El guardián invisible, de Fernando González Molina

Título: El guardián invisible.

Título original: El guardian invisible.

Año: 2017.

Dirección: Fernando González Molina.

Guion: Luiso Berdejo, adaptando la novela homónima de Dolores Redondo.

Música original: Fernando Velázquez.

Montaje: Verónica Callón.

Dirección de fotografía: Flavio Martínez Labiano.

Reparto: Marta Etura, Elvira Mínguez, Francesc Orella, Itziar Aizpuru, Carlos Librado “Nene”, Miquel Fernández, Pedro Casablanc, Colin McFarlane, Benn Northover, Paco Tous, Manolo Solo, Ramón Barea, Patricia López, Susi Sánchez.

País: España-Alemania.

Página web oficial

El 28 de marzo de 1986, RTVE emitió un episodio de la serie Pepe Carvalho, titulado “La curva de la muerte”, en el que el detective creado por Manuel Vázquez Montalbán no se enfrentaba a un criminal claramente definido sino a la famosa leyenda urbana de “la chica de la curva”. Esta irrupción de lo irracional/sobrenatural en lo que era un género sumamente terrenal y materialista, que en aquellas fechas era algo sorprendente, poco a poco ha ido adquiriendo carta de presencia creciente en cualquier historia criminal. Recordemos El silencio de los corderos, novela de Thomas Harris de 1998 y película de Jonathan Demme de 1991, en la que frente a las motivaciones típicas de los asesinos del noir, aquí el eje de todo el relato era la patología psicopática de Hannibal Lecter. Este, no era un sujeto movido por mecanismos racionales sino que su voluntad de matar nacía de un desajuste en su mente, difícil de analizar y, aparentemente, imposible de curar. A partir de ahí, se explica plenamente el mecanismo narrativo y la atmósfera malsana de una película como Seven (1995) de David Fincher, donde a la figura del serial killer se le aplicaba una vuelta de tuerca adicional (su conversión en figura hueca carente de explicación, personalidad y biografía) o de una serie como la primera temporada de True Detective (2014), en la que las supersticiones y creencias ancestrales del mundo rural de Luisiana acababan siendo el detonante de fondo de toda la trama criminal.

La “Trilogía del Baztán” de Dolores Redondo bebe del espíritu de los títulos que hemos mencionado y, ahora, en la adaptación de la primera novela de la serie, El guardián invisible, nos hacemos la pregunta, aplicable a esta obra y a las referencias que hemos mencionado, de si, verdaderamente, la historia se puede inscribir dentro del género noir o, más bien, habría que incluirla en la etiqueta más laxa de “género criminal” en la medida en que en ella está ausente el peso de las circunstancias sociales como factor explicativo del comportamiento delictivo y, por el contrario, tienen gran peso los elementos religiosos, pseudomísticos e irracionales. Tras ver la película, creo que la respuesta va a estar clara.

Fernando González Molina aplica toda la profesionalidad demostrada en títulos como Tres metros sobre el cielo (2010), Tengo ganas de ti (2012) y Palmeras en la nieve (2015) y demuestra ser un artesano hábil que logra crear una más que convincente atmósfera gracias a elementos icónicos como la lluvia permanente, la niebla envolvente, el bosque amenazador, el río omnipresente y el personaje de Amaia Salazar (interpretado por una convincente Marta Etura) que aparece como una Caperucita “gris” dispuesta a penetrar en los dominios de un lobo acechante.

@baztanoficial Excelente Marta Etura, caperucita gris en los dominios del lobo acechante @jmcruzbar Clic para tuitear

Siendo eficaz la película tanto en el plano interpretativo como en el narrativo y, sobre todo, en el técnico, posiblemente la acumulación de tramas y subtramas provoca que el ritmo tienda a ser espeso y tenga una evidente falta de fluidez. Ello, además, provoca que, al final, la película se resienta de una falta de intensidad que implica que no se logre visualizar un palpable crescendo emocional, de forma que al clímax se llega por un truco de guión bastante primario.

Atendiendo a la cuestión que tratábamos en los primeros párrafos de esta reseña, creo que encuadrar El guardián invisible dentro del género negro es forzar demasiado las costuras del mismo y es mejor definirla dentro del campo más amplio del género criminal. Frente a la inquietud y el desasosiego que producen el noir clásico, en esta película cobra protagonismo la visión mítica de la existencia de una criatura del bosque que vela por la estabilidad y la paz de los habitantes del pueblo. Como queriendo huir de uno de los postulados esenciales de dicha corriente, se nos dice al lector y al espectador que no se preocupe más de la cuenta y que estemos tranquilos: al final, hay un orden que tiende a restablecerse a sí mismo. Si eso lo hubieran sabido Sam Spade o Philip Marlowe, seguro que hubieran bebido menos whisky.

#ElGuardiánInvisible Convincente atmósfera, se resiente de cierta falta de intensidad @jmcruzbar Clic para tuitear

 

Nota (de 0 a 10): 6,5.

Lo que más me gustó: Su atmósfera.

Lo que menos me gustó: Su falta de intensidad.

 

Crítica de José Manuel Cruz