moldeando tu personalidad como autor sino de partir de esa personalidad (sin traicionarla) para lograr que al público le agraden tus películas. Un monstruo viene a verme va asimilando influencias muy conocidas con el fin de que quien contemple el film se sienta en una agradable zona de confort que no le resulte molesta pero que, obviamente, tampoco le puede parecer original. El paralelismo de la historia con E. T. El extraterrestre (1982) o El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro o la adopción de determinados rasgos de otros films (como la transmisión de la creencia sobre lo fantástico del progenitor al hijo que proviene de Intruders -2011- de Juan Carlos Fresnadillo) provocan que nos hallemos en territorio conocido y, por tanto, escasamente sorprendente. En segundo lugar, el exceso de influencia de determinados aspectos de Spielberg (que, por lo demás, el estadounidense ha logrado ir depurando a lo largo de su trayectoria) hace más mal que bien. Me refiero a esa especie de chantaje emocional en el que el espectador se identifica con la historia no por la utilización inteligente de recursos narrativos sino por el empleo en bruto de elementos sentimentales de alto voltaje. Esta estrategia, que era empleada con hábil mesura en El orfanato, y que se desbordó en Lo imposible como el tsunami que era el centro de su historia, da un giro más en Un monstruo viene a verme hasta extremos verdaderamente problemáticos para el equilibrio estético de la cinta.
Siendo una película que llega a fascinar en muchos momentos, también se llega a desear en otros que Bayona no acabe deslizándose por un tobogán a ninguna parte en el que otros directores, como Shyamalan, han acabado cayendo por ser excesivamente complacientes con el espectador y no darse cuenta de que romper las expectativas dando un golpe sobre la mesa es muchas veces la mejor decisión para llegar a hitos artísticos de superior nivel. Spielberg ha dado varios a lo largo de su carrera y no le ha ido nada mal.
Con @UnMonstruoViene Bayona consolida todas sus virtudes pero le pesan las influencias. @jmcruzbar Share on XNota (de 0 a 10): 7,5.
Lo que más me gustó: Las actuaciones de todo el reparto. La película funciona como un mecanismo de relojería.
Lo que menos me gustó: En última instancia, se utiliza el chantaje emocional para provocar la adhesión del espectador. Demasiados parecidos, demasiadas influencias.
Frente a Un monstruo viene a verme, La reconquista y Amor tóxico son producciones rodadas con muchos menos medios. Ambas tienen en común como centro, las relaciones de pareja pero difieren sustancialmente en la visión que ofrecen de las mismas.
La reconquista
Título: La reconquista.
Título original: La reconquista.
Año: 2016. Dirección y guión: Jonás Trueba.
Dirección de fotografía: Santiago Racaj.
Montaje: Marta Velasco.
Reparto: Itsaso Arana, Francesco Carril, Aura Garrido, Pablo Hoyos, Candela Recio.
País: España.
Si hay un director español cuyas películas estén claramente emparentadas con el aire y estilo de la nouvelle vague francesa, ese es sin duda Jonás Trueba. Todas las canciones hablan de mí (2010), Los ilusos (2013) y Los exiliados románticos (2015) eran films no pensados para las grandes masas de espectadores sino solo para aquellos especialmente sensibles a su minimalismo y delicadeza sentimental y a esa percepción de rodaje furtivo y guerrillero que siempre transmiten el cine de Truffaut, Godard, Bresson o Rohmer. La reconquista es fiel a estos mismos principios e incide en el sutil dibujo de momentos donde nuestras vidas se mueven en el alambre y en los que el equilibrio final que se consigue ha sido a costa de pagar un precio que solo se hace presente en las profundidades y capas hondas de la historia.
El #cine de Jonás Trueba está emparentado con el estilo de la nouvelle vague francesa. @jmcruzbar Share on XEn el caso de La reconquista, la mínima trama trata de un chico y una chica jóvenes, enamorados en su adolescencia, que se reencuentran muchos años después para hablar de cómo han ido sus vidas y para recordar un pasado que contemplaremos en la segunda parte de la película.
La reconquista, Jonás Trueba
Rodada con serenidad y atenta a que los detalles, sin estridencias y sin subrayados, vayan revelándonos la tensión interior que palpita dentro de los protagonistas, las interpretaciones de Itsaso Arana y Francesco Carril en la piel de los personajes en su edad adulta y de Candela Recio y Pablo Hoyos en su versión adolescente se acaban convirtiendo, junto a la cuidada dirección de Trueba, en el principal activo del film.
La reconquista se acaba convirtiendo en una preciosa película cuya historia, con el paso del tiempo y tras sucesivas revisiones, acabará cogiendo cuerpo como el vino viejo y sabremos ver en ella los dilemas eternos en los que se mueve el ser humano en el terreno sentimental y el dolor siempre presente cuando debemos recordar los caminos perdidos y las oportunidades que hemos dejado pasar de largo. Con un aroma que nos recuerda en algunos momentos a Del rosa al amarillo (1963) de Manuel Summers, tanto una como otra nos revela en nuestra fragilidad y en nuestro afán permanente por encontrar un pequeño oasis en el que ser felices.
La reconquista, preciosa película que muestra la búsqueda de la felicidad. @jmcruzbar Share on XNota (de 0 a 10): 7.
Lo que más me gustó: Su sutileza a la hora de expresar ideas y emociones. El trabajo de los actores.
Lo que menos me gustó: La lentitud no es un valor en sí misma.
A continuación, enlazamos el vídeo de la canción Arcadia en flor interpretada por Rafael Berrio, la cual forma parte de la BSO de la película.
Amor tóxico
Título: Amor tóxico.
Título original: Amor tóxico.
Año: 2015.
Dirección: Norberto Ramos del Val.
Guion: Toni Junyent y Pablo Vázquez.
Música original: José Sánchez-Sanz.
Dirección de fotografía: César Pujol. Montaje: Norberto Ramos del Val.
Reparto: Ann Perelló, Eduardo Ferrés, Daniel Castro, Natalia Bilbao, Diana Gómez, Ana Rujas.
País: España.
Enlace en Filmin
Aunque fue estrenada el 17 de junio de 2016, hacemos hoy la reseña de Amor tóxico con motivo de que ya se puede ver online en www.filmin.es. Norberto Ramos del Val debutó en el largometraje con una espléndida muestra de cine negro, Muertos comunes (2004), que no tuvo la repercusión que merecía pero que convendría recuperar para darle el lugar que le corresponde junto a otros títulos recientes del noir español como No habrá paz para los malvados, Grupo 7 o La isla mínima. Con posterioridad, ha tenido que enfrentarse a continuos problemas para producir sus películas, lo cual le ha llevado (en función de eso de hacer de la necesidad virtud) a realizar proyectos audaces, atrevidos y libres de toda regla o convención. Hienas (2009) empezó siendo una webserie y es uno de los productos audiovisuales más inclasificables y fascinantes de toda la historia del cine español, por su mezcla de géneros, por incluir temas de la realidad social y política en un marco fantástico y por sus continuos giros y rupturas de expectativas. Si El último fin de semana (2011) y Faraday (2013) fueron dos festines de homenaje al cine de terror en los que se cruzan citas, referencias y una forma muy personal de entender el cine y la narrativa cinematográfica, Summertime (2012) y Pepón es guay (2013) fueron dos experimentos consistentes en una historia de dentro del cine dentro del cine dentro del cine (y así podríamos seguir) y en un divertido falso documental sobre un humorista en busca de su identidad como artista, respectivamente, que dan cuenta de la versatilidad y creatividad de este director cántabro.
Si en La reconquista veíamos una historia de amor retratada con tintes preciosistas, en Amor tóxico (como el propio título anuncia) vemos todo lo contrario: un retrato ácido y sin piedad de las relaciones actuales, en las que la búsqueda frenética de contactos por Internet, la sucesión de citas fallidas y una desconfianza crónica nos llevan a que, normalmente, un permanente estado de tensión presida nuestra primera cita con una persona que hemos conocido a través de una red social. Norberto Ramos del Val convierte este punto de partida en el detonante de una historia que, efectivamente, es surrealista pero que, al mismo tiempo, contiene muchas más verdades de las que estamos dispuestos a admitir.
Amor tóxico, Norberto Ramos del Val
#AmorTóxico @Norberfilms saca al espectador de su zona de confort. @jmcruzbar Share on X
Si hablábamos de zona de confort del espectador a la hora de comentar Un monstruo viene a verme, en el caso de Amor tóxico es todo lo contrario. Desde el primer momento, la película nos sitúa en terreno incómodo, en un terreno donde el romanticismo no existe y en el que las situaciones delirantes se suceden al mismo ritmo con el que los protagonistas van cayendo en una espiral de desenfreno. Gracias, sobre todo, a la magnífica interpretación de Ann Perelló (que confirma el excelente ojo que tiene Ramos del Val para diseñar sus repartos) y al descaro con el que se rompen todas las normas de lo políticamente correcto, el director consigue, poco a poco, ir haciéndonos cómplices de la historia y hacernos preguntar en nuestro interior en qué medida estamos siendo testigos de algo que, muchas veces, es la pura realidad, una realidad que negamos para no tener que romper con nuestras cómodas ideas preconcebidas.
Amor tóxico puede ser entendida como una especie de ajuste de cuentas contra películas como Love Story (1970) de Arthur Hiller, Anónimo veneciano (1970) de Enrico Maria Salerno o la trilogía Antes de… de Richard Linklater o, alternativamente, como una especie de precuela de títulos como ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966) o Escalofrío en la noche (1971) de Clint Eastwood. En ambos casos, se trataría de expresar que una relación amorosa, en vez de ser el paraíso que en ocasiones nos quieren pintar, puede ser, muchas veces, un auténtico infierno. En Amor tóxico, vemos, con acerba lucidez, su antesala.
#AmorTóxico @Norberfilms nos sitúa en terreno incómodo, donde el romanticismo no existe. @jmcruzbar Share on XNota (de 0 a 10): 8.
Lo que más me gustó: La interpretación de Ann Perelló. Su descarado atrevimiento.
Lo que menos me gustó: Los problemas de distribución que encuentran muchas películas españolas.
Como hemos visto, muchas veces, por desgracia, los elevados presupuestos tienden a convertir a las películas en escasamente audaces mientras que el low cost sirve para correr riesgos y buscar historias y puntos de vista atrevidos. Una paradoja que es problemática y sobre la que habría que reflexionar para conseguir un mayor interés de los espectadores por el cine español.
Presupuestos altos que restan audacia, low cost con resultados atrevidos. @jmcruzbar Share on X
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