El pasado dos de marzo Revista MoonMagazine publicó mi reseña sobre la tercera novela de Juan Antonio Rodríguez, Tierra de esperanza, una gran novela histórica que retrata la vida de Irlanda y Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX. He tenido la ocasión de hablar con el autor, que nos explicará su trabajo y detalles de su novela, aspirante a los Premios Caligrama. ¡Le deseamos muchísima suerte!

#Entrevista: @JuanARescritor, autor de Tierra de esperanza, @caligramaeditor, que nos cuenta los detalles sobre el proceso de documentación y escritura de esta epopeya que transcurre entre Irlanda y EE.UU @velasco_maya. Clic para tuitear

Juan Antonio Rodríguez: «Hace 30 años me enamoré de Irlanda y de todo lo relativo a la Isla Esmeralda»

Tu última novela era una denuncia a la corrupción eclesiástica del siglo XV. ¿Cómo pasas ahora a escribir sobre la historia de Irlanda de mediados el siglo XIX?

Desde luego es un salto importante en la historia… Mi primera novela la ubiqué en pleno siglo XIII y la segunda, como dices, a finales del siglo XV. Pasar al siglo XIX se explica por mi pasión por cuanto aconteció en la Europa y Norteamérica decimonónicas. Siempre he sido un enamorado de la Edad Media. Fueron las asignaturas relativas a esa época las que más me entusiasmaron mientras me licenciaba en Historia e Historia del Arte, pero se trata de un periodo muy amplio de la historia. El siglo XIX es un periodo lógicamente mucho más documentado y breve, pero no por ello menos apasionante. También invita a viajar mentalmente, a imaginar, a soñar. Forma parte de nuestra historia más reciente, y sin embargo no deja de ser un periodo en el que se han cometido terribles errores (muchos siguen dándose hoy en día…), un siglo con sus luces y sus sombras, con sus descubrimientos y avances, pero que también ha conocido el horror de la emigración, la sinrazón de la guerra e innumerables atrocidades indignas para un ser tan inteligente como el ser humano. Hace 30 años me enamoré de Irlanda y de todo lo relativo a la Isla Esmeralda. Cuando conocí su triste historia reciente decidí que debía escribir sobre ella, como ya había hecho sobre algunos capítulos lamentables del medioevo.

¿Quién es el personaje que encontró las cartas de la familia Hunt y cómo lo conociste?

Peter Jones es en realidad el primer protagonista de Tierra de esperanza. Otros personajes han terminado por ser los más atractivos del relato, cautivando por sus personalidades en escenas inolvidables. Pero hacemos bien en dedicarle unas líneas a Peter Jones. Fue la persona que en 1980 encontró unas olvidadas cartas en el desván de la casa de sus abuelos en Bethesda, condado de Maryland, muy cerca de Nueva York. Aquellas cartas era las misivas «de ida» que dedicaba un padre a sus dos hijos emigrados a los Estados Unidos, huyendo de una Irlanda asolada por la miseria, el hambre y la tiranía inglesa por la que llegaron a morir y emigrar hasta 4 millones de irlandeses en sólo unos pocos años. Jones decidió sumergirse en aquella correspondencia escrita por sus antepasados, descubrir quién había escrito aquellas cartas y qué historia había detrás de ellas. Tierra de esperanza relata el contenido, el amor que había tras aquellas cartas «reales» y cómo debieron ser las que se escribieron «de vuelta» que, a diferencia de las primeras, no se han conservado. Es, pues, Peter Jones un personaje real al que debemos el haber rescatado aquellas cartas y haberlas hecho famosas con una canción llamada Kilkelly, Ireland, un tema que escribió poco después y que es considerado hoy como la canción más famosa sobre la hambruna y la emigración europea durante el siglo XIX, la canción que rescata del olvido el sufrimiento del pueblo irlandés y su sorprendente espíritu de superación. Yo me enamoré de aquella canción casi 10 años después de que se grabara por primera vez. La versión de Moloney, O´Connell & Keane inauguró mi pasión por Irlanda y me empujó a averiguar qué había tras aquella canción compuesta por cinco estrofas, en las que se recogen fragmentos de las cartas que descubrió Peter Jones.

Dada la cantidad de documentación que has utilizado, y teniendo en cuenta que reflejas la realidad social de lugares tan distantes como Irlanda y Estados Unidos, ¿cuánto te costó escribir Tierra de esperanza? ¿Cuál es tu método de investigación?

Desde que decidí empezar a escribir sobre la Irlanda y la Nueva York del siglo XIX hasta que envié el primer manuscrito a mi editorial transcurrieron cuatro años. Los dos primeros los dediqué por completo a la documentación que sabía iba a necesitar. Fueron dos años en los que viajé a Irlanda y Nueva York en varias ocasiones, necesitaba empaparme de sus ambientes, de sus calles, de sus paisajes, su olor, su gastronomía y la simpatía de sus gentes. En Irlanda pude hacerme con muchísimos libros (por cierto, y como es lógico, todos en inglés, lo que me suponía un nuevo reto) y con gran parte de la documentación que terminaría por manejar. Hice innumerables fotos y rellené una libreta entera de apuntes y bocetos. En Nueva York seguí adquiriendo más libros (para mi desgracia también en inglés) sobre la inmigración que recibió desde 1850, la formación de sus primeros y peligrosos barrios, el nacimiento del sindicalismo o el desarrollo de la Guerra de Secesión. Cuando ya había leído y estudiado todos aquellos libros empecé a escribir el relato, siempre con la máxima de lograr escribir el libro que me hubiera gustado encontrar por casualidad en mi librería favorita. Ese segundo proceso, el de escritura, me llevó otros dos años, dedicándole muchas horas cada día. Fue el periodo más intenso de escritura que he conocido desde que empecé a dedicarme a esto de «juntar letras», hace ya 12 años. Así, como para muchos escritores, mi método de investigación pasa por una fase de documentación tan exhaustiva como apasionante, seguida por una fase de escritura que hoy recuerdo como algunos de los años más bonitos de mi vida.

[…] mi método de investigación pasa por una fase de documentación tan exhaustiva como apasionante, seguida por una fase de escritura que hoy recuerdo como algunos de los años más bonitos de mi vida.

Juan Antonio Rodríguez

Tierra de esperanza está lleno de personajes muy definidos, ¿cómo logras atar la historia de tantos personajes?

¡Te parecerá falsa modestia, pero te puedo asegurar que lo que voy a decirte es absolutamente cierto! Siempre he pensado que no es en absoluto mérito mío el haber logrado hilvanar esta historia que a priori se plantea como tan compleja. Una historia que se desarrolla en tres ambientes diferentes (Irlanda, Nueva York y California) se plantea como un reto difícil. Lógicamente en cada ambiente entran y salen personajes nuevos, pero otros permanecen. Es a ellos a los que se debe el mérito de atar la historia. Las cartas de las que he hablado algo más arriba son reales, las situaciones que en ellas se describen, las alegrías que nos llegan a través de ellas, las peripecias que nos emocionan con ellas y las miserias que nos hacen avergonzarnos. Los personajes que aparecen en esas cartas también son reales, personas de carne y hueso de las que hemos sabido sus nombres y cuanto sufrieron. Era tan fácil como bonito darles vida, reclamaban revivir para contarnos su historia. A esos personajes debía añadir otros ficticios y otros que, siendo reales, no aparecían en las cartas. Con cariño, mucho respeto, escuchando música tradicional irlandesa y una buena pinta de cerveza negra de vez en cuando, la historia se fue tejiendo casi sola…

¿Volvieron a Irlanda muchos de los que tuvieron que exiliarse?

Lamentablemente muy pocos. De hecho, todos los padres que veían partir a sus hijos hacia la «tierra de esperanza» sabían que difícilmente volverían a verlos de vuelta, por muchos años que pasaran. Las mujeres que vieron partir a sus maridos sabían que no volverían a besar sus labios. Los hermanos pequeños que veían despedirse a sus hermanos mayores desde la pasarela de aquellos atestados veleros sabían que probablemente ellos tampoco volverían a abrazarlos, como ya les habían contado sus amiguitos que habían vivido una situación similar. Era emigrar o morir. Y morir de hambre, de inanición, de enfermedades para las que no tenían dinero ni medicamentos. Era viajar o someterse al yugo de una potencia colonialista y cruel. Era despedirse entre ellos, o ver cómo se marchitaban sus vidas y terminaban por desaparecer uno a uno los miembros de una, miles, millones de familias. Muy pocos consiguieron el dinero necesario para volver a su Irlanda natal, muy pocos volvieron. Pero muchos escribieron desde la tierra prometida. Gracias a ellos, a aquella emotiva correspondencia que mantuvieron decenas de miles de personas hemos sabido qué, cómo y por qué sucedió. Es lamentable que aún hoy sigan repitiéndose tan lamentables escenas de dolor. Nuestros dirigentes nacionales e internacionales siguen mirando hacia otro lado, ignorando los motivos por los que la gente sigue poniendo su vida en peligro en busca de una tierra en la que poder vivir de manera digna, como merece cualquier ser humano, sin importar su credo, raza, sexo o condición.

Nuestros dirigentes nacionales e internacionales siguen mirando hacia otro lado, ignorando los motivos por los que la gente sigue poniendo su vida en peligro en busca de una tierra en la que poder vivir de manera digna como merece cualquier ser humano, sin importar su credo, raza, sexo o condición.

Juan Antonio Rodríguez

¿Qué futuro prevé Juan Antonio Rodríguez para Tierra de esperanza?

