Ser animalista es entender que la palabra respeto se usa mucho pero no se la honra en toda su extensión. Usualmente, y debido a una cultura antropocentrista heredada y estudiada, el hombre y la mujer se sienten buenos si respetan a sus «semejantes», así los llaman, al resto de los humanos. Ser animalista es percibir, aquí, una enfermedad moral: el especismo. El humano piensa que sólo merece respeto aquel animal que sea humano, no así el resto de animales no humanos, a quienes sabe confinados, burlados, asesinados, y o no le importa, o le preocupa pero prefiere no pensar en ello.
El animalista da un paso adelante y dice: todos somos iguales, y pone en el mismo nivel de respeto al resto de los animales de nosotros, los animales humanos.
El #animalista da un paso adelante y dice: todos somos iguales, y pone en el mismo nivel de respeto al resto de los animales de nosotros, los animales humanos. @AnimalPadilla. Ilustración: @josefinasolondo. Share on XSer animalista es poner al mismo nivel de derecho a vivir y a ser libre al resto de los animales como a los animales humanos. No creemos que el animal humano sea superior en nada al resto de los animales. Ya entendimos como desfasada —injusta de todo punto, inadmisible— esa visión del homo sapiens en el entablado más alto de una cosmovisión de jerarquías que tanto daño han hecho y que los animalistas rechazamos.
Por ello ser animalista es exigir la libertad de todo animal, sea de la especie que sea, y protestar de todas las maneras posibles para que la libertad sea devuelta a todos los secuestrados, reos, animales. Entendemos que la cautividad de los animales es injusta y luchamos denodadamente contra ella. Contra la cautividad y contra la propiedad. Los animales, hoy, son propiedad de los humanos y nos parece, a los animalistas, una aberración histórica que en el futuro se verá como de todo punto estúpida y hondamente cruel.
Ser animalista no es una moda, es el hallazgo de una ética más abierta y superadora de la que entendemos como ética, donde por fin entendemos y respetamos las vidas de nuestros compañeros de planeta. En tanto a movimiento y relevancia, el animalismo es como el segundo descubrimiento del fuego; el primero nos ayudó a calentar el cuerpo, esta luz reconquistada para el bien y lo justo nos ilumina el alma y nos hace todo lo grandes que vinimos a ser sobre esta tierra, grandes en bondad, tesón de espíritus decididos que derribará toda tiranía.
Ser animalista es confrontarse firmemente contra toda una época en derrumbe, que se derrumba porque conformamos una humanidad perdida y enclenque moralmente. Los animalistas creemos que liberando a los animales liberaremos también las vendas con que esta cultura miope del especismo nos cubre el verdadero mundo, y, al ver el verdadero mundo, de una vez y desde ese segundo catártico podremos preservar el mundo, luchar por esta Tierra. Y salvarla.
Ser animalista es confrontarse firmemente contra toda una época en derrumbe, preservar el mundo y luchar por esta Tierra. Y salvarla. Qué es ser #animalista, por @AnimalPadilla. Ilustración: @josefinasolondo. Share on XSer animalista no es luchar por ejemplo contra el llamado maltrato en fiestas populares donde se humilla y hasta tortura animales, y después en casa comer cadáveres de otros animales que también fueron humillados y torturados. Ser animalista no es dedicar la vida a un tipo de animal, ejemplo el gato, o el perro, y ser muy buenas personas con estos animales, que en sí es algo encomiable, pero luego no ser esas buenas personas con otros animales, por ejemplo hay casos de —este es un extremo— toreros que dicen amar a los toros que matan, y tienen perros a los que dicen amar.
Taxativamente, cuando examinamos casos donde se tiene inclinación por adorar o proteger a una especie y al resto, no, consideramos que existe injusticia. Que hay especismo. El especismo consiste en creer que una especie es mejor que otra, por alguna razón inventada. Acudir a protestar contra una jineteada, por lo mal que se portan los jinetes con los caballos y contra el público, por ser tan inmoral de asistir a esos injustos suplicios, y después en casa golpear el cuello de un gallo y comértelo, o mantener un ave en una jaula; eso es especismo. Ser especista es no ser animalista. Se es especista cuando no se respeta a todas las especies por igual.
