¿Por qué fotografiamos? ¿De dónde nace el impulso de levantar la cámara y eternizar un instante en una fotografía? ¿Fotografiar o, al menos, documentar nuestra vida diaria y lo cotidiano es un impulso moderno? Son preguntas complicadas de responder, pero que, aun así, engloban el motivo por el cual la fotografía y el arte de fotografiar forman parte de algo mucho más sustancioso — y valioso —  que el mero deseo de permanencia. A menudo la fotografía es un mapa de la realidad o, mejor dicho, una experiencia sensorial que elabora un concepto subjetivo sobre el mundo que tiene un valor específico, pero, sobre todo, se analiza desde un renovado punto de vista. Claro está, la percepción de la fotografía como forma de arte  — la idea que sostiene la imagen lo sustenta el mensaje que expresa — es, quizás, la interpretación más profunda de la imagen como hecho artístico. Su capacidad para contar historias y, sobre todo, conceptualizar el mundo que rodea al fotógrafo en símbolos personales y sensoriales reconocibles. Pero ¿es suficiente ese punto de vista para explicar la influencia de la fotografía dentro del mundo contemporáneo?

Reflexiones sobre la fotografía moderna

Cada día se toman alrededor del mundo más de un millón de imágenes. Ya sea a través de una cámara tradicional o un smartphone, la producción de imágenes fotográficas y el hecho mismo de su existencia sobrepasa con creces cualquier otra percepción anterior sobre la fotografía. Además, las redes sociales convierten la imagen en un poderoso vehículo de comunicación que analiza nuestra vida diaria como una percepción nueva o, sin duda, una comprensión singular y desconocida sobre la intimidad, el tiempo y las estructuras de lo que asumimos como parte de la vida cotidiana de un siglo signado por la hipercomunicación. No obstante, no se suele hablar con frecuencia de la fotografía como expresión estética. Se insiste en su habilidad para captar la realidad, para transformar la imagen en un testimonio veraz e, incluso, para sustentar la información y la vivencia como un elemento testimonial. Pero como expresión la fotografía parece caer en una zona brumosa donde pocas veces el fotógrafo cuestiona la razón por la cual levanta la cámara y fotografía. Así que cabe preguntarse ¿por qué la mayoría de los fotógrafos no analizan su trabajo desde la óptica artística? O mejor dicho ¿cuáles son los errores más frecuentes que cometen los fotógrafos al no concebir su obra como una expresión trascendente de ideas? ¿Cuánto afecta a la integridad de la obra fotográfica concebirla únicamente como un recurso inmediato, técnico y comercial?

La fotografía moderna: Reflexiones sobre el fotógrafo, el arte de fotografiar y el peso de la fotografía como documento histórico 1

© Aglaia Berlutti

¿Cuánto afecta a la integridad de la obra fotográfica concebirla únicamente como un recurso inmediato, técnico y comercial? Un artículo de @Aglaia_Berlutti. #Fotografía. #Arte. #RRSS Share on X

No son preguntas sencillas de responder. La fotografía —incluso la documental en estado puro y la esencialmente técnica — es un reflejo de su autor. De manera que no solo refleja la manera de observar del fotógrafo, sino cómo mira, un matiz sutil pero de enorme importancia al momento de analizar la fotografía actual. La democratización de recursos y sobre todo, la capacidad de cientos de diferentes medios para fotografiar, hacen complicada la percepción sobre qué es la fotografía durante el siglo XXI pero sobre todo, cuál es su alcance en un mundo donde cada individuo  —o buena parte de ellos —  tiene la capacidad, la intención y la percepción de la fotografía como una novedosa versión de la realidad. ¿Qué tan importante es el autor y su criterio, cuando la fotografía se convierte en un reflejo de lo cotidiano que satura todos los medios de difusión posibles? Sin duda, el cuestionamiento se hace más profundo, cuando toca la posibilidad de analizar cómo elabora e interpreta los códigos y símbolos de lo que le rodea en un lenguaje visual consistente. Por ese motivo y a pesar de su inmediatez, la fotografía construye una expresión artística personalísima. Todo fotógrafo medita sobre la realidad desde su particular punto de vista para luego transformarla en una visión sobre el entorno y, sobre todo, para construir una expresión válida sobre lo que considera es una idea determinante en su trabajo.

Hace unos años, la célebre Annie Leibovitz dejó de fotografiar con una cámara Hasselblad debido a que la extraordinaria precisión del equipo restaba credibilidad a las imágenes. O esa fue la forma en que concibió su necesidad de expresar algo más que una correcta captura fotográfica. Con cierta preocupación, la fotógrafa explicó que la imagen resultante era tan impecable que menoscababa ese elemento sustancial , y a menudo imperfecto , que permite definir una imagen. De manera que volvió a utilizar un equipo fotográfico de inferior calidad pero que le permitió lograr esa profundidad interpretativa que de alguna manera había perdido utilizando un equipo más preciso.

Sin duda, la decisión de Leibovitz, en una época obsesionada con la tecnificación de la fotografía, puede parecer sorprendente e incluso sin sentido. No obstante, esa notoria capacidad de la fotógrafa para problematizar el hecho fotográfico en algo más complejo que una imagen atractiva es la búsqueda que todo fotógrafo debe llevar a cabo. La fotografía depende de una herramienta tecnológica para llevarse a cabo, pero sin duda es algo más que la tecnología que sustenta al aparato. Así que, aunque un equipo de última generación pueda hacer mucho más sencillo la captura de la imagen y su procesamiento como elemento técnico, lo que en realidad sostiene el poder visual de cualquier creación visual depende de las decisiones artísticas e intelectuales de su autor. Una cámara no te hará mejor fotógrafo, de la misma manera que una herramienta técnica defectuosa no afectará tu lenguaje visua,l sino tu capacidad para captarla de la manera que necesitas. El juego de la cámara y quien la sostiene, implica comprender que la fotografía, es el resultado de una serie de análisis intuitivos sobre lo que la crea y no, de la mera toma de decisiones técnicas que son el vehículo para expresar esas complejas interrelaciones entre la imagen y la capacidad artística de su autor.

Una cámara no te hará mejor fotógrafo, de la misma manera que una herramienta técnica defectuosa no afectará tu lenguaje visual, sino tu capacidad para captarla de la manera que necesitas. #Fotografía @Aglaia_Berlutti Share on X

 

Texto y fotografías de Aglaia Berlutti