Bond, su nombre es Bond, James Bond

Un nuevo Bond en noviembre

Con motivo del estreno de una nueva aventura de James Bond el próximo noviembre, dedicaré los siguientes artículos de mi sección al agente secreto por excelencia en la historia del cine. James Bond es uno de los grandes símbolos literarios y cinematográficos de Inglaterra —junto a Sherlock Holmes y Doctor Who— y ha sido  objeto  de numerosas publicaciones, videojuegos, e incluso una serie de animación  sobre sus años mozos.

En esta serie os hablaré de los Bond más populares y sobre aquellos que, debido a problemas de licencia, no entran dentro del canon oficial de Bond.

Bonds no oficiales

Antes de hablaros de cada uno de los actores que han encarnado sucesivamente al agente secreto al servicio de su majestad, me gustaría que conocierais los Bond que no fueron aceptados de manera oficial. La primera adaptación del espía británico fue Casino Royale (1954),  un episodio para televisión cuya trama era la misma que la  protagonizada décadas después por Daniel Craig y de la que hablaremos más adelante. En esta primera versión, Bond no se llamaba James, sino Jimmy, y no era británico, sino americano.  Interpretado por Barry  Nelson,  el encargado de la dirección fue Steve Hoefer. Huelga decir que no tuvo éxito.

Llegamos al año 1967, para esa época nuestro agente secreto ya  llevaba un par de aventuras a sus espaldas, pero de nuevo, por problemas de derechos, la versión protagonizada por David Niven no se consideró oficial. La película volvió a adaptar Casino Royale de Fleming  y las aventuras de Bond fueron dirigidas por cinco directores, entre los cuales figuran John HustonVal Guest. El film es una parodia fallida sin pies ni cabeza, donde nada funciona.

Nunca digas nunca jamás. Con Rowan Atkinson

Nunca digas nunca jamás. Con Rowan Atkinson.

Nunca digas, nunca jamás  (1983) supuso el regreso de Connery a uno de los roles por los que será eternamente recordado. El título se debe a la respuesta del intérprete escocés cuando le preguntaron si volvería a encarnar a Bond: «Nunca más». La cinta no era sino un remake de Operación Trueno.  Connery la hizo simplemente a modo de venganza hacia los productores de las cintas oficiales de Bond. Las chicas Bond fueron Kim BasingerBárbara Carrera y el villano de la función no era otro que Klaus Maria Brandauer. A modo de curiosidad, citar la aparición de Rowan Atkinson, quien años después alcanzaría la fama mundial como el patoso Mr. Bean.

Sean Connery, el mejor Bond

Todo comenzó en 1962, cuando llegaba a nuestras pantallas la primera de las entregas de Bond, Agente 007 contra el Dr. No. En su primera aventura, dirigida por Terence Young, habitual de la saga y creador en cierto modo del personaje interpretado por Connery, el agente británico se las ha de ver con un temible espía que trabaja para SMERSH (más tarde SPECTRA), que pretende interrumpir el lanzamiento de un cohete norteamericano con terribles consecuencias. Si por algo es recordada esta cinta es por la aparición de la primera y más genuina chica Bond, una jovencísima Ursula Andress con un escueto bikini, en el papel de Honey  Rider,  que no solo enamoraba al agente, sino también a toda una generación de espectadores. Fue aquí donde Bond conseguiría su mítica Walter PPK y donde hicieron su aparición personajes esenciales en este universo: M; Q, conocido en esta primera entrega como Boothroyd e interpretado por Desmond Llewellyn; el agente dE la CIA Felix Leiter, al cual darán vida distintos actores a lo largo de la saga y, por último, la ínclita Moneypenny.

#SeanConnery, para muchos, el mejor #JamesBond. ¿Qué opinas? @pozuelon Clic para tuitear
Úrsula Andress en la famosa escena de Agente 007 contra el Dr. No

Ursula Andress en la famosa escena de Agente 007 contra el Dr. No.

