Comentaba el otro día que llego a Problemas de identidad tarde y mal. Tarde porque hace mucho que la tenía pendiente, casi desde su lanzamiento, y mal porque probablemente se haya dicho ya todo sobre ella. Sin duda era una apuesta arriesgada en un país cainita como el nuestro en el que esperamos el fallo del trapecista con más ansia que su éxito. Así somos. Carlos Zanón asumió un reto difícil, casi imposible. El de dar continuidad al que probablemente sea el personaje más conocido en la historia de la novela de detectives patrios. Carvalho es un mito, un referente, un espejo en el que mirarse. No quiero ni imaginar la presión que eso debió comportar. El miedo que se debe sentir ante esa primera página en blanco al acometer un encargo de tamaña envergadura.

Admito que la lectura de Problemas de identidad me ha dejado asombrado. En un ejercicio de malabarismo, Carlos Zanón ha tejido un caleidoscopio en el que el título no es una mera frase. Es un juego de espejos en el que su autor se camufla de personaje, se desdobla y se aleja de El Escritor, sin por ello rehuir el combate. La cantidad de referencias que maneja, históricas, sociales, musicales o psicológicas es toda una lección para cualquiera que aspire a escribir una buena historia. No importa que sea suplantando a Vázquez Montalbán o no, eso para mí es secundario, porque además es imposible. Y Carlos Zanón no ha caído en ese error. Sencillamente ha escrito una gran novela.

#ProblemasdeIdentidad: el título no es una mera frase, sino un juego de espejos en el que su autor se camufla de personaje, se desdobla y se aleja de El Escritor, sin por ello rehuir el combate. #Carvalho @czanon @jacksshadows. Share on X

Quiere la casualidad –o la fatalidad— que justo ahora, cuando reseño Problemas de identidad recibamos la triste noticia del cierre de SomNegra, un referente de las librerías de género en España, que recogió el testigo de la inmensa labor que Paco Camarasa llevó a cabo, también presente en la novela. No nos engañemos, ya nadie lee, a nadie le importa lo que los escritores tengamos que decir, nos leemos entre nosotros y somos como dinosaurios ignorantes de que el meteorito hace ya tiempo que nos impactó de lleno. Habitamos un mundo que ya no existe, como el Carvalho de Zanón y la Barcelona que se desintegra entre sus páginas.

Librerías como @SomNegra cierran y los escritores habitamos un mundo que ya no existe, como el #Carvalho de @czanon y la #Barcelona que se desintegra entre sus páginas. Reseña de @jacksshadows. @Planetadelibros. Share on X

Poco podía imaginar Pepe que quemar libros era lo único que tenía sentido, lo tenía entonces y lo tiene ahora. Pero si vamos a quemar lo que fuimos, o lo que somos, al menos leamos primero cada página que arrojemos al fuego. Ese fuego que también destruye al Carvalho de Zanón, esa quemazón amarga, desencantada, que mira con tristeza la deriva política y social en Catalunya y en España.

Leer Problemas de identidad requiere conocer un buen puñado de referencias, guiños y alusiones que siempre arrancan una sonrisa en el lector, frases que pasan desapercibidas, que hieren: «Es como la música para adultos, no hay vida ahí». Hace falta ser muy cabrón para hacer daño así. Pero son precisamente esas referencias, tan magistralmente utilizadas, las que enganchan, las que nos hacen adictos a la historia, tan yonquis como la Novia Zombi.

Dentro de Problemas de identidad hay muchas cosas, personajes, subtramas, recovecos, heridas abiertas. Confieso que, como cualquiera que haya amado a la persona equivocada, la relación de Carvalho con su Novia Zombi me ha hechizado, porque de eso va también la vida, de querer mal. Hay amargura, pero también hay humor, diálogos para enmarcar, réplicas desternillantes, personajes bien dibujados, situaciones desesperadas, mala hostia a raudales.

Problemas de identidad es una enorme novela, un crisol en el que se mezcla todo aquello que somos como sociedad y como acertadamente piensa Carvalho, nuestro carácter es nuestro destino. No se me ocurre una definición mejor para explicar este mundo absurdo en el que habitamos, un mundo difícil de comprender y aceptar. Tan sencillo como eso.

Ya saben lo que se dice: si no vas a amar sus fantasmas es mejor que no la saques del infierno. Y así llegamos al final de la novela, con un mensaje escrito en un móvil, una sola palabra: «Ven». Una sola palabra que lo resume todo, que todo lo concentra, que todo lo explica, incluso lo inexplicable.

No me cansaré de decirlo: lean a Carlos Zanón.

 

#ProblemasdeIdentidad es una enorme novela, un crisol en el que se mezcla todo aquello que somos como sociedad y como acertadamente piensa #Carvalho, nuestro carácter es nuestro destino. Lean a @czanon. @jacksshadows. Share on X

 

 

 

Problemas de identidad, de Carlos Zanón

 

 

Problemas de identidad

Carlos Zanón

Planeta

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Reseña de Salva Alemany

Portada de la reseña: David de la Torre