Espectáculo de la Fura dels Baus

Aunque los fastos del bicentenario del Museo del Prado se iniciaron el 19 de noviembre de 2018 por ser ese día cuando se cumplía exactamente el 199 aniversario de su fundación, sin embargo, fue el 24 de noviembre cuando tuvo lugar el acto más popular y participativo. Ese día sobre la fachada de Velázquez del museo se realizó un espectáculo de luz, sonido y teatro aéreo que resultó curioso aunque difícil de observar en su integridad por el numeroso público que allí se congregó y porque los árboles del Paseo del Prado así como las numerosas señales de tráfico impedían ver la actuación y proyección en su integridad y con comodidad.

La primera parte, como se puede observar en el vídeo adjunto, fue protagonizada por tres actores de la Fura dels Baus que se descolgaron desde el tejado de la puerta Velázquez y en el Frontón de la misma dedicado a Minerva, la diosa de las Artes, efectuaron unas cuantas piruetas siguiendo el texto que se podía escuchar de fondo. Yo me esperaba mucho más de esta actuación habida cuenta de quienes eran los ejecutantes, nada más y nada menos que los de la Fura. Me gustó mucho más la segunda parte que consistió en un vídeo-mapping, a través del cual, y con la voz de Juan Echanove como narrador, se repasó la historia del Museo desde su fundación en 1819 hasta el momento actual. La proyección de las pinturas sobre la Fachada así como la construcción y deconstrucción de la misma a través del video, me pareció muy lograda. Se hizo hincapié en las pocas obras de pintoras que hay en el Museo y también se resaltó el momento terrible de la Guerra Civil en que peligraron los cuadros por los bombardeos continuos que Madrid hubo de soportar como ciudad asediada por los franquistas. Finalmente se llegó a la Democracia, el momento actual, y el Museo ya es de todos y para todos.

Con motivo de la #exposición «Museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria» #Prado200, nuestro colaborador @juancargalan nos invita a un paseo por la historia del @museodelprado desde los tiempos de Carlos III hasta nuestros días. Clic para tuitear

La exposición «Museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria»

Si el espectáculo anterior defraudó en parte mis expectativas, la exposición que se abrió el 19 de noviembre y que yo tuve oportunidad de ver durante el pasado puente de la Constitución superó mucho, y con nota, lo que me esperaba. Como bien dijo el diario El País al día siguiente de su inauguración, se trata de un recorrido por la historia del Museo que en el fondo no es otra cosa que un recorrido por la Historia de España. Comienza la muestra hablando de los ilustrados españoles y el papel que para ellos tenía la cultura, su protección y también, aunque esto algo más tarde, su difusión. El Museo del Prado comenzó en un edificio que había sido creado por Carlos III para alojar el Gabinete de Historia Natural. Fue allí donde se alojaron las colecciones reales de pintura y escultura, pues en principio el mismo tuvo el carácter de Museo Real propiedad de la Corona.

Los precedentes a esta creación hay que buscarlos diez años antes en el Museo Josefino creado por José Bonaparte cuyos fines eran muy similares a los de la creación del Prado. Por otra parte, la ola ilustrada que recorría Europa empujaba en esta dirección desde finales del XVIII cuando vieron la luz el Museo del Louvre (1793) en París y el British Museum (1795) en Londres. La impulsora de la creación del Museo fue la reina María Isabel de Braganza que falleció un año antes de que éste abriera las puertas.

1819-2019. El Museo del Prado cumple 200 años

María Isabel de Braganza

Me ha resultado muy interesante conocer cómo las 311 primeras obras, todas ellas cuadros de autores españoles, que albergó en su inauguración fueron ampliándose con aportaciones procedentes del Monasterio de El Escorial —101 obras, entre ellas algunas piezas maestras de Tiziano o Rafael— así como también esculturas clásicas a partir de 1830 y el denominado Tesoro del Delfín en 1839.

Otra curiosidad importantísima de la historia del Museo del Prado en la que insiste la exposición es transmitir al visitante que desde muy pronto el Museo se benefició de donaciones y también realizó adquisiciones para en la medida de lo posible rellenar las lagunas que la primitiva colección tenía. De esta manera, por compra, llegaron obras de Zurbarán o de pintura barroca madrileña; así como por donación el museo se hizo nada más y nada menos que con el Cristo crucificado de Velázquez.

La gran evolución

El Museo del Prado conoce un crecimiento increíble a partir de la muerte de Fernando VII en 1833. Fue en especial la política de desamortización de los bienes eclesiásticos emprendida por Mendizábal a partir de 1835 y la disposición de que pasaran al Estado «los archivos, bibliotecas, pinturas y demás enseres que puedan ser útiles a los institutos de ciencias y artes». Esta decisión fue trascendental y provocó una acumulación tal de bienes culturales procedentes de conventos que fue preciso habilitar un lugar para albergarlos. Así nació el llamado Museo de la Trinidad de la Calzada ubicado al inicio de la calle de Atocha.

Coincide la apertura del Museo de la Trinidad en 1838 con una positiva valoración de la pintura española en Europa. Los viajeros románticos que visitan España en estos años difunden a su regreso las maravillas aquí contempladas. En especial descubrirán la pintura del Greco y un poco más adelante la de Velázquez y Goya. La valoración de la pintura española provocará que los museos europeos deseen hacerse con obras a fin de crear salas de pintura española como las que hoy día siguen existiendo en Budapest o San Petersburgo. Como consecuencia de esto, y también de la desamortización y de la inestabilidad política existente en nuestro país (Guerra de la Independencia y las Carlistas fundamentalmente), muchas obras valiosas saldrán de nuestro país para engrosar las colecciones de otros países.