Ser animalista es luchar contra la esclavitud, sin más. ¿Contra qué esclavitud?
Contra toda esclavitud. Somos antiesclavistas.
Ser animalista es luchar contra la esclavitud, sin más. Contra toda esclavitud. Somos antiesclavistas. #Animalismo. @AnimalPadilla. Ilustración: @josefinasolondo. Share on XSer animalista no es decir que «amas a los animales» como una postureo de selfie. Consiste en una milicia, un movimiento, un activismo. Ser animalista es estar en combate constante contra el especismo, contra el antropocentrismo. Porque sabemos que esos dólmenes, al caer, nos mostrarán a todos lo que nunca soñamos que veríamos: la justicia real sobre esta tierra. En tanto haya un solo ser vivo enjaulado, el animalista continuará con su lucha.
Ser animalista no es quedarse quieto en casa, es salir a luchar. Ser animalista es saber que todos provenimos de esta tierra, que somos parte de sus hierbas al viento y de sus océanos, que sus cielos son parte de nosotros. Ser animalista es luchar por lo que llaman medio ambiente, que nosotros entendemos como nuestra casa real. Un ente vivo que nos acoge, nos trajo a la vida y al que le debemos ahora que se ve asediado, todo nuestro esfuerzo, nuestra sangre, el gran poema vivo en que entiendo devendrá esta lucha capital llamado por mí «La Bella Revolución», donde todo animal se verá libre bajo nuestro mismo cielo.
Ser animalista no es considerarse humano, sino animal. Recordar eso, esa corona primaveral, nos hace libres y hacia y con la libertad andamos en el fragor más alto y hermoso cantado nunca en combate alguno. Nos acompañan caballos y gorriones. Y niños y la Promesa.
Ser animalista no es considerarse humano, sino animal. Nos acompañan caballos y gorriones. Y niños y la Promesa. Ser #animalista. Un artículo de Ángel Padilla, el #poeta de los #animales. @AnimalPadilla. Ilustración: @josefinasolondo. Share on X
Nuestra lucha, hermana. La lucha de los que abren los ojos y las que los abren por fin, todas, todos, como niños dé igual la edad, como niñas que nacen recién, estén donde estén, abrir los ojos como nacer, a una visión que siempre ha estado allí. Como dices: Respeto. Toda la cultura humana y su ciencia está errada porque se usa la palabra respeto en su esencia más pequeña, abrir las ventanas de esta casa hedionda, eso hay que hacer. Gracias!
Tal cual, así de claro.
Ay, cómo nos gusta poner etiquetas… Parece que si no somos algo que acabe en -ista no acabamos de ubicarnos en esta sociedad perdida. Etiquetas para definirse, para no perderse, para identificar al amigo o al enemigo…
Se llama a sí mismo/a animalista la/el que defiende una determinada especie y hasta de una determinada manera. Lo es (o eso dice), por ejemplo, quien pide que no haya más jaulas en la cría de animales que seguirán siendo carne en el plato sin que él o ella mueva un dedo por evitarlo.
Ay, esos círculos de empatía desengrasados… cómo cuesta abrirlos. Al final, cuando lo consigues (que no cuesta tanto como nos venden) y por fin percibes al resto de animales como compañeros de viaje con el identíquisimo derecho a la vida y a la dignidad que tienes tú, entonces empiezan a desmoronarse todas esas palabras con sufijo -ista (animalista, bienestarista (también conocido como oportunista), abolicionista…) y te topas con otras que han estado siempre ahí y que parecemos haber olvidado para nuestra propia conveniencia: Respeto, Justicia y Ética.
Gracias por tu lucha.