Bueno, el futuro que preveo pasa en realidad por el futuro que deseo para mi nueva novela. Desde que firmé el contrato con Caligrama, mi editorial y, sobre todo, desde que me concedieron el sello «Talento» de confianza, mi sueño, mi mayor, o casi mi único sueño es ser nominado para el certamen anual que se celebra hacia el mes de noviembre. Llevo algo más de tres meses recibiendo maravillosas y entusiastas críticas por parte de revistas especializadas, medios de comunicación y, las más importantes, las de mis lectores, pero esa nominación a los Premios Caligrama sería un reconocimiento que me haría inmensamente feliz. Que la novela resultara ganadora del primer premio supondría ser reeditada en uno de los sellos más importantes de novela a nivel mundial, algo que no me atrevo ni a soñar (¡de hacerlo, estaría demasiadas noches sin dormir!). Ese es el futuro que deseo para mi novela, que sea nominada para unos premios que no conceden dotación económica, pero que supondría el relanzamiento definitivo en España y América Latina. Creo que la novela lo merece.

Mi único sueño es ser nominado para el certamen anual de los Premios Caligrama, que se celebra hacia el mes de noviembre. @JuanARescritor @velasco_maya. @caligramaeditor. Clic para tuitear

La primera página de Tierra de esperanza la dedicas a tu padre, y la última, entre otros, a tu familia…

Así es. Cuando publiqué en junio del año 2016 mi segunda novela nadie imaginaba que sólo dos meses más tarde fallecería mi padre. Me hubiera encantado dedicarle aquel libro, pero ya estaba editado y la editorial no podía reeditarlo con una merecida dedicatoria, así que decidí que mi siguiente libro lo dedicaría a su memoria, con todo mi amor. Y con ese mismo amor he querido terminarlo, agradeciéndoles a todos cuantos me han ayudado que me hayan acompañado en la elaboración de Tierra de esperanza. Entre ellos, mi familia. Nunca olvidaré todas las horas y los casi 2000 kilómetros en coche por las serpenteantes carreteras de la Irlanda más agreste y rural, contándoles a mis hijos el guion de la novela que para entonces sólo estaba en mi mente. A ellos les debo gran parte de la pasión transpira la novela.

¿Estás trabajando ya en tu siguiente libro?

Sí, no he podido evitar empezar a trabajar en él. Se trata de la continuación de Tierra de esperanza y llevará por nombre Tierra de rebeldía. Será la segunda entrega de un proyecto que desde un principio me plantee como trilogía. La primera parte transcurre entre los años 1858 y 1900 aproximadamente. La segunda parte en la que ya estoy trabajando se desarrollará desde comienzos el siglo XX hasta la segunda década del siglo, teniendo como trasfondo la I Guerra Mundial, el nacimiento y auge del gangsterismo y el sindicalismo en Nueva York, y el alzamiento de pascua en el Dublín de 1916, siendo los sucesores de la primera familia Hunt los que protagonicen una historia que de nuevo se me antoja como muy apasionante. A Tierra de rebeldía pretendo que continúe Tierra de IRA, que desembocará en el movimiento nacionalista, revolucionario y terrorista de los años 60 y 70 del siglo XX.

Tierra de rebeldía será la segunda entrega de un proyecto que desde un principio me plantee como trilogía.

Juan Antonio Rodríguez

Si no escribieras sobre la historia de Irlanda, ¿sobre qué te gustaría escribir?

Fiel a mi compromiso por la denuncia de los errores cometidos por el ser humano y las injusticias que él mismo ha debido soportar («el hombre es un lobo para el hombre»), me gustaría escribir sobre el tráfico de seres humanos que hubo hace siglos entre África y América. Los barcos negreros y la esclavitud ha sido un tema del que creo debería escribirse y leerse más, algo que me ha avergonzado tan profundamente que creo que volcaría en él toda mi pasión, aunque se me pudriera el corazón escribiendo sobre ello.

¿Crees que, a día de hoy se puede vivir de la literatura?

Creo que, como en muchos sectores, son sólo unos pocos los que pueden vivir bien; muchos más los que más o menos pueden vivir, y muchísimos más aún, la mayoría, los que malviven de la literatura. Es un hecho. Pero desgraciadamente no es exclusivo de la industria literaria. Lo mismo sucede, por ejemplo, en la industria discográfica (que también conozco de cerca): son sólo unos pocos grupos o artistas los que viven cómodamente de lo que venden, y algunos más los que pueden permitirse vivir o sobrevivir con lo que graban y venden. Pero la mayoría no puede ni soñar con dedicarse exclusivamente a la música. En el sector literario (y más en España) la inmensa mayoría de los autores escribimos libros percibiendo una compensación económica que no da siquiera para soñar. De ahí que nos alimentemos de las cariñosas críticas de nuestros lectores, las palmaditas en la espalda de los editores y los suspiros de los libreros cuando nos cuentan cuántos ejemplares han vendido en las últimas semanas. No es un paisaje de lo más alentador, pero no conseguirá que dejemos de soñar y de plasmar nuestra necesidad de comunicar y compartir con aquellos a los que se lo debemos todo. TODO: nuestros lectores. A todos ellos dedico mi carta de amor a Irlanda.

En el sector literario la inmensa mayoría de los autores escribimos libros percibiendo una compensación económica que no da siquiera para soñar. #Entrevista @JuanARescritor @velasco_maya @caligramaeditor #TierraDeEsperanza. Clic para tuitear

Reseña de Maya Velasco, reseñadora en Salamandra Negra
Portada para la reseña: David de la Torre


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