Un lugar de aprendizaje

Desde muy pronto los jóvenes pintores europeos y también los españoles, claro, visitan el Museo del Prado para aprender de los maestros que firman las obras que se exhiben en sus paredes. Impresionistas franceses como Renoir o Manet visitan el Prado y realizan copias de algunas piezas relevantes. Les atraen sobre todo Velázquez y Goya. También viajan a Madrid pintores de otros países y, naturalmente, españoles como Fortuny atraído por la pintura de José Ribera o, naturalmente, Picasso, para quien el Prado durante su estancia en Madrid era como su casa, y que en sus cartas habla de lo que le gusta el Greco y Velázquez, pero también Teniers, Van Dyck o Tiziano.

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San Andrés de Ribera flanqueado a izquierda y derecha por dos copias del mismo hechas por Fortuny

La Edad de Plata

El Museo se coloca a la altura de los tiempos en los años que va de 1880 a 1930, o sea, en la denominada ‘Edad de Plata’. Se crea un Patronato para conseguir que sea de verdad un Museo y no sólo una pinacoteca. De aquí nace una política museística consistente en realizar exposiciones monográficas como la que en 1902 se dedicó al Greco o a Zurbarán en 1903. También se organizó el contenido en Salas monográficas a fin de ganar en didactismo. Por último en este período el Museo del Prado se abrió a ampliar sus colecciones con obras de la Edad Media con lo que muchos nombres de artistas españoles hasta entonces relegados como Fernando Gallego, el Maestro de Zafra o Bartolomé Bermejo entran en ese momento en la nómina de la institución.

Durante esta época las donaciones sirvieron para cubrir vacíos. Así la que realizó Francesc Cambó de los cuadros de Boticelli o la que hizo el Duque de Alba de Fray Angelico añadió calidad a la sala de pintura italiana del XV-XVI. Del mismo modo la sala de pintura flamenca de estos mismos siglos vio acrecentada sus fondos merced a donaciones recibidas.

La Segunda República

Aquí la exposición presta atención a la apertura al Pueblo de los tesoros albergados en el Museo. Hay fotos en la muestra en las que mujeres y hombres con atuendos muy populares se pasean y observan con cara de sorpresa los cuadros que les miran —más que ellos a los cuadros— desde las paredes. También se explica un poco la política de difusión cultural que la República ideó con el denominado «Museo Circulante» para que algunas obras maestras llegasen a la España profunda.

Por último, en esta sección —la sexta de las ocho en que está organizada la exposición— se hace un aparte con el terrible episodio de la Guerra Civil. El asedio sufrido por Madrid obligó a evacuar el Museo y trasladar las obras a Ginebra donde quedaron bajo protección de Naciones Unidas. El 1 de junio de 1939 se realizó en esa ciudad suiza la exposición «Les Chefs-d’oeuvre du Musée du Prado». El éxito de la muestra fue rotundo con más de cuatrocientos mil visitantes desde el 1 de junio hasta el 31 de agosto de ese año en que se clausuró. Las exigencias del gobierno franquista y el hecho de que Hitler acabase de invadir Polonia hicieron que el 1 de septiembre de 1939 las obras volvieran a Madrid.

El Franquismo

El Régimen supo de la proyección internacional del Museo y por ello lo cuidó dentro, naturalmente, de lo que para el mismo era la Cultura. Por ello vio ampliadas las colecciones con adquisiciones. Pero lo mejor de este infausto período fue la importancia que los intelectuales otorgaron a la pinacoteca como espacio de libertad en el que se cobijaban para profundizar en el aprendizaje de los maestros. Así Antonio Saura, el equipo Crónica o Eduardo Arroyo. Estos pintores y muchos otros como Picasso, Pollock, Warhol, Dalí, Francis Bacon o Lucien Freud reflexionarán a través de sus creaciones inspiradas en obras del Museo. Y otro tanto harán escritores e intelectuales como Alberti, María Zambrano o Moreno Villa.

La Democracia

Aquí la atención se centra en la llegada del Guernica de Picasso y en la ampliación arquitectónica del Museo. También es importante el papel dado en este período a las exposiciones temporales como esta misma o la de Bartolomé Bermejo que se ubica en las salas siguientes.

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La Magdalena penitente de Pedro de Mena

Cada una de estas ocho secciones se ilustra con cuadros procedentes de fondos diversos: del propio Museo del Prado, de otros museos españoles y de museos extranjeros. Siempre se ha buscado que las obras ‘conversen’ entre sí y sirva este diálogo para mostrar la importancia e influencia que la institución ha tenido a lo largo de su historia dentro y fuera de nuestro país. Además de pinturas también hay algunas esculturas como La Magdalena penitente de Pedro de Mena procedente del Museo de tallas de Valladolid e incluso documentación escrita que muestra disposiciones diversas emanadas de los poderes públicos para la fundación del Museo, la adquisición de alguna obra o la decisión gubernamental de preservar para el disfrute e instrucción pública de cuanto pudiese ser apto para ello dentro de la política de desamortización impulsada por Juan Álvarez de Mendizábal.

 

 

La exposición que se inauguró el día 19 de noviembre de 2018 estará abierta al público hasta el próximo 10 de marzo de 2019.

 

Juan Carlos Galán