The man is a Trump. Fin del mundo virtual de Pokémon: Americans, Go!

Cuando Barack Obama ganó sus primeras elecciones con su clase y oratoria, el pueblo le siguió y todos asumieron casi religiosamente el «Yes, we can» de su presidente. El pueblo había elegido a su «champion», a su «voz» y con un valor añadido: Obama era negro. Había una sensación de «subidón» entre las gentes, tanto entre las clases medias como entre las clases bajas. Parecía que Obama era la salvación, el mesías que haría que el Reino de los Cielos se hiciera real en los EE UU. El tiempo ha demostrado que un político con carisma, elegante y con valores puede cambiar Ahora, la sensación es de «bajón», el pueblo está dividido y una gran parte significativa de demócratas ha salido a la calle para gritar «No eres [Donald Trump] mi presidente».muchas cosas, pero no puede cambiarlo todo (el Oscuro Orden de las Cosas), pues se ha visto que, tras sus dos mandatos, las clases medias siguen empobrecidas, que las clases bajas, bajas siguen siendo, y que la pobreza no se ha erradicado. Ahora, la sensación es de «bajón», el pueblo está dividido y  una gran parte significativa de demócratas ha salido a la calle para gritar «No eres [Donald Trump] mi presidente». Tanto es así que el estado de California ya se visualiza a sí mismo como una nueva República independiente de los USA. En efecto, el ‘efecto Trump’ ha creado el primer muro simbólico alrededor del estado de Hollywood, de Silicon Valley y de los coches eléctricos, de San Francisco y de Los Ángeles. Si esto va en serio y California se vuelve un país, Cataluña se frotará las manos, pero esto es ya otra historia y, como decía Michael Ende en La Historia Interminable, debe ser contada en otra ocasión.

La oscura historia americana que acaba de empezar y que hoy os quiero contar afortunadamente es ‘terminable’ e incluye un dilema: ¿Quién sería más de fiar, una educada Hillary Clinton, que, al igual que Barack Obama, se llaman a si mismos demócratas pero que han perpetuando la guerra y la silenciosa guerra fría a nivel mundial, o que dice que sabe cómo crear empleo para los norteamericanos cuando, en realidad, esta mujer de Bill Clinton no ha trabajado en su vida? Esto es, ¿preferiríais a un político del corrompido establishment o bien, y a falta de una Lisa Simpson, a un Hommer Simpson millonario? La diferencia es abismal y, sin embargo, las dos opciones son malas, muy malas para EE UU y, por ende, malas para el mundo entero.

Con Hillary Clinton nada iba a cambiar y eso el pueblo lo tenía muy claro. En cambio, con Donald Trump hasta las relaciones con Rúsia tienen grandes posibilidades de llegar a normalizarse (más de un experto en política internacional coincide en afirmar que Putin podría haber evitado recientemente una tercera guerra mundial). Es evidente que suena un poco raro, máxime cuando los medios de comunicación no cejan en el empeño de satanizar la figura de Vladimir Putin. Si es malo, no creo que sea tan malo (protege a Edward Snowden y además Steven Seagal, el famoso karateka-actor zen, se ha vuelto admirador del jefe de estado). Ni tampoco Obama era tan bueno. ¿Y qué hay tras esa máscara de Hillary, tras esa forzada sonrisa estudiada delante del espejo? Pues dentro de ella hay una Donald Trump pero en versión mujer. Y dentro de Obama hay, probablemente, mucho de Donald Trump, es decir, mucho de humano regresivo-repulsivo, así como, del mismo modo, mucho de humano brillante y positivo. Pero Donald Trump, el auténtico, será un ricacho viejuno, será grosero, será mujeriego, será misógeno, será belicista o será racista, bien, esto es desastroso para el mundo, en apariencia un BULLSHIT con patas, pues un presidente no debería ser así y, sin embargo, a la postre Trump ha sido escogido presidente. Y esto ha pasado por estas tres razones:

Dentro de ella hay una #DonaldTrump pero en versión mujer. @XavierAlcover Clic para tuitear
  • El total descrédito de la democracia actual y de la típica máscara sonriente del político común cuyo rostro ha sido desenmascarado. Yo mismo llevo parte de Donald Trump dentro y no exagero, tengo un porcentaje bajo de Donald Trump, però lo llevo dentro, en el inconsciente, fruto de la educación androcéntrica que he recibido. No digo que soy machista, però en mi existen micromachismos. Yo no soy el ejemplo del hombre que hace igual a la mujer. Ahora bien, soy consciente de ello, deseo la igualdad total entre géneros y sé que queda mucho por hacer. No en vano, mi postura en las redes sociales es hoy totalmente feminista. Más que nunca. Pero no niego mis contradicciones. Las saco a relucir.
¿Cuántos políticos presuntamente educados llevarán un #DonaldTrump dentro? @XavierAlcover Clic para tuitear
  •  Donald Trump es él mismo —y como él hay un buen puñado en EE UU: cowboys blancos conservadores de 40 a 60 años que detestan el filme Brockeback Mountain—, así que Trump no te engaña, y el pueblo americano está muy cansado de que les engañen. Trump va de cara, será grosero y descarado, de acuerdo, será un auténtico capullo o una suerte de entidad biológica insectoide que va de flor en flor (el abejorro adora las flores, pero las usa y luego las deja ‘tiradas’), pero ya te lo está diciendo desde el principio: «yo soy así, pienso así, vótame si quieres». Y esto contrasta con las buenas palabritas del político común que, después de todo, da una buena imagen y promete la luna pero no cambia nada: los pobres, pobres son, las clases medias más medias-bajas o más bajas son y los ricos, más ricos son. Esto demuestra que el sistema ultra-neoliberal funciona a la perfección pongas a quien pongas como títere: un demócrata o un republicano (la misma cosa son). Y, sí, digo títere porque el presidente de los EE UU no tiene las manos libres para hacer lo que quiera. Not at all. Y por eso, Donald Trump, quien tratará de hacer y de deshacer las cosas a placer, tampoco va a conseguir todos sus propósitos. No le dejarán. Y si llega a construir ese famoso Muro de Berlín en la frontera con México (que está por ver), tarde o temprano lo volverán a derribar (que Black Hawks tienen muchos). Ya sea la hada madrina Michelle Obama o el próximo político carismático salvador de turno.
El sistema ultra-neoliberal funciona a la perfección pongas a quien pongas como títere. Clic para tuitear
  •  Muchos han votado a Trump porque son como Trump, pero otros tantos han votado a Trump porque Trump no es una ‘trampa’ sino una realidad auténtica, una realidad muy negativa, si me apuráis, porque, veréis, muchos han votado a Donald Trump para hacerse el harakiri basándose en la lógica de «cuanto peor, mejor», amarrados a la expectativa de ver si la gente sale de una vez a las calles en masa, a ver si se remueve y se rebela de una vez por todas el país de los contrastes y de las contradicciones, de las mudanzas compulsivas y de la televisión y del entretenimiento, del porno y de lo puritano, el país del Sueño Americano y de las Pesadillas, de la Estatua de la Libertad y de la Ruta 66, pero de la máxima seguridad en un país donde llevar un arma es un derecho, un país que sigue dormido pero que, sin embargo, gracias a Trump, ha despertado y que gracias a él nadie se atreve ya a soñar despierto, pues ¡ha llegado el momento de actuar! En realidad, votar a Trump es un voto útil: pon a un inútil como presidente y se encenderá la mecha de la bomba social. La pesadilla se hará realidad si la gente despierta y sale a la calle (será una auténtica pesadilla para las elites financieras). El establishment es el enemigo, una pandilla de antihéroes portadores de falsas máscaras de Spiderman o de X Women, y esa es la verdad. El héroe, el político educado e inteligente, ya no tiene credibilidad (puede engañarte y, de hecho, se ha visto que así es). Donald Trump no es político («and this is the point, my friends»), es maleducado, un antihéroe americano y no hay peor enemigo que ese –no hay peor desgracia que esa– pero no te va a engañar porque él mismo te ha dicho que es un DESPROPÓSITO HUMANO,  una bomba casera y como auténtico «dinamitador social, político, económico y cultural» tiene una mecha limitada –aunque, al parecer, una vida sexual muy activa– y, por tanto, tiene también fecha de caducidad. Y eso es lo más (in)creíble del asunto. EE UU se ha inmolado a sí mismo y saltará por los aires y no hay, en este instante, mejor estrategia que esa para limpiar el podrido sistema actual y suplantarlo por un verdadero sistema político democrático. Se acabó el mundo virtual de Pokémon, ahora toca cambiar la realidad y tomar las calles: Americans, Go!
Ahora toca cambiar la realidad y tomar las calles: Americans, Go! @XavierAlcover Clic para tuitear

 

Javier Alcover y su Mundo Misceláneo