Cinco magníficas artistas repudiadas por la Historia es el segundo artículo de la serie «Mujeres Excepcionales: Las olvidadas» creada por nuestra compañera, la historiadora del arte y escritora Tamara Iglesias, que en un primer capítulo —publicado el pasado 8 de marzo—, nos hablaba sobre siete mujeres cuyo papel en la Historia fue repudiado por la historiografía heteropatriarcal.

«Mujeres Excepcionales: Las olvidadas», reinas, filósofas, pintoras, escultoras, cantantes, compositoras y escritoras cuyos logros fueron eclipsados por sus padres, maridos, amantes y colegas.

Así fueron borradas de los anales de la Historia.

El trabajo de investigación de Tamara Iglesias aporta luz al legado de estas artistas repudiadas.

Cinco magníficas artistas repudiadas por la Historia

Cuando cursaba la carrera de Historia del Arte tuve un profesor (muy afable en sus clases y bastante menos en sus calificaciones) que siempre nos decía lo mismo: «Para triunfar en la Academia era imprescindible tener dos pinceles; uno en la mano y el otro entre las piernas. Si te faltaba el primero… bueno, siempre podías tener a algún amiguete pudiente que te echara un cable. Pero si te faltaba el segundo nadie valoraría jamás tu trabajo, ¡vamos, ni aunque fueras el mismísimo Miguel Ángel reencarnado!». Soy consciente de que a simple vista pudiera parecer un recuerdo un tanto burdo o incluso soez para comenzar este artículo, pero lo cierto es que con el tiempo y el estudio me di cuenta de que aquel latiguillo burlón que nos repetía los miércoles a las 17:00 era completamente cierto. Sí, querido lector, me di cuenta de que la Historia había dejado eclipsadas, vapuleadas, silenciadas, olvidadas e incluso insultadas o deshonradas a cientos de mujeres de enorme talento que simplemente se habían atrevido a perseguir sus sueños sin acogerse al canon eurocéntrico y patriarcal. Por aquellas que fueron borradas de los tratados y cuyos nombres no llegaron nunca a mis manos, me temo que poco puedo hacer más que llorarlas, pero sí puedo revivir en nuestra contemporaneidad el recuerdo de esas otras que consiguieron mantenerse ocultas entre las encuadernaciones de una estantería mohosa, para intentar contarte quienes fueron, qué soñaron y qué hicieron. Hoy sé que vas a disfrutar con esta continuación de la serie que comencé el pasado 8 de marzo porque te hablaré de cinco magníficas artistas tan geniales como repudiadas.

Cientos de mujeres de enorme talento fueron eclipsadas, vapuleadas, silenciadas, olvidadas e incluso insultadas o deshonradas. @iglesiashistor nos habla sobre cinco de estas #ArtistasRepudiadas por la historiografía heteropatriarcal. Clic para tuitear

Luisa Roldán

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San Ginés de la Jara. Luisa Roldán

A estas alturas, cualquiera que haya leído algún libro de Historia sabe que la mano del olvido en la partida hetero-patriarcal resultó contundente y carente de escrúpulos, pues poco le importaba poner la mira en un siglo que en el otro, en esta nacionalidad que en aquella; para cada revisor del discurso taxonómico y androcéntrico no había peces pequeños, sólo enemigos que amenazaban con romper el sagrado orden establecido desde el 570 a.C (si quieres saber a qué viene esta fecha, te invito a que eches un vistazo a mi serie sobre Empoderamiento Venusiano). En esa jugada marchita hubo de caer Luisa Roldán (Sevilla, 8 de septiembre de 1652-Madrid, 10 de enero de 1706) popularmente conocida como La Roldana, una artista barroca tan sobresaliente por sus magníficas terracotas e imaginerías que se convirtió en la primera mujer en ser nombrada escultora de cámara (al servicio de Felipe V y Carlos II) así como en una de las pocas anexionadas a los tratados de Antonio Palomino (quien la definió como «uno de los mayores talentos de su época»).

