Si Charles Chaplin no hubiera creado a Charlot probablemente hoy sería recordado como filósofo o, incluso, se habría lanzado a la carrera política y, creedme, lo recordaríamos también por ello.
Lo que me gustaría más que nada sería estar en el Parlamento.
(London Daily Telegraph, 1913)
Afortunadamente, su destino era otro. Hijo de una artista de music-hall que prefería llevarlo a sus actuaciones antes de dejarlo solo en una habitación alquilada, el pequeño Charlie pisó su primer escenario a la edad de cinco años. ¡Y qué escenario! Según dicen, su madre actuaba en un lugar llamado Aldershot Canteen, donde la audiencia, mayoritariamente soldados, no era muy refinada. Durante su actuación, hubo un momento en el que Hanna Chaplin se quedó sin voz y alguien, con clara intención de burla, empujó al niño al escenario. Lejos de sentirse acobardado o echar a llorar, el pequeño Charlie se colocó en el centro y cantó, sin asomo de timidez, dos temas seguidos. Tras las consiguientes reverencias y recogida de monedas, aquel niño bajó del escenario marcado por el arte.
El music-hall fue su escuela, a la edad de nueve años ya formaba parte de una troupe de jóvenes que bailaban con zuecos. El teatro no se hizo esperar y, poco después, Estados Unidos. En 1914 debutó en su primer cortometraje como Charlot en los estudios Keystone de otro de los grandes de la época, Mack Sennett.
Aquellas primeras comedias burlescas que afianzaron su personaje también le valieron críticas feroces. Todo gran genio corre el riesgo de ser objeto de la incomprensión, y Charles Chaplin lo fue en muchas ocasiones. Mientras su país entraba en guerra (en dos, sucesivamente), Charlot hacía de las suyas en el cine, cómodamente instalado en Hollywood, lo cual no fue bien aceptado por ciertos sectores de la opinión pública inglesa. La respuesta la hallamos siempre en sus películas: como creador utilizó las armas de su arte en defensa de unos ideales que permanecen vigentes a día de hoy. La denuncia del horror provocado por la guerra está presente en varias películas de su primera época —en Armas al hombro, de 1918—, pero es, sobre todo, en El gran Dictador (1940) donde carga su metafórico cañón contra el nazismo, deja patente su visión humanista y pacifista del mundo y consigue que humor y emoción se fundan en una obra inolvidable.
#CharlesChaplin Todo gran genio corre el riesgo de ser objeto de la incomprensión. #Charlot o la emoción como guía hacia el pensamiento solidario. Artículo de @txaro_cardenas. Share on XLa vertiente política de Chaplin fue motivo de controversia y persecución en una nación en la que ser innovador y progresista se consideraba antipatriótico, su ideología, cercana al comunismo, fue objeto de una durísima represalia por parte del Comité de Actividades Antiamericanas. En esta ocasión, su respuesta se vio condicionada por la imposibilidad de volver al país cuya cultura contribuyó a engrandecer. El hombre que fue candidato al Premio Nobel de la Paz en 1948, Óscar Honorífico en 1928 y 1972, y Caballero Comendador de la Orden del Imperio Británico en 1975, se vio empujado a dirigir y producir sus últimas obras desde su obligado retiro de Suiza, confirmando, una vez más, que la defensa de la libertad se acaba pagando de alguna manera.
Charles Chaplin no fue solo el actor que creó un personaje inmortal: fue guionista, director, compositor de las bandas sonoras de sus películas, pionero junto a sus socios D.W. Griffith, Mary Pickford y Douglas Fairbanks en la fundación de la primera productora cinematográfica independiente —United Artists—; un pensador que, todavía hoy, consigue hacernos reflexionar, sonreír y llorar de emoción.
Frases de un genio llamado Charles Chaplin
La vida es maravillosa si no se le tiene miedo. #CharlesChaplin Share on X Aprende como si fueras a vivir toda la vida, y vive como si fueras a morir mañana. #CharlesChaplin Share on X Nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías, será un día perdido. #CharlesChaplin Share on X El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto. #CharlesChaplin Share on X No hay nada permanente en este malvado mundo. Ni siquiera nuestros problemas. #CharlesChaplin Share on X No esperes a que te toque el turno de hablar; escucha de veras y serás diferente. #CharlesChaplin Share on X Algo hay tan inevitable como la muerte y es la vida. #CharlesChaplin Share on X Ríe y el mundo reirá contigo; llora y el mundo, dándote la espalda, te dejará llorar. #CharlesChaplin Share on XLos números santifican, si matas a unos pocos eres un criminal, si asesinas a miles, eres un héroe.
