¿Os imagináis a Arturo Pérez Reverte o Isabel Allende con un libro sobre técnicas narrativas bajo el brazo, caminando tranquilamente hacia la salida de una librería? Pues seguro que sus bibliotecas tienen unos cuantos y es que os contaré un secreto: el escritor que no se forma, que no estudia literatura y técnicas de escritura (ahora con la coletilla de «creativa») está condenado, seguramente, al fracaso.
Empecé en este mundo de fantasía y realidad paralela en el año 2014 y Silvia Adela Kohan fue mi primera maestra. Después apareció mi querido amigo Néstor Belda y, en 2016, conocí a la también escritora Ana Bolox. Desde entonces, no han dejado de ser parte de mi formación sus cursos de cuentos, relatos policíacos y narrativa en general.
Hoy quiero hablaros de la primera persona que inyectó en mí el veneno de la escritura. Silvia Adela Kohan puede ser una desconocida en el mundo literario pero esta filóloga hispánica lleva ayudando a escritores desde un año antes de que yo naciera. Formó en 1975 el grupo Graféin desde la Universidad de Buenos Aires. Ha impartido seminarios en la Universidad de Girona, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en la Fundación La Caixa, entre otros lugares increíbles. Y yo tuve la suerte de participar en uno de sus cursos: «Relatos Policíacos» en la plataforma Escritores.org.
Recuerdo el extenso temario de sus lecciones, los ejercicios prácticos (porque ahí radica uno de los secretos de escribir: practicar, practicar y practicar), las propuestas de trabajo y los textos de soporte.
Al igual que con los demás maestros que he tenido, estas personas apenas acompañan al autor en su camino hacia el éxito, siempre dependiente de las expectativas que este se plantee para su futuro. Ellos suelen ser los grandes olvidados y sus libros pasan desapercibidos para los lectores, pero no deberían serlo para los que quieren dedicarse a escribir o, al menos, disfrutar haciéndolo y publicando sus trabajos.
Los libros de Silvia se encuentran editados por Alba editorial en una magnífica colección que debería formar parte de las bibliotecas de cada escritor. Autoficción, puntuación, gramática, escritura terapéutica, novela policíaca y muchos más títulos cuyo contenido es imprescindible para entender que escribir una novela es algo más que juntar letras en frases y frases en párrafos que formen un capítulo.
El último título editado por Alba se titula Recursos de estilo y juegos literarios. A priori, parece un manual más, pero el subtítulo es mucho más interesante: cómo dar más fuerza y brillo a tu escritura.
Hace poco me he unido a un grupo de cuatro compañeros y compañeras escritores en un grupo cuyo objetivo es echarnos una mano, aprender los unos de los otros y mejorar nuestras técnicas narrativas. Eso es justo lo que me ha atraído del libro de Silvia. ¿No os ha ocurrido que novelas de renombre y gran publicidad resultan buenas en la lectura, pero sientes, al finalizar, que algo ha fallado? Uno de estos compañeros me dijo, hablando de mi primera novela publicada, que le faltaba mejorar el emplatado. Y me quedé pensando en ello. ¿Qué ha ocurrido?, ¿qué habrá sentido el lector que falla o falta?
Amigos, debemos seguir aprendiendo a usar los recursos que la literatura nos ofrece: la imagen, la comparación, la metáfora, la metonimia, la oposición, la interrogación, el extrañamiento, la enumeración… Profundizar y divertirnos utilizando los juegos narrativos como símbolos y señales, la alegoría, la fábula, el aforismo y el refrán. Debemos dominar todos estos conceptos y de eso, justamente, habla este libro.
Debemos seguir aprendiendo a usar los recursos que la literatura nos ofrece. De eso nos habla este libro de Silvia Adela Kohan: Recursos de estilo y juegos literarios. Un artículo de @DavidVerdejoofi. @BrunoCazalibros @Editabundo. Share on XTenemos que superar que digan de nuestras novelas que son adictivas (pues no son una droga) o que no han podido parar de leer (pues no son oxígeno). Huir de aquello de ser la novela del año o desear encarecidamente millones de descargas que luego nadie lee. Si queremos ser escritores y no comerciales, tenemos que escribir y remover conciencias y corazones. Recuerdo que mi amigo Néstor Belda, y además mi corrector de confianza, me dijo una vez:
Tienes que decidir si ser un escritor de los que aparecen en la mesa de novedades durante un par de semanas, o ser de los que permanecen en las estanterías de atrás.
Obviamente, el segundo camino es más largo, pero puedo aseguraros que mucho más placentero. Os animo a formaros, comprad este libro de Silvia Adela Kohan y no dejéis de estudiar y practicar.
Gracias, maestros.
Si queremos ser #escritores y no comerciales, tenemos que escribir y remover conciencias y corazones. Dar más fuerza y brillo a nuestra escritura. Y Silvia Adela Kohan nos enseña cómo. @DavidVerdejoofi. @BrunoCazalibros @Editabundo. Share on X
David Verdejo
Mil gracias por vuestros comentarios y apoyo. Un abrazo enorme 🙂
Cuba 3833 3 A CABA ¡Gracias, David por tus comentarios! Y completo la lúcida sugerencia de tu amigo Néstor:
Tienes que decidir si ser un escritor de los que aparecen en la mesa de novedades durante un par de semanas y no se releen, o ser de los que permanecen en las estanterías de atrás y en la memoria de los lectores, que los releen y en cada lectura descubren algo más.
Gracias por el artículo. Me ha resultado muy interesante.
Es cierto que los que aspiramos a convertirnos en escritores no solo necesitamos leer (literatura de calidad) y escribir, sino también aprender los recursos narrativos.
Cada autor es un mundo; no obstante, hay determinadas pautas básicas que todos deberíamos seguir (escribamos ciencia ficción, fantasía o novela basada en la realidad).
Cuando leo fragmentos de escritores en ciernes, puedo percibir la escasa formación de algunos de ellos en este sentido.
En mi opinión, la calidad textual viene marcada por nuestras influencias. Y digo esto porque me parece que algunos autores olvidan leer a Sylvia Plath, Manuel Vázquez Montalbán o Gabriel García Márquez. Sin la lectura de los grandes es muy difícil escribir algo digno de ser contado y escribirlo bien.
Un saludo.