«Ni hija ni esposa, tallista»

Su excelsa capacidad para plasmar las expresiones sin renunciar al sutil toque de dramatismo que dejaba boquiabierto al público, fueron los culpables de que Murillo y Valdés Leal le plantearan repetidas colaboraciones, si bien por desgracia continuó apareciendo únicamente la firma de su padre (Pedro Roldán) en los contratos, o si acaso la de su marido Luis Antonio Navarro de los Arcos. A decir verdad, el primero solía ahogar la creatividad de la muchacha (motivo por el que escapó de la casa familiar en 1671 y fundó un taller propio), y el segundo (cuyo mayor don creativo era la capacidad para dorar las figuras) solía agolpar las alabanzas de todas aquellas amistades que tomaban a Luisa por una simple aprendiz o ayudante. Y aunque su vida estuvo llena de éxitos y menciones, los estudios posteriores prefirieron atribuir sus obras a Gregorio Fernández o incluso Martínez Montañés (lo que resulta un disparate si comparamos las enormes diferencias técnicas que caracterizan las obras de los tres artistas).

Luisa Roldán, La Roldana, tuvo que huir de la casa familiar para fundar un taller propio. #CincoArtistasRepudiadas #Arte #Escultura #Historia. Un artículo de @iglesiashistor. Clic para tuitear

Del centenar de piezas realizadas entre su etapa sevillana, la gaditana y la madrileña, quisiera destacar para ti dos trabajos en razón a su expresividad, detallismo y sensación de movimiento: San Servando en la catedral Nueva de Cádiz y San Ginés de la Jara, que actualmente se encuentra en el Getty Museum (Los Ángeles). Al margen de cualquier consideración religiosa, es imposible no quedarse pasmado viendo estas maravillas de legno y pintura.

Camille Claudel

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Clotho. Camille Claudel

Y si tenemos que hablar de artistas encajadas en la falsa reputación de subalternas o cuyas obras fueron robadas de mala manera por hombres más afamados, es de obligado cumplimiento mencionar a Camille Claudel, mi escultora predilecta y por desgracia más desfavorecida.

«Mi locura no es el amor, sino la escultura»

Nacida el 8 de diciembre de 1864 en Fère-en-Tardenois (al norte de Francia), sus increíbles aptitudes creativas le permitieron acceder al taller de Alfred Boucher, en cuyas exposiciones la gente quedaba obnubilada por el excepcional trabajo de la joven, recibiendo a menudo mejores críticas que su maestro. Esas alabanzas serían las culpables de atraer la atención del hombre que precipitó su caída en desgracia: Auguste Rodin. La enorme capacidad de aquella muchacha veinticuatro años menor que él, le indujo a presentarse en el estudio de Boucher (era el año 1883) con la intención de ofrecerle una asociación para el nuevo taller del 182 de la rue de l’Université. Tras aceptar la propuesta, la emoción inicial se convirtió rápidamente en una atención constante por las necesidades del estudio (ella ayudó extenuantemente en la elaboración de Los Burgueses de Calais y La Puerta del Infierno), para finalmente germinar en un romance tortuoso romance marcado por las discusiones y la decepción: Rodin era un hombre casado que repetía continuamente lo infeliz que era en su matrimonio pero que no dudaba en exhibir sus affairs con las demás mujeres frente a Camille. Cada vez que las humillaciones y el menosprecio por su trabajo individual derivaban en un intento por abandonar el estudio, Camille recibía una carta halagadora (como la que sigue) que la incitaba a permanecer junto a su compañero:

Camille mi amada […] hay momentos en los que francamente creo que te olvidaré pero en un solo instante, siento tu terrible poderío. Ten piedad, malvada, porque no puedo más, no puedo pasar un día sin verte porque la atroz locura se apodera de mí si no estás. Sin ti no puedo trabajar, todas mis energías están volcadas en amarte con furor. Mi Camille, te juro que no tengo amistad con ninguna otra mujer, y toda mi alma te pertenece.

