Una cuestión de alcohol es la última novela de Juan Bas (Bilbao, 1959), escritor y guionista con una prolífica obra a sus espaldas. Y si algo caracteriza la producción de Bas por encima de todo es la calidad. Porque Juan Bas es un gran escritor. Escribir bien es algo al alcance de muy pocos. Porque escribir bien, aunque debiera ser una premisa ineludible en alguien que se dice escritor, por desgracia no es algo tan frecuente. Ya reseñamos en esta revista su novela El refugio de los canallas, con la que consiguió el premio Dashiell Hammett en la Semana Negra de Gijón.

Si algo caracteriza la producción de Bas por encima de todo es la calidad. Porque Juan Bas es un gran escritor. Escribir bien es algo al alcance de muy pocos: #Reseña de @jacksshadows: Una cuestión de alcohol, @AlrevesEditor. Clic para tuitear

Una cuestión de alcohol retrata la vida de Julio Ejido, un sesentón bilbaíno cuya vida está marcada por el consumo de alcohol. El alcohol como leitmotiv ha sido tratado en la literatura —Bajo el volcán (Malcolm Lowry)— y en el cine  —Días de vino y rosas (Blake Edwards)— desde la misma premisa que abraza esta estupenda novela.

Ambientada en el casco viejo de Bilbao, el día a día de su protagonista es un constante abuso de todo tipo de licores, sus causas y sus consecuencias. Un retrato de una adicción que orbita alrededor de un suceso acaecido el 26 de agosto de 1983 —fecha en que la ría decidió salirse de madre (y de cauce) en plenas fiestas de Semana Grande anegando el centro de la ciudad—, y de una mujer, Bárbara, a la que el Julio Ejido cuenta su presente.

La novela está plagada de referencias literarias, cinéfilas y musicales que la convierten en algo personal para su autor, imposible imaginar que Bas no está hablando de sí mismo, de sus gustos, de sus obsesiones, de sus miedos. Porque Una cuestión de alcohol está llena de fantasmas y terrores, miedos etílicos que se manifiestan en forma de pesadillas y resacas descomunales. Y también los mitos, Kim Novak y Jack London

Plagada de referencias literarias, cinéfilas y musicales, es imposible imaginar que Juan Bas no está hablando de sí mismo, de sus gustos, de sus obsesiones, de sus miedos en Una cuestión de alcohol. @jacksshadows. @AlrevesEditor. Clic para tuitear

Con un ritmo vivo, fruto de capítulos muy cortos (en ocasiones apenas un párrafo), asistimos a la caída de su protagonista, ocioso desde hace años, cuya existencia se ve agredida por músicos callejeros que convierten sus resacas en algo digno de lástima. En sus recorridos por los bares del casco viejo nos encontramos un rosario de personajes abismados por el alcohol, desencantados, desesperados. Seres que el protagonista trata con desprecio, en ocasiones con odio, perdedores abrazados a una copa a modo de salvavidas de una existencia penosa. Y es precisamente ese desprecio, esa aparente crueldad hacia los desgraciados, la que nos hace reflexionar, la que supone un espejo en el que mirarnos y nos devuelve una imagen terrible de nosotros mismos (y del propio protagonista) que resulta difícil de soportar. Y entonces aparece el miedo, miedo a imaginar que podemos acabar como ellos, que no estamos tan lejos, que la desgracia nos puede tocar a cualquiera de nosotros.

No exenta del característico sentido del humor de Bas, Una cuestión de alcohol es, sin embargo, una novela amarga, terrorífica en ocasiones, que nos muestra los estragos que una adicción tan extendida en nuestro país puede provocar, una suerte de suicidio asistido, lento, inexorable. Donde el miedo a la vejez, a la pérdida del deseo sexual, a no volver a ser lo que una vez fuimos, a terminar siendo simplemente olvido, se vuelve insoportable sin la anestesia del alcohol. Pero también es una novela de amor, del que duele, ese que deja heridas que ni el licor puede curar, del que convierte nuestra vida en una constante mirada al pasado, a un pasado que ni fue ni será futuro. 

No exenta del característico sentido del humor de #JuanBas, Una cuestión de alcohol es, sin embargo, una novela amarga que nos muestra los estragos que esta adicción puede provocar. @jacksshadows @AlrevesEditor. Clic para tuitear

Si leer a Bas es siempre una delicia, un aprendizaje, en esta ocasión es, además, un viaje hacia el desasosiego, una incursión en el corazón de sus tinieblas personales de las que uno sale trastabillado, con la sensación de haber visto un pedazo oscuro a través de la rendija de una puerta que no quisiera cruzar jamás.

Una cuestión de alcohol

Juan Bas

Alrevés Editorial

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Reseña de Salva Alemany
Portada de la reseña de David de la Torre sobre imagen de Michal Jarmoluk

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