Hola Txaro, gracias por tu respuesta. También me alegra saludarte de nuevo. Sí, aunque nunca he sido un participante muy activo en el mundo de las redes sociales, todavía he estado un tiempo un poco más alejado.
Dices: “No se puede hablar de interpretación, gestos y voz son la prueba de que quien habla es el hombre, no el personaje”.
Aunque tengo la sensación de reiterarme, a raíz de una respuesta en la entrada de Pilar Molina sobre Walt Whitman, tienes toda la razón en lo que expresas en las líneas de arriba. Muy a menudo se hace un uso malabar de las palabras, jugamos con ellas con tal habilidad, con tal maestría, que les otorgamos una realidad y un poder que no tienen. Contrariamente a la frase: “El silencio es la elocuencia de la sabiduría”, hoy día se manifiesta mucho conocimiento en discursos orales y escritos, pero no se transmite nada, las palabras están vacías, son cáscaras sin fuerza germinativa. Y sin embargo les otorgamos un gran poder, el de sustituir a la realidad simplemente por el hecho de nombrarla. Por poner un ejemplo: Es evidente cuantos políticos hablan de honestidad, de moralidad, de justicia, de solidaridad…y sus actos demuestran lo opuesto. ¿Cómo podemos hablar de paz, de amor, de justicia, etc., si no nos convertimos en ello? En aquello que nombramos. ¿Dónde está la coherencia si pensamiento, sentimiento y acción van cada uno en una dirección, si nuestros actos contradicen nuestras palabras?
Charles Chaplin, Charlot, era coherente porque su vida era el reflejo de lo que era, no de lo que decía ser. Creo que tú lo has sabido expresar magníficamente en tu entrada. La verdad, se me hizo corta, pero al mismo tiempo fue muy enriquecedora.
Un abrazo.
Todo un acierto traer a Charles Chaplin. Breve, bello e intenso, el contenido de tu entrada. Es curiosa la cantidad de gente que conoce a Charlot y no conoce a Charles Chaplin, quizás porque, como en otras tantas ocasiones ha sucedido, la palabra “actor” conlleva una serie de asociaciones vinculadas a la frivolidad, el espectáculo, el entretenimiento, un mundo “no serio”. Y uno se pregunta entonces ¿qué es lo serio?: el espectáculo que dan a diario los políticos, las guerras, el hambre, la moda, el fútbol, la tecnología…Lo serio ¿acaso no sería la humanidad? Definición de humanidad: Capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas. Sí, leemos la frase, ya la sabemos, y la olvidamos nada más acabarla. Una definición, un gramo más de conocimiento, pero si a ello le añadimos una emoción transformada en acción tenemos un remedio, un sentimiento, una conexión profunda con el corazón, ¿el nuestro, el de los demás? ¿Acaso no es lo mismo? Creo que eso es lo que el genio de Charles Chaplin, Charlot, supo expresar tan bien, sin palabras, de corazón a corazón.
Saludos.
Hola, Quirico, cómo me alegro de volverte a «ver» por estos lares, se te echa de menos.
También me alegro de que te haya gustado el artículo. Es cierto que relacionamos el cine y sus creadores con la frivolidad inherente al espectáculo, pero no debemos olvidar que es una forma de expresión artística, creada por artistas para transmitir emociones, analizar y denunciar realidades, y también, por qué no, entretener.
Chaplin supo, a base de gestos y miradas, expresar su empatía por el ser humano. Supo emocionarnos y transmitirnos un hermoso y profundo universo de reflexiones. No he visto ni escuchado jamás un discurso más verosímil y potente que este: él transmite su ideario y su fe con la mayor sinceridad, sin importarle las consecuencias. No se puede hablar de interpretación, gestos y voz son la prueba de que quien habla es el hombre, no el personaje.
Cuando terminé de escribirlo, sentí que me había quedado corta, la verdad.
Después de leerte, creo que quizás haya transmitido lo que pienso de este gran ser humano, que con su arte, nos hizo sentir todo su amor por sus semejantes.
Gracias, Quirico. Espero que volvamos a compartir momentos de lectura por esta luna, y quizás otras que están por venir.