Lastimosamente, la manipulación surtía sus frutos y ella reanudaba el trabajo esperando que la situación mejoraría con el paso del tiempo, pero esto nunca sucedió. El colmo de los colmos se dio en 1892 cuando (ante la noticia de su embarazo) Rodin la obligó a practicarse un aborto y, luego del traumático acontecimiento, Camille sacó fuerzas para poner punto y final a la relación. Abandonó definitivamente el taller y se dedicó en cuerpo y alma a su gran pasión; sus nuevos trabajos le ayudaron a superar el dolor y le valieron críticas magníficas en el Salón des Artistes Français y el Salón d’Automne, así como el epíteto de «artista revelación en Europa». Por desgracia, esta vuelta de tortilla desató la ira y celos de un Rodin despechado que no dudó en acusarla de plagio y de estar exhibiendo obras previamente proyectadas por su mano (un hecho que actualmente se ha demostrado del todo incierto); las acusaciones y la presión social llevaron a Camille al borde de un ataque de nervios, sintiéndose cercada por la sombra de aquel hombre que parecía surgir allá donde ella iba. En esta situación de inestabilidad emocional, su madre (sobornada por «el bueno» de Rodin) la internó en el manicomio de Ville-Évrard, a pesar de la negativa de los médicos que tan sólo prescribían un traslado al campo durante algunos meses para despejar la mente y aliviarse del caos con el que lidiaba en la ciudad.

En este punto, me gustaría contarte que la historia terminó bien, que se demostró que Rodin mentía y que Camille pudo salir indemne y continuar con su trabajo, pero lo cierto es que falleció en 1943 en ese mismo sanatorio, olvidada por todos y atribuidas la mayor parte de sus obras al hombre que la había castigado por intentar recuperar su libertad.

De todos sus trabajos se destaca habitualmente La edad madura, ya que supone el reflejo perfecto de la relación con Rodin (ya se sabe, nada vende más que el morbo y la leyenda negra), pero como historiadora del arte me vas a permitir que te recomiende mejor el visionado de una de mis piezas favoritas: Clotho, en la que se aprecia perfectamente la increíble calidad y minuciosidad de la artista y que Rodin nunca fue ni su maestro, ni su inspiración ni su obsesión.

En Clotho se aprecia la increíble calidad y minuciosidad de #CamilleClaudel y que #Rodin nunca fue ni su maestro, ni su inspiración ni su obsesión. #CincoArtistasRepudiadas #Arte #Escultura #Historia. Por @iglesiashistor. Clic para tuitear

Artemisia Gentileschi

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María Magdalena como Melancolía. Artemisia Gentileschi

«Pintaré la verdad de este mundo injusto»

El abuso siempre estuvo presente en la vida y obra de aquellas mujeres que buscaron salirse de la línea de normalidad (línea establecida por una sociedad que pretendía domeñarlas, por cierto) y posiblemente una de las iniquidades más notorias la sufrió Artemisia Gentileschi (Roma, 8 de julio de 1593-Nápoles, hacia 1654), quien fue violada por Agostino Tassi, pintor y amigo de su padre Orazio Gentileschi. La artista, que por aquel entonces contaba con tan sólo 18 años, tardó un año en reunir el valor para denunciar el abuso sexual y esta dilación provocó que el vulgo la difamara y acusara de mentir, negándole cualquier tipo de apoyo o credibilidad (como ves, querido lector, la capacidad del público para ajusticiar antes a la víctima que al verdugo es una máxima que mantenemos viva aún a día de hoy); tras un interminable proceso, se resolvió la culpabilidad de Tassi y se le condenó al exilio en Roma (casi unas vacaciones en comparación con la vergüenza y el desprecio a los que se vio sometida la muchacha). Pero lejos de amilanarse, Artemisia volcó la experiencia en sus obras, representando por fin la perspectiva femenina que los siglos habían eludido; sus lienzos daban protagonismo a heroínas y muchachas de a pie que luchaban contra el yugo opresor del machismo como en Judit decapitando a Holofernes (1614-1620), y en obras como María Magdalena como Melancolía (1622-1625) (una de mis predilectas) no dudó en romper con el estereotipo de belleza femenina. Sin embargo y a pesar de haber sido la primera mujer que consiguió entrar en la Academia de Bellas Artes de Florencia y de inspirar incluso a Caravaggio (que por aquel entonces ya era considerablemente famoso) a su muerte de nuevo hizo aparición la mano del paternalismo histórico, atribuyendo sin reparo su trabajo al pincel de su padre y sus hermanos.

