La violencia contra la mujer existe desde que existe la mujer, es como si hubiera nacido como un aspecto de ella. Esa es una característica del Patriarcado que se expresa en el machismo y la misoginia.

La cultura patriarcal la secundariza, la invisibiliza, a la vez que descubren que la mujer es un buen lugar, un buen cuerpo, un buen objeto sensible donde poner el maltrato, el malhumor, la frustración, su propia inseguridad, pero secretamente la celan y la envidian, la admiran y la odian.

¿Por qué las mujeres? Porque es más débil físicamente, tiene menos fuerza física, menos masa muscular, no está entrenada ni educada para defenderse como el varón y no cuenta con la defensa de otros.

Esto último es lo que define al chivo emisario, la ausencia de una defensa.

Eso la vulnerabiliza más todavía y legitima la violencia.

En mi vida ese varón que pone el pecho por una mujer, no existió, ni creo que exista. El error es mío, en seguir esperando. El cambio lo tengo que hacer yo. Cambiar esa creencia. Yo debo defenderme. No existe ese príncipe azul que se levantará feroz de las tinieblas y saldrá en mi defensa o en la de otras mujeres. A mí no me pasó.

(Testimonio)

Por eso creo que un cambio que deberíamos hacer como parte de la educación que debe recibir una niña es enseñarle a reconocer la violencia en sus muchas formas, saber protegerse de la agresión, pedir ayuda, denunciarla.

#Violencia contra la #mujer en el #Patriarcado: Un artículo de la psicóloga argentina Liliana Mizrahi. Clic para tuitear

Saber defenderse, con tomas de técnicas de autodefensa y con argumentos, o sea:

Se requiere una cabeza preparada para la situación de violencia que casi seguramente va a vivir de un modo u otro. Y esa cabeza de mujer fuerte comienza a prepararse en la infancia.

La gente no deposita su sombra, no proyecta en cualquier lado.

Las mujeres damos el feed back exacto que los varones necesitan que les demos para justificar la violencia. Las mujeres “se enganchan con algo del varón y le siguen el paso, como una coreografía y ahí el macho baila a gusto.

Las mujeres somos un buen lugar por poner el maltrato, porque aguantamos, justificamos la bronca, disculpamos, toleramos muchas frustraciones, angustias, nos autorreferimos todas las culpas posibles… y esperamos.

Las mujeres somos percheros, mucha gente nos usa como el lugar para colgar las cosas peores de cada uno. Lo sucio, lo oscuro, lo sombrío de cada uno.

A las mujeres nos cuesta ponerle un límite al maltrato, pararlo, en vez de eso, masticamos vidrio… lo dejamos seguir, lo naturalizamos, lo vaciamos de contenido, lo minimizamos, nos autocriticamos tanto por lo que sentimos.

El pharmakós de los griegos, era aquel pobre, enfermo, miserable contra quien el pueblo se reunía para apedrear, y así descargaban frustraciones, odios, carencias.

La mujer en el Patriarcado, es el preciso lugar donde depositan el odio, su frustración, sus broncas desplazadas sus injusticias amargamente tragadas…  toda la basura que querían sacarse de encima.

¿Por qué tanta violencia y cada vez más?

En el mundo hay cada vez más violencia creada por los humanos contra otros humanos.  Somos también Caín y Abel. La violencia tiene continuidad en la impunidad.

La violencia se derrama. El mundo está desbordado de violencia. Hay más guerras o bien continúan las guerras urbanas, gana el no al humanismo, la no empatía con el otro, la no negociación, la falta de compasión, la indiferencia.

Domina esa distancia que permite la ilusión de creer que somos diferentes. El individualismo. El centro del mundo está en mi propio cuerpo: el ombligo.

Nacer mujer es nacer diferente.

Sería bueno que yo mujer esté advertida desde antes de nacer que voy a ser agredida por mi condición de mujer.

Así perderá un poco ese carácter tan traumático, y ya la mujer estará preparada y contará con instrumentos para defenderse.

Parece que las leyes del juego son dos y diferentes.

Una ley para las mujeres y otra para los varones.

Mucha veces por ser mujer recibimos respuestas paradójicas.

Haga lo que haga, diga lo que diga. Las madres deben advertir la violencia real y educar a sus hijos en técnicas de autodefensa. Digo Autodefensa, no Ataque.  Pueden pegarme, insultarme, humillarme, burlarse, amenazarme, quemarme, desangrarme, abandonarme, matarme. Finalmente matarme y llorarme.

Eso no expresa mi maldad, ni mi desobediencia, expresa la necesidad de ese varón de creer que esa mujer es de él. «La maté porque era mía».

En mi velorio sólo las mujeres llorarán de verdad. Les pedí a mis amigas que en mi velorio pongan rumba, bien fuerte para que sea una fiesta de bailar y cantar y celebrar la vida y la muerte.

(Testimonio)

Y entonces, el tan conocido primero la mujer y los niños, sí.

Primeros los niños y las mujeres para abusar, violar, maltratar, porque son más fáciles. No tienen defensa. Alguien tiene que ligar, integrar ese odio homicida-suicida-fratricida.

O bien alguien hace mucho dinero con ellos, en la trata de personas, esclavizando.

Estábamos en el tema violencia contra la mujer.

Y sí, se matan mujeres por ser mujeres.

¿Por qué todavía es fácil?

Porque las condenas a violadores y abusadores o femicidas no se cumplen.

Cuando me refiero a las artes marciales pienso que son un instrumento para las niñas y los niños y que se debe cultivar en la escuela y practicar todos los días.

Se matan mujeres por ser mujeres. Porque las condenas a violadores y femicidas no se cumplen. Clic para tuitear

Reconocer la violencia

En principio reconocer la violencia, el abuso, el manipuleo psicológico, la inducción de la violencia, la confusión. El silencio. La negación de la existencia.

Hay muchas formas de ir matando al otrx, de muchas ni sabemos y de algunas no tenés conciencia.

Por ello quisiera diferenciar entre 5 tipos de violencia contra las mujeres:

1-La violencia simbólica

Insultos. Palabrotas. Ofensas. Indirectas. Dobles mensajes. Silencio. No diálogo.

2-La violencia fisica intergrupal

En la familia. En la pareja, terrorismo. Guerra.

3- La violencia económica

La falta de dinero para lo básico, para sobrevivir, ella y sus hijos.

4-La violencia institucional

5- La violencia física interpersonal

Por suerte las mujeres resucitamos. No todas. Muchas no. Mueren.

Muchas mueren de femicidio o de un aborto mal hecho. De un mal diagnóstico, o de falta de cuidado médico o de aislamiento e ignorancia.

Se mueren de tanta servidumbre, de abusos y de violaciones de embarazos indeseados, cargadas de niños, abandonadas solas en el barro.

Prestad atención, las niñas son educadas para la vulnerabilidad adquirida .

Nos llevará varias generaciones.

No podemos seguir disfrazadas de Cenicienta o Blancanieves.

Tenemos que aprender a fortalecernos.

¿Cómo?

Abogados. Psicólogas. Amas de casa. Astronautas. Mujeres de barrio. O sea: todas o casi todas las mujeres deben ser educadas desde pequeñas en la autodefensa.

Fortalecer el yo para hacer frente al otro como atacante psicológico, que me deja en blanco y me manipula.

Romper y salir del aislamiento doméstico y reunirse con otras económicas mujeres para hablar el tema, dimensionar el femicidio y el femicidio por aborto mal practicado.

Esos encuentros pueden servir para reconocer los propios prejuicios.

¿Qué pasa con la luz roja en mujeres que viven en la violencia?

Violencia contra la mujer. La maté porque era mía. Artículo de Liliana Mizrahi.

Mujeres Fuertes. Fotografía de Javier Sánchez Sáez.

¿Por qué las mujeres no aprecian las conductas de violencia como violentas, destructivas o peligrosas, qué es lo que no ven, niegan, banalizan el peligro.

O ven el peligro y lo niegan o minimizan y están disponibles para vivir así en la violencia.

Sobre todo me pregunto qué les pasa con la señal de alarma frente al peligro.

¿Por qué no se salvan?

¿Por qué no desaparecen?

¿Por qué no huyen?

¿Por qué cayeron en la trampa del «va a cambiar, va a cambiar»?

Somos nosotras las que debemos cambiar. Es una la que debe cambiar.  Y ese cambio nos debería convertir en Mujeres Fuertes.

El otro va a cambiar si quiere, y si el trabajo personal que requiere un cambio lo resiste y lo puede hacer.

 

¿Qué me pasa por qué no me doy cuenta de quién es, no no termino de darme cuenta o sí me doy cuenta pero no actúo en consecuencia, imagino que me voy, hago un par de bolsos y desaparezco. saco a mis hijos de acá, busco un escondite.

Me parece que no tengo la fuerza de irme. Y va a cambiar cuando me vea más lejos. No no me voy a ir por que las cosas son mías y ¿adónde?

(Testimonio)

Sé que me va a ir mal. Porque ya sé leer la realidad y si no leo busco ayuda, porque necesito entende. No entiendo a este hombre, puede ser que esté de remate, será por eso que me atraen los locos, los que están en duelo. Me parece que me gustan así desmontados y así me va después. ¡Ahí está! Un loco más para cuidar.

(Testimonio)

El tema de la violencia contra la mujer tiene que ser un tema cotidiano, no se puede pasar de largo. Sin embargo continúa y en todo el mundo.

Artículo de Liliana Mizrahi

Fotografía de portada de Ramón Martín

Sigue a Ramón en su espectacular web fotográfica haciendo click AQUÍ

Fotografía interior de Javier Sánchez Sáez, al que podéis seguir AQUÍ

 

 

Liliana_MizrahiLiliana Mizrahi. Violencia contra la mujer

Escritora y psicóloga argentina de origen sefardí. Ha publicado libros de ensayo como La Mujer Transgresora,   Las Mujeres y la Culpa, y Mujeres en Plena Revuelta poesía,  Los Mágicos Juegos, Bautismos y Fundaciones, Hembras del Ave del Paraíso y «Quién me mató madre, artículos periodísticos en Tiempo Argentino, La Razón, Página 12, en revistas como El Porteño, Para Ti, Claudia, Viva, y otras.