No habría que esperar mucho para que Bond volviera,  como se anunciaba al poco de concluir la acción.  En 1963  llegaba Desde Rusia con amordirigida también por Young. En esta cinta se incluye por vez primera lo que fue una constante a partir de este momento: una parte introductoria en la que el  agente cumple una misión anterior a la que constituirá la trama del film. Si bien aquí los espectadores asistimos atónitos a la muerte de nuestro héroe a manos de Red Grant, encarnado por Robert Shaw, pronto nos damos cuenta que se trata de una misión de entrenamiento de este asesino que trabaja para Spectra, a las órdenes de Rosa Klebb, la actriz Lotte Lenya.

En esta nueva aventura, Bond ha de hacerse con una maquina Lektor, capaz de descifrar cualquier código. Le ayudará la bella Tatiana Romanova, encarnada por  Daniela Bianchi, que al principio trabaja para Rosa, pero no tarda en cambiar de bando cuando se da cuenta de que está siendo utilizada y que su destino una vez consiga su objetivo no es del todo halagüeño, que digamos. Y por fin llegamos a 1964, año clave dentro de la filmografía de Bond, ya que se estrenaba una de sus mejores cintas y considerada por muchos, entre los que me incluyo,  la mejor de la saga. Por supuesto me estoy refiriendo a Goldfinger dirigida esta vez por Guy Hamilton. En esta ocasión, Bond se las verá con Auric Goldfinger, un magistral  Gert Fröbe, cuyo plan es irradiar las reservas de oro de Fort Knox y de esta forma poseer en exclusiva el mercado de tan preciado metal. Bond se enfrentará no solo a este loco, sino también a su despiadado secuaz Odd Job, —el actor Harold Sakata—. En esta aventura aparece otra de las fantásticas chicas Bond, Pussy Galore (Honor Blackman), con el récord de ser una de las chicas Bond de más edad hasta la llegada de Monica Bellucci, en la futura Spectre.

Goldfinger. Sean Connery y Shirley Eaton

Goldfinger. Sean Connery y Shirley Eaton.

Varios son los momentos a recordar de esta tercera aventura. Por un lado la aparición de los gadgets, entre ellos el famoso Aston Martin; otro es la muerte por asfixia en pintura dorada de Jill  Masterson, con los rasgos de la modelo Shirley Eaton, una de las imágenes icónicas dentro del universo Bond o por ejemplo, el diálogo entre Bond y el villano: «¿Espera que hable? No, señor Bond, espero que muera».

En 1965 Connery encarna por cuarta vez a Bond en Operación Trueno, dirigida por Terence Young. Aquí nuestro espía habrá de impedir que Emilio Largo (Adolfo Celi) , número dos de Spectra, haga estallar dos bombas nucleares con la ayuda de la bella y letal Fiona Violpe, interpretada por Luciana Paluzzi. Pero nuestro héroe no se encuentra solo en su aventura, puesto que lo acompaña en la misma, Domino Pervac, papel de Claudine Auger, hermana del piloto fallecido y que fue engañado por Violpe.

Donald Pleasence como Blofeld.

Donald Pleasence como Blofeld.

Para ver de nuevo en acción a nuestro héroe habría que esperar dos años, momento en el que  hizo su aparición uno de los grandes enemigos del agente británico, y que ha contado con diferentes intérpretes. Así en 1967 nos llegaba Solo se vive dos veces dirigida por Lewis Gilbert. En esta ocasión Bond se verá por fin las caras con su enemigo Blofeld, número uno de Spectra, el gran Donald Pleasance, cuya  caracterización fue motivo  de homenaje en Austin Powers.  Bond ha de hacerse con una nave espacial que previamente ha robado Blofeld y que amenaza la paz mundial. La chica Bond sería por primera vez una asiática, Mie Hama. Esta cinta de nuevo se encuentra entre las mejores encarnadas por Connery, y es que si algo se caracterizó la etapa del intérprete escocés, fue por  la aparición tanto de villanos como de elementos míticos que quedarían asociados para siempre a la imagen del  espía  británico. Y esta cinta no podía ser una excepción: por primera vez un villano escapa, Bond se casa —una pantomima, pero se casa—, aparece  uno de los inventos más reconocidos de Q como es la pequeña Nellie, un pequeño girocóptero equipado con toda clase de armamento y vemos un submarino. A modo de curiosidad, citar que un secundario volvería como villano en el regreso de Connery como Bond.

Ya por esta época Connery  comenzaba a cansarse del personaje y  no quería volver a interpretarlo, aunque que tuvo que reincorporarse cuatro años más tarde, debido a la desastrosa interpretación de su sucesor. De este modo, en 1971 llegaba a nuestras pantallas Diamantes para la eternidad, de la cual se hizo cargo otro de los habituales directores de la saga, Hamilton. En esta nueva aventura, Bond vuelve buscando venganza tras el amargo final de la anterior entrega. El responsable de su desgracia es el malvado Blofeld, interpretado aquí por Charles Gray, siendo así una de las primeras ocasiones en las que un mismo actor encarna dos papeles distintos dentro de la saga.

La trama de la cinta nos narra cómo Blofeld planea hacerse con un gran cargamento de diamantes con los que construir un potente láser, con el fin de destruir cualquier ciudad a su antojo. En su misión, Bond estará ayudado  por la traficante de estas piedras preciosas, Tiffany Case,  Jill St John, una de las chicas Bond menos guapas de la saga. Pero nuestros protagonistas tendrán que tener cuidado, puesto que son perseguidos de forma incansable por dos asesinos un tanto peculiares y que responden a los nombres de Mr. Wint y Mr. Kidd, encarnados respectivamente por Bruce Glover y Putter Smith.

George Lazenby, el Bond breve y olvidado

En 1967 y ante la negación de Connery a seguir interpretando al Agente 007, el productor de la saga, Albert R. Broccoli, se empeñó en que la gallina de los huevos de oro siguiera produciendo éxitos, por lo que rápidamente se puso a buscar un sustituto. Y lo encontró en la figura de George Lazenby, un modelo australiano descubierto en una peluquería a la que acudió en busca de un corte de pelo similar al que lucía Bond. Su sueño se transformó en realidad, pero no tardaría en convertirse en pesadilla.

Gorge Lazenby en Al Servicio Secreto de Su Majestad.

George Lazenby en Al Servicio Secreto de Su Majestad.

Durante muchos años Al servicio secreto de Su Majestad, estuvo considerada como la peor cinta de Bond, pero el tiempo la ha puesto en su lugar y se ha demostrado que tanto la trama como el villano funcionan, cosa que no hace el australiano, que se vio relegado a hacer cintas de serie B, cuando no Z,  siendo este su papel más reconocido.

La trama es la siguiente: Bond, conoce de forma casual a Teresa de Vicenzo (Diana Rigg, la famosa Emma Peel de Los Vengadores ), hija de un conocido mafioso. Cuando ella desaparece, este le encomienda a Bond  su búsqueda. Bond descubre su paradero en Suiza, en una famosa clínica donde se alojan multitud de bellas chicas de todas las partes del mundo. La clínica la dirige un misterioso hombre que no es otro que Blofeld, en esta ocasión encarnado por Telly Savallas, que pretende utilizar a las muchachas para esparcir un virus capaz de acabar con la vida animal y vegetal del planeta, a no ser que Bond lo impida.

Si por algo es recordado este film, es por su amargo final y  por el nulo carisma de Lazenby. Esto último provocaría el regreso de Connery tal y  como se ha mencionado anteriormente.

Esta primera etapa de Bond, se caracteriza sobre todo por sus historias ambientadas en la guerra fría, acorde con los tiempos en los que se hicieron los films, por no hablar de las maravillosas localizaciones a lo largo y ancho del planeta, los gadgets, las bellas mujeres y la habilidad de nuestro protagonista para salir airoso de cuantos peligros se le presentasen.

 

En una próxima entrega de Cámara, Acción, nos veremos las caras con el Bond de Roger Moore.

Hasta entonces, buen verano. Nos vemos en los cines.

Bond, todos son Bond.

Bond, todos son Bond. James Bond en la historia.