La #pintura de #ArtemisiaGentileschi representaba el triunfo de la mujer sobre el yugo opresor del #machismo. La historiografía atribuyó su trabajo al pincel de su hermano. #ArtistasRepudiadas #Arte. Por @iglesiashistor. Clic para tuitear

No sería hasta 1970 que la autoría de Artemisia se reconocería por entero, al igual que ocurrió con Sofonisba Anguissola —de ella os hablaré en un próximo artículo—, primera mujer pintora del Renacimiento cuya obra sirvió de modelo para Anton Van Dick (siendo el flamenco a Hendrick van Balen su maestre en segundo plano) pero ha querido adjudicarse constantemente a su marido Orazio Lomellini y a su padre Amilcare, desterrándola al papel de simple modelo; todo ello a pesar de que el propio Giorgio Vasari la referenciara como pintora excelsa (¡vaya tela!).

Lee Krasner 

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Lee Krasner

A veces cuando leemos sobre la relación marital de ciertos «genios» del arte, casi parece que los biógrafos quisieran justificar sus reiteradas infidelidades por el velo del éxito y la admiración; sin embargo, en cuanto se habla de artistas femeninas abiertas a las experiencias románticas sin ataduras, enseguida surgen términos como el de «casquivana», como si el genio-varón debiera disfrutar de los placeres de la vida sin retrotraer en modo alguno sus apetencias mientras la genio-hembra languidece con recato en un sillón de su sala de estar, centrada únicamente en su clausura y abnegación pueril. (Qué quieres que te diga, querido lector, me entra la risa sólo con pensarlo).

«Gotean mis mejillas y mis cuadros»

Esta perspectiva de mártir a la sombra de una figura magnificada por los la ruptura con lo kitsch también arrastró a Lee Krasner (27 de octubre de 1908 – 19 de junio de 1984), gran expresionista abstracta y precursora del dripping, una técnica que cedió gustosamente a su reconocida pareja Jackson Pollock. Tras casarse, Krasner se convirtió en enfermera a tiempo completo del alcohólico y destructivo pintor, lidiando no sólo con las necesidades de auxilio artístico de su marido (a quien introdujo en el ambiente creativo abriéndole infinitud de puertas) sino también con las múltiples amantes que paseaba frente a ella; una de ellas (Ruth Kligman) falleció en el accidente automovilístico del 11 de agosto de 1956 que dio término a la alocada vida del estadounidense. Viuda y sin las responsabilidades de cargar con una pareja con tendencias autodestructivas, Krasner retomó su carrera con las series denominadas Umber, que a pesar de ser francamente revolucionarias en el mercado del arte fueron señaladas como mera imitación de su consorte. De su trabajo os recomiendo que echéis un vistazo a la serie Night Journeys que coincide con uno de sus periodos de insomnio y está cargada de simbolismo y referencias a Matisse pero en una clave bastante oscura con matices curvos muy sensuales.

Lee Krasner fue mucho más que la sufriente mujer de Jackson Pollock, a pesar de que llegaron a considerar la obra de esta revolucionaria #pintora mera imitación de su consorte. #CincoArtistasRepudiadas #Arte. Por @iglesiashistor. Clic para tuitear

Elsa von Freytag

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Cinco magníficas artistas repudiadas

Elsa von Freytag

Si abres cualquier libro sobre el movimiento Dadá, verás referencias al Cabaret Voltaire, a Hugo Ball, Tristