Los perfiles olvidados, humor confinamiento y literatura. Y como bien dice Manuel Sánchez-Campillo en esta reseña, todavía no se ha acabado esto…
Reseña: Los perfiles olvidados, de Francisco Javier Rodríguez Barranco
Todavía no se ha acabado esto. Por muy miserable o estresante que fuera nuestra vida, es esa vida la que queremos recuperar. La nueva normalidad podrá ser nueva, pero no normal, una versión aséptica de lo que es la vida. Esto no se ha acabado; sin embargo, las semanas de confinamiento comienzan a dar sus frutos literarios. Todos los escritores que tuvieran la suficiente entereza de ánimo encontraron en esos días tiempo para la escritura. Tener tiempo por delante es el deseo de todo escritor, y en esos meses teníamos suficiente hasta para derrocharlo.
Los perfiles olvidados: #Humor, #confinamiento y #literatura. #Relatos en los que ficción y autobiografía se dan generosamente la mano. #Reseña: Manuel Sánchez-Campillo. Share on XFrancisco Javier Rodríguez Barranco es uno de los que consiguió mantener la suficiente concentración y estabilidad psicológica para narrar aquellos días; no al modo de un diario —el recurso que ha sido más habitual—, sino componiendo unos relatos en los que ficción y autobiografía se dan generosamente la mano. Llamémoslo autoficción, o no; el caso es que podemos imaginar al autor sentado en su casa de Málaga —consumado fotógrafo, adjunta varias imágenes, una del salón—, en una calle del centro de la ciudad a la que hace referencia en varias ocasiones; tan estrecha que los vecinos de las dos aceras tenían que salir alternativamente a aplaudir a las 8 para seguir manteniendo la distancia de seguridad. Vemos al autor, pero también a una galería de personajes que vienen a representar los variados modelos de convivencia que se daban en los pisos. Ese mismo desenfado que usa para pasar de la autobiografía a la ficción es el que manifiesta para convertirse en un narrador-personaje también desenfadado, que quiebra la suspensión de la realidad que se produce cuando leemos, para entrar directamente hablándonos de cualquier cosa; en particular, de su modo de escritura. Intervenciones normalmente jocosas, pues se muestra como un gran humorista que no se puede resistir a un buen chiste, aunque, para ello, haya que romper el punto de vista de la narración —«Durante la comida, Joaquín ha recibido las felicitaciones de Juana y Roberto, sus otros hijos, junto con las respectivas parejas y proles, pero no hemos dicho ni mu al respecto por mor de la concisión expositiva que nos caracteriza». (El subrayado es mío)—. En la obra de Rodríguez Barranco, el humor no solo tiene una intención social, la de hacer caer el andamiaje que sostiene la arrogancia o las verdades y tópicos comúnmente admitidos, sino también moral, pues humaniza las relaciones humanas y dota a su escritura de una bonhomía que alcanza al lector, sintiéndose, aunque sea por un instante —alargado mientras dure la lectura—, que la vida puede ser amable. Es cierto que en los cuentos hay momentos dramáticos, así tenía que ser si quería el autor mostrar el fondo trágico del momento que estamos viviendo, pero no le impiden renunciar al final feliz de casi todos ellos.
En Los perfiles olvidados de Rodríguez Barranco, el humor humaniza las relaciones humanas y dota a su escritura de una bonhomía que alcanza al lector. #Reseña de Manuel Sánchez-Campillo. Share on XNo sabemos si la pandemia y el confinamiento darán lugar a un subgénero en los próximos años, o procuraremos olvidarlos cuanto antes en el momento en que vuelva la vida en su amplitud; sin embargo, testimonios literarios como Los perfiles olvidados servirán para recordarnos los muchos matices que envolvieron un tiempo que se nos hacía plano y detenido.
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