Recientemente nos habló sobre La Casa de Jack. Hoy, Teresa Suárez vuelve a asomarse al universo cinematográfico de Lars von Trier con Melancolía (Melancholy, 2011). No habrá dos sin tres.

Melancolía, de Lars von Trier

Melancolía, un hermoso planeta azul que permanecía escondido detrás del Sol, sale de su órbita y se dirige hacia la Tierra. Los científicos (los verdaderos, no los profetas del fin del mundo) aseguran que, según todos los cálculos, Melancolía pasará cerca de la Tierra sin rozarla. Pero los científicos también se equivocan.

Mientras tanto…

Obertura

La película se inicia con un primer plano del rostro de Kirsten Dunst con una expresión tan terrorífica que pone los pelos de punta. Sin palabras, solo música, empiezan a caer del cielo pájaros muertos y se suceden una serie de imágenes de enorme belleza, tan confusas como hipnóticas (¡gracias, Manuel Alberto Claro!), que anuncian, antes de que suceda, como será el apocalipsis que se avecina.

Melancolía, de Lars von Trier 1

Primera parte: Justine

La caótica Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) se dirigen, divertidos, en una enorme limusina hacia el chateau de Claire (Charlotte Gainsbourg), hermana de Justine, y su marido John (Kiefer Sutherland), donde les han organizado una suntuosa boda de ensueño en la que no falta ningún detalle.

Melancolía, de Lars von Trier

A medida que avanza la celebración aumenta el ensimismamiento de Justine. La alegría se evapora, la felicidad se nubla y el agotamiento hace acto de presencia. Justine flota y se distancia de todo y de todos, con el consiguiente disgusto de su hermana, madre, jefe y marido. El desastre está asegurado.

Segunda parte: Claire

Cada mañana, la ordenada y perfecta Claire, junto a su perfecta familia, en su perfecta casa, observa, preocupada, el avance del astro enemigo. Mientras cuida de Justine, a quien acoge en su hogar para ayudarla a superar su enfermedad, intenta controlar el terror que le inspira la posibilidad de que el mundo que conoce vaya a desaparecer.

Ante el inminente colapso, ambas hermanas se enfrentan de manera muy distintas a la posibilidad de la muerte: la tranquila y lógica Claire se vuelve irracional por momentos; la perturbada Justine, ahora cada vez más serena, por fin encuentra esa paz interior que siempre se le había resistido.

#Melancolía de Lars von Trier tiene dos partes. La primera (crítica al matrimonio, los convencionalismos sociales, las relaciones familiares y la negación de la enfermedad) tiene fuerza. La segunda es muy floja. @pitosporum. Clic para tuitear

Justine no tiene miedo de la muerte, la espera resignada, porque hace mucho tiempo que Melancolía chocó contra ella. Aquejada de una extrema depresión, de una exagerada tristeza, Justine no es capaz de apreciar los vínculos que la unen a las personas y las cosas que la rodean. No disfruta de los placeres. Lo ve todo negro. La vida le parece fastidio y dolor por eso no la echará de menos.

Las partes en las que el director divide la película son desiguales. La primera (crítica al matrimonio, los convencionalismos sociales, las relaciones familiares, la negación de la enfermedad, etc.) tiene fuerza. La segunda es muy floja.

Ni pena, ni angustia, ni tristeza. Nada

En Melancolía la provocación se echa en falta y el sentido del humor, presente aunque bajo mínimos, también. #Cine #LarsvonTrier @pitosporum. Clic para tuitear

Aunque la Melancolía de Lars von Trier rezuma tanto fatalismo que, inevitablemente, te lleva a preguntarte dónde te gustaría estar, y con quién, si supieras que el fin del mundo se acerca, no me sacudió especialmente.

Miro lo que ocurre sin despegar los ojos de la pantalla, es cierto, pero lo que veo no produce en mí ni el más leve atisbo de emoción.

La provocación se echa en falta y el sentido del humor, presente aunque bajo mínimos, también.

Cuando vi La casa de Jack tardé un tiempo en decidir si me había gustado o no.

Después de ver Melancolía ya puedo decirlo: ¡La casa de Jack me fascina!

Melancolía, de Lars von Trier 2

 

 

Teresa Suárez

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