Sorprende y agrada encontrar de cuando en cuando una obra poética, como estos Sonetos para el fin del mundo conocido, firmados por las cuatro manos de Javier Gilabert y Diego Medina, que se someten a la forma y a la métrica más estricta. Y que lo hacen para bien de la expresión de emociones universales, en un contexto que, a pesar de cumplir ya un año en nuestras vidas, resulta novedoso, chocante y hasta evitable.  

Los quince poemas de estos Sonetos se reparten la autoría en absoluto equilibrio, de modo que no percibimos más que coherencia formal y temática en su lectura. Se produce una amalgama perfecta, tanto dentro de cada pieza como en el total del poemario, orientada a mostrar un amplio recorrido por sensaciones que resuenan y casi ensordecen a un lector muy familiarizado con ellas y con sus causas. Experimentar soledad, lejanía, oscuridad es un topos literario de todos los tiempos. Pero son las motivaciones o, si se quiere, el detonante de los Sonetos para el fin del mundo conocido lo que ha cambiado.

Los quince poemas de estos #Sonetos de @JaviGilabert y @diegompoveda se reparten la autoría en absoluto equilibrio, de modo que no percibimos más que coherencia formal y temática en su lectura. @rosaggv. Clic para tuitear

Encontramos en el poemario de Gilabert y Medina un ejército de reflexiones y emociones provocadas por un mundo que empezaba a acabarse. Creímos, en verano de 2020, haber deshecho el maleficio, retornado con el menguar de la luz y el crecer del frío. Ya no caminamos con la misma sorpresa de marzo, pero cada día sigue presentando el reto: tratamos de comprender, de coser el traje que tendrá que vestir, cuando tenga que vestirlo, el mundo que habrá al otro lado de éste moribundo. Cuando decidamos qué le vamos a poner, cuando podamos contar con la perspectiva necesaria para interpretar este alud de novedades y sismos que parece no parar de venir en oleadas sobre lo que fuimos. O sobre lo que creímos ser.

Escrito al inicio del confinamiento, encontramos en #SonetosParaElFinDelMundoConocido de @JaviGilabert y @diegompoveda un ejército de reflexiones y emociones provocadas por un mundo que empezaba a acabarse. @rosaggv @esdrujulaed. Clic para tuitear

Es brillante el prólogo que nos ofrece Remedios Sánchez, reflexión magnífica de un crítico que sabe de lo que habla, pero, sobre todo (y esto es lo mejor), que disfruta de lo que lee. Y lo titula «Razones para escribir en tiempos de penumbra», para que no olvide nadie que la poesía, forma eximia de arte, es la única o la más poderosa antorcha en el camino oscuro de la humanidad. Tras poner en relación los Sonetos para el fin del mundo conocido con la historia del propio género, nos recuerda que los temas que recogen los autores en estas líneas son tan universales como lo eran ya entonces. Pero, lo hemos anticipado, la perspectiva, el contexto, la profundidad con la que los autores echan el ancla en la realidad es lo que concede el valor y la frescura a esta obra, que es ella misma ancla o anzuelo, clavada en la emoción del lector. Removido por su propia vivencia en boca de otro. ¿No es eso la poesía? Y, si no fuera por ella, ¿habría algo de luz? Cuesta creerlo.  

Sólo el primer poema escapa a los límites del soneto: el deslumbrante «En un paréntesis», que con cegadora exactitud pone sobre la mesa una certeza de la que las redes, los medios informáticos y de comunicación, el ruido atroz que nos rodea por doquier parecía habernos hecho olvidar hace unos años.

Soledad, lejanía, encierro, desesperación… van y vienen en versos fulminantes que el lector difícilmente podrá quitase de la frente y del alma: «El tiempo pasa cada quince días. / El eco se retuerce en los balcones». O los dolorosos «el cuerpo es una cifra / […] el alma solo existe / en una absurda sucesión de decimales».

Pero en ese paréntesis, en esos veintisiete metros cuadrados de vida congelada, cabe también el amor. Sólo su fuerza, que es también la de la palabra del poeta (confinado, que sigue siendo poeta, porque su mirada abarca el horizonte lejano, como nos recuerda el «Soneto del poeta confinado»), «recrea una ciudad llena de vida».

Javier Gilabert: «Con Sonetos para el fin del mundo conocido queríamos construir algo positivo a partir de un suceso terrible»

Javier Gilabert

La forma del soneto, su equilibrio, tan bien tratado por los autores, es clásica porque no pasa de moda. Porque más bien está por encima de cualquier moda. Para el curioso, hemos pensado en coronar la presente reseña con una entrevista a Javier Gilabert, el dueño de dos de las manos de estos Sonetos. Y se nos ocurre, antes que nada, preguntarle por esta forma, en un mundo literario que a veces parece despreciar la forma pura. Él accede con una amabilidad que ni la distancia mengua.

Rosa García-Gasco: ¿Por qué volver al soneto? ¿Qué tiene esta forma poética que la hace interesante para un contenido tan nuevo… y tan antiguo?

Javier Gilabert: Resultó que el soneto sería el vehículo perfecto para dar voz a estos poemas, surgidos de la conciencia de lo que se nos venía encima, apenas comenzado el «confinamiento duro». Aunque pueda parecer una contradicción, la forma del soneto nos facilitó el trabajo en la medida en que, al poseer una estructura definida y concreta, constreñida y exigente, nos permitía «encajar las piezas» que cada uno aportaba al conjunto de manera ordenada, a la par que lúdica. Mejor que si hubiéramos elegido, pongo por caso, el verso libre. Ese ejercicio, el trabajo en el libro, era al mismo tiempo una válvula de escape, un entretenimiento que nos permitía, por un lado, expresar lo que estábamos sintiendo y, por otro, construir algo positivo a partir de un suceso terrible. Para eso también sirve la poesía.

Entrevista a @JaviGilabert: La poesía también sirve para construir algo positivo a partir de un suceso terrible. #SonetosParaElFinDelMundoConocido. @diegompoveda @esdrujulaed. Escrito durante el #confinamiento. @rosaggv. Clic para tuitear

Por otra parte, a Diego y a mí nos gusta mucho el metro clásico en nuestras composiciones. Tenemos muy presente la tradición y damos mucho valor a la medida y al ritmo de los versos. Reivindicar la vigencia del soneto, como bien expresas, para hablar de algo tan actual, ese aparente anacronismo, es otra de las intenciones que alberga el poemario.

Reivindicar la vigencia del soneto para hablar de algo tan actual como la #pandemia es otra de las intenciones que alberga #SonetosParaElFinDelMundoConocido. Entrevista: @JaviGilabert. @rosaggv. @esdrujulaed. Clic para tuitear

R. G-G.: Anacronismo meramente formal, si acaso, pues somos los mismos que hace cuatro o cinco siglos… ¿Y cómo surge la colaboración con Diego Medina? 

J. G.: El comienzo del confinamiento «duro» es el detonante. Diego se encontraba en Rennes (Francia) y yo en Granada, cada uno viviendo esta experiencia con circunstancias personales muy distintas, pero compartiendo encierro, angustia y preocupación. Entonces Diego, al que yo había entrevistado para secretOlivo y al que seguía por redes sociales, escribió dos cuartetos de lo que a la postre sería el «Soneto del poeta confinado’. Le propuse una continuación y comenzó de ese modo casual una colaboración que cristalizó en el libro que hoy tenéis entre las manos.

R. G-G.: No estamos, desde luego, ante un libro común. La colaboración a cuatro manos, la forma «desusada…» y, para colmo, el propósito benéfico. Aunque tal vez me respondas «¿por qué no?», voy a preguntar por qué destinar los beneficios de la venta a una ONG. Y, en concreto, por qué a Médicos del Mundo.

J.G.: Ya durante el proceso de creación habíamos comentado la posibilidad de reunir los sonetos en un libro, pero de manera imprecisa, sin plazos ni más concreción que la mera intención de hacerlo. Cuando acabó el confinamiento nos dimos cuenta de que contábamos con muchos poemas y que todos estaban en mayor medida conectados entre sí y a la pandemia. Decidimos entonces ponernos en marcha y procedimos a seleccionar los que nos parecieron mejores. Diego lo ha comentado en varias ocasiones y estoy completamente de acuerdo con él: al elegir el soneto sabíamos que sacrificábamos en parte la calidad poética del resultado en pro de la frescura y la crudeza de lo que expresábamos en los poemas. Por esa razón decidimos elegir los que encajaban mejor entre sí y con la idea. Pensamos en publicar una plaquette, una obra más pequeña, porque, entre otras cosas, no contábamos con medios económicos para hacernos cargo nosotros de la edición.

Lo que sí tuvimos claro desde un principio es que queríamos destinar los posibles beneficios a aportar nuestro humilde granito de arena a ayudar a las personas que se dejan la piel a diario por revertir esta situación. Buscamos hasta dar con Pablo Simón, responsable de Médicos del Mundo en Granada, quien además es un gran aficionado a la poesía. Él nos lo puso muy fácil, y de ahí surgió la colaboración con su ONG.

Todos los beneficios de la venta del poemario #SonetosParaElFinDelMundoConocido se donarán a la #ONG @MedicosdelMundo. Entrevista: @JaviGilabert. @diegompoveda @rosaggv. @esdrujulaed. Clic para tuitear

Entretanto, andábamos buscando la manera de materializar la publicación del libro. Yo había colaborado en anteriores ocasiones con Mariana Lozano, de Esdrújula Ediciones. Como en Granada no se calla, una antología de textos contra la violencia machista que editamos en colaboración con las concejalías de Cultura e Igualdad del Ayuntamiento de Granada. De modo que le presenté el proyecto. La idea inicial era sacar el libro únicamente en formato electrónico, para ahorrar costes, pero Mariana creyó en él y decidió apostar fuerte: debía salir en papel, lo merecía, y ella asumiría el coste de su publicación. También fue idea suya proponer a María Gómez, actual ilustradora de la editorial, que realizara una serie de dibujos que, inspirados en los poemas, proporcionaran un soporte visual a lo que estos querían transmitir. He de decir que su trabajo ha sido excepcional y tanto en la portada como en el interior, sus ilustraciones son el complemento perfecto de los poemas, llevando al libro, por así decirlo, a un nivel superior, haciendo de él un bello objeto.

Gracias, Javier Gilabert porque, después de esto, poco más puede decirse. Sólo cabe abrir los Sonetos para el fin del mundo conocido y encender su luz, como de luciérnaga, a la espera de entender y sobrevivir a esto que nos viene.

Sonetos para el fin del mundo conocido

Sonetos para el fin del mundo conocido

Javier Gilabert y Diego Medina Poveda

Esdrújula Ediciones

Reseña y entrevista: Rosa García Gasco
Montaje de la portada: David de la Torre

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