A estas alturas, intentar disertar sobre Oscar Wilde y la excelencia de su obra sería, probablemente, añadir una nueva glosa a su figura literaria que nada aportaría a lo escrito con anterioridad sobre el genial autor irlandés. Me atrevo, por consiguiente, a dar un giro en mi planteamiento inicial, para recordar a los directores clásicos que nos dejaron su peculiar visión de la obra del maestro del refinamiento literario. Este artículo sobre 5 películas clásicas basadas en su obra pretende traer a la memoria 5 títulos que recrearon el «universo Wilde» y le dieron un lenguaje distinto: el cinematográfico. ¿Me acompañas?
Mi selección de 5 películas clásicas inspiradas en obras de Oscar Wilde
1.- El abanico de Lady Windermere (1925). Ernst Lubitsch
Oscar Wilde y Enst Lubitsch comparten elegancia, sutileza y la ironía suficiente para formar un interesantísimo binomio artístico, sin duda. Una de las mejores muestras del cine mudo del autor de Ser o no ser (To be or not to be, 1942), cuyo punto fuerte reside en la sintaxis y el uso de la iluminación, sin olvidar las primeras manifestaciones de su famosísimo «toque».
Wilde y Lubitsch comparten elegancia, sutileza e ironía en El abanico de Lady Windermere. Share on XPara nostálgicos: ocasión de ver a Ronald Colman —el inolvidable protagonista de Horizontes perdidos, de Frank Capra, y El prisionero de Zenda, de John Cromwell—, ganador de un Oscar por Doble vida (Double life, 1948), de George Cukor.
He encontrado la película completa en Youtube, estoy segura de que te encantará.
2.- El fantasma de Canterville (1944). Jules Dassin
Solo una familia americana podía poner patas arriba la «apacible vida» de un fantasma inglés. El guion de Edwin Blum traslada la hilarante historia creada por Oscar Wilde al momento cronológico en el que se sitúa la película, sustituyendo la familia americana por un destacamento de soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Los cambios consiguientes no desarman el delicioso cuento de Wilde, una crítica a los valores tradicionales de la sociedad inglesa de la época, en contraposición a la «obligada modernidad» de los norteamericanos, quienes tampoco se libran de la sátira. «Americanos, niña. ¿Qué puede un pueblo sin antepasados saber sobre fantasmas?».
Quizás, la película del que fuera ayudante de dirección de Alfred Hitchcock a principios de los 40 y autor de Rififi (Du rififi chez les hommes, 1954) y La ciudad desnuda (The Naked City, 1948), entre otras, no haya envejecido demasiado bien, pero todavía resulta curioso y divertido ver al gran Charles Laughton (productor del film) en el papel del fantasma, a la jovencísima Margareth O´Brien —niña prodigio que acompañó a actrices como Judy Garland y Liz Taylor— o al siempre atractivo Robert Young.
Curioso y divertido Charles Laughton (productor del film), en el papel del fantasma de Canterville Share on X¿Disfrutamos de una escena inolvidable?
3.- El abanico de Lady Windermere (1949). Otto Preminger
Repetimos, y curiosamente, con una versión firmada por el «alumno» de Lubitsch, cinco años después de rodar Laura, su obra maestra. Preminger, al principio a la sombra del gran Lubitsch, luchó durante años por conseguir ser respetado como director dentro de los estudios Fox. Pero ni Lubistch hubiera podido rodar Laura, ni Otto Preminger era poseedor de su «toque». Según la crítica, El abanico de Lady Windermere es la peor película del director austriaco, pero no la vamos a juzgar en esta sección.
Ni Lubistch hubiera podido rodar Laura, ni Otto Preminger era poseedor de su toque Share on XHe «rescatado» un par de escenas en Youtube con diálogos tan impagables como el de la por entonces aspirante a estrella, Jeanne Crain y el irónico George Sanders. Atención a la última frase de la duquesa, es un momento a lo «Oscar Wilde en estado puro»: «El llanto es el refugio de las mujeres sencillas, pero la desgracia de las hermosas».
4.- La importancia de llamarse Ernesto (1952). Anthony Asquith
Un inglés en la corte de Oscar Wilde, por fin. Asquith es un director especializado en adaptaciones teatrales, su primer éxito fue Pygmalion (1938) de George Bernard Shaw, interpretada por Leslie Howard (¿recuerdas al Ashley de Gone with the wind?) y Wendy Hiller. La importancia de llamarse Ernesto es una producción muy cuidada, con un plantel con lo mejorcito del cine británico de la época —Michael Redgrave, Margaret Rutherford, Edith Evans, Dorothy Tutin y Michael Denison—, exquisita y fiel al espíritu de la obra del genio irlandés.
Esta vez el resultado de mis pesquisas es un tráiler en versión original. No pasa nada si no hablas inglés, te reirás igualmente.
Un guiño para todos los que recordáis a la simpática Margareth Rutheford como la Miss Marple de la saga dedicada a la adorable «detective» de Agatha Christie.
Anthony Asquith, un inglés en la corte de Wilde. Recordando a Margareth Rutheford, Miss Marple. Share on X
Hola me encantó este periplo por las adaptaciones cinematográficas de O.Wilde. El abanico es una obra muy interesante, un reflejo fiel de esa sociedad inglesa con la sutileza de este escritor y la ironía presente en ese baile de Lady Windermere. Muy oportuna tu aporte en la revista Txaro, nuestro grupo de teatro estamos trabajando en ella y la sutileza, creéme, va más allá… Genial Wilde. Gracias. Un abrazo
Nadie como Wilde para diseccionar al género humano, su conocimiento de este todavía sigue sorprendiendo al lector. Me alegro de que te haya gustado. Que disfrutéis mucho con vuestro montaje teatral.
Otro abrazo para ti.
Falto uno de los clásicos del cine y de la literatura.
El retrato de Dorian Grey.
Esa obra magistral como todas las de este genio literario fue hecha película.
Dorian Gray (2009)
The Picture of Dorian Gray (2006)
Dorian (2005)
The Sins of Dorian Gray (1983)
The Picture of Dorian Gray (1973)
Dorian Gray (1970)
The Picture of Dorian Gray (1945)
The Picture of Dorian Gray (1916)
The Picture of Dorian Gray (1913)
¡Muchas gracias por tu aportación! En efecto, hay muchas más, como comenté en el artículo, que no han entrado en mi selección. Me encanta dar la oportunidad al lector para que participe, como has hecho tú. Muchas gracias y bienvenido a la luna.