Después de  El declive del Imperio Americano (1986) y Las invasiones bárbaras (2003) —por la que su director Denys Arcand (1941) ganó el Óscar a Mejor Película de habla no inglesa—, se ha estrenado en cines La caída del Imperio Americano, cerrando la trilogía de un director con el que he conectado en casi todas sus películas por su cruda visión de la realidad, el agrio sarcasmo, la ironía sobre nuestras propias contradicciones y la decepción de toda una generación.

El director de cine, guionista y productor franco-canadiense creció en un hogar devotamente católico en un pueblo a unos 40 km al suroeste de la ciudad de Quebec y asistió a la escuela de los jesuitas durante nueve años hasta que su familia se mudó a Montreal. Soñaba con ser un jugador de tenis profesional, pero mientras estudiaba para obtener el título en historia en la Universidad de Montreal, se implicó en la realización de películas, lo que le dio un nuevo sentido a sus sueños vitales. En esta última película, con 77 años y casi 50 de carrera en activo, no ha perdido nada de su dinamismo, sus convicciones y su escepticismo sobre las instituciones establecidas.

Hoy, nuestra comentarista de #cine @OrdunaMaite recomienda La caída del Imperio Americano de Denys Arcand, que en 50 años de carrera no ha perdido su dinamismo, sus convicciones y su escepticismo sobre las instituciones. @wandafilms. Clic para tuitear

La caída del Imperio Americano por el poder del dinero 1

La caída del Imperio Americano no es exactamente una continuación de las dos anteriores, ya que crea nuevos personajes aunque recurra a algunos de su actores de siempre, como Rémy Girard o Pierre Curzi, y se inspira en un tiroteo real ocurrido en Montreal en 2010. En esta ocasión los protagonistas serán Pierre-Paul Daoust de 36 años que, a pesar de su doctorado en filosofía, trabaja como repartidor de una empresa de envíos, llevando una vida altruista como voluntario en un refugio de acogida para los sintecho que viven en unas durísimas condiciones.

Un día es testigo de un atraco a uno de los centros donde suele realizar el reparto y después de un tiroteo las bolsas llenas de dinero quedan tiradas en la calle a sus pies. El irresistible poder del dinero sacudirá su concepto de buen ciudadano y pondrá en su camino a Aspasia, una escort de alto nivel, a Sylvain, un ex convicto defraudador fiscal, y a Maître Wilbrod Taschereau, un lujoso abogado experto en paraísos fiscales y evasión de impuestos.

La chute de l'empire americain

Esta película, titulada inicialmente como El poder del dinero, tiene un comienzo sorprendente cuando Pierre-Paul, magníficamente interpretado por Alexandre Landry, explica a la que pronto será su exnovia, la desventaja de ser inteligente y de cómo los mediocres y estultos llegan a ocupar altos cargos directivos, alcanzan la presidencia de las grandes compañías e incluso son presidentes de países poderosos, en clara referencia al país vecino de Canadá.

Denys Arcand en su Caída del Imperio Americano, da una vuelta de tuerca a su decepción sobre las ideologías y el sistema en el que sustentan las distintas políticas en cualquier espacio del arco político. En su oscarizada película Las invasiones bárbaras, hacía una reflexión sobre lo que toda una generación creyó, defendió y contempló atónita cómo se doblegaban ante el poder del dinero y la corrupción; los protagonistas bromeaban:

Hemos sido de todo, parece mentira: separatistas, independentistas, soberanistas, soberanistas asociacionistas…

—Bueno, al principio empezamos siendo existencialistas.

—Leímos a Sartre y a Camus.

—Luego leímos a Franz Fanon y nos volvimos anticolonialistas.

—Entonces leímos a Marcuse y nos hicimos marxistas.

—Marxistas-leninistas.

—Trotskistas.

—Maoístas.

—Después leímos a Soljenitsin y cambiamos de idea. Nos hicimos estructuralistas.

—Situacionistas.

—Deconstructivistas.

—Existe algún -ismo que no hayamos adorado?

—El cretinismo.

Y al igual que el maduro Arcand en su última película, es difícil creer en algo más real que el cretinismo y en contraposición, la bondad de las personas que tienes cerca, que conoces y sientes de confianza. Así puede resumirse la reflexión en la que nos sume el film; con el humor que le caracteriza describe: un sistema policial que desprecia a la ciudadanía, un sistema sanitario descuidado (obsérvese la presencia de un carrito de la limpieza, con sus mochos, junto a la cama de un paciente en estado de coma) o los ladrones de guante blanco que campan libremente por las altas esferas económicas y políticas de todo el mundo.

El hombre que afirmaba en su película Jesús de Montreal (1986) «¡La vida no puede consistir sólo en esperar la muerte lo más confortablemente posible!», después de un descanso de siete años en la dirección regresó en 2014 con la película Le règne de la beauté, una alegoría sobre la superficialidad del primer mundo actual, donde la felicidad sigue siendo una quimera para quienes tan solo coleccionan bienes. En ella nos presentaba un espíritu con más desencanto y decepción que las anteriores, pero sin ese toque de humor negro, como si hubiese perdido toda esperanza sobre la generación que sucede a la suya y de la que esperaba algo más.

Este cineasta que muchos han considerado como el pesimista más sobresaliente, tal vez incluso un nihilista y un misántropo, nos propone un final con una visión casi optimista de la humanidad en La caída del Imperio Americano. Eso sí, nos recuerda la pobreza del primer mundo con imágenes de los inuits (esquimales), los indios nativos y otros sintecho, en una sincera denuncia de la crueldad de las injusticias sociales.

Arcand se rió cuando le dijeron que era la descripción habitual de él antes de esta película.

Es posible que me esté volviendo más blando a medida que envejezco, aunque nunca fui tan pesimista como la gente pensaba que era.

Equipo y reparto de La chute de l'empire americain

Denise Robert, esposa de Denys Arcand y productora del film, dijo:  «El dinero en sí mismo no es bueno ni malo, todo depende del uso que hagas de él… La vida es imprecisa y la moral, también». «El amor y la comprensión deben sobrepasar el valor del dinero. Denys Arcand observa la sociedad, no la juzga».

«La vida es imprecisa y la moral, también». «El amor y la comprensión deben sobrepasar el valor del dinero. Denys Arcand observa la sociedad, no la juzga». Denise Robert, productora de La caída del Imperio Americano. @OrdunaMaite. Clic para tuitear

Denys Arcand. Película

Denys Arcand considera que la mejor descripción para su película es la que escribió el crítico cinematográfico Robert Fulford, bajo el seudónimo de Marshall Delaney, que dice sobre La caída del Imperio Americano:

Se trata de intelectuales y son muy pesimistas. Están diciendo que el mundo se está yendo al infierno y que el amor ya no existe. Todo esto podría ser muy deprimente, pero la cámara está diciendo exactamente lo contrario. La cámara dice: que el atardecer en el lago Memphremagog es absolutamente hermoso, y el color del vino en la copa es realmente maravilloso y estas personas comparten una amistad que es única.  Entonces, no es una película pesimista en absoluto. Lo que dicen es pesimista, pero si miras toda la película y el lenguaje cinematográfico detrás de ella, contradice lo que realmente dicen los personajes.

 

Denys Arcand nos transmite su cruda visión de la realidad con ese toque irónico tan suyo, pero a pesar del pesimismo, propone un final con un punto de vista casi optimista de la humanidad. La caída del Imperio Americano. @OrdunaMaite. Clic para tuitear

 

Maite Orduña Miró

La caída del Imperio Americano (2018)

Dirección y guion: Denys Arcand

Fotografía: Van Royko

Reparto: Alexandre Landry, Maripier Morin, Rémy Girard, Louis Morissette, Maxim Roy, Pierre Curzi, Vincent Leclerc, Yan England, Claude Legault, Florence Longpré, Paul Doucet, James Hyndman, Benoît Brière, Gaston Lepage, Geneviève Schmidt, Mathieu Lorain-Dignard, Denis Bouchard