Rosa Berros Canuria nació y creció en León, una pequeña, triste y oscura ciudad de provincias de los años sesenta del pasado siglo; una ciudad por la que salir a pasear en las tardes soporíferas de los domingos veraniegos o en las heladoras tardes de invierno en las que el frío espantaba cualquier tentación de sopor, solo ofrecía el triste espectáculo de huérfanos, seminaristas y reclutas paseando su aburrida sensación de tiempo libre por las calles.
Ante tan estimulante espectáculo, pronto decidió que lo mejor que se podía hacer cuando el colegio no exigía su presencia, era quedarse en casa leyendo lo que pillara, que solían ser los antiguos libros y cómics de cuando su padre, otro desengañado de los exteriores leoneses, era niño y adolescente.
Se enamoró del cine a los cinco años cuando su abuela la llevó a ver Sonrisas y lágrimas. Y a partir de entonces, compaginó la lectura y las visitas al cine con Sesión de tarde, Sesión de noche, La Clave, Grandes relatos, Estudio 1… y todo lo que fue surgiendo siempre que contara una buena historia.
#Reseñas de @RosaBerros. Te recomienda las mejores lecturas Share on XCreció así y se fue forjando en un mundo lleno de fábulas inventadas por otros, y cuando le tocó decidir qué iba a estudiar, decidió poner un poco de pragmatismo en su vida y dedicarse a algo tan poco dado a fantasear como la Biología. Profesora en un instituto de Secundaria en Santander, sigue dando vida a su tiempo libre con historias que poco tienen que ver con su trabajo; sigue colgada con las novelas, películas, series. Todo lo que sean historias que le permitan vivir como una perfecta lunática.
Desde hace casi dos años, administra el blog Cuéntame una historia en el que, además de compartir todas las sensaciones que extrae de esas historias ajenas, también ha empezado a escribir alguna propia.
Puedes encontrar a Rosa Berros Canuria en:
Hola, Rosa 🙂
Me he topado con este artículo buscando en Google una antigua reseña tuya que quería releer (y que por cierto no he sido capaz de encontrar). Me alegro mucho de que cuenten contigo como colaboradora en la revista, sin duda será una interesante y fructífera simbiosis.
Un abrazo enorme y mi enhorabuena (mi admiración la tienes desde siempre).
A mí también me encanta León, pero el león de los años sesenta, sobre todo cuando eres una niña, hay que reconocer que era un poco tétrico. Como todas España, por otra parte, pero en las ciudades pequeñas parece que la sensación se incrementaba.
Un beso, guapa.
Rosa es genial, estoy deseando leer sus reseñas, y coincidimos mucho, excepto en lo de León, a mí me encanta, supongo que ir de turista cambia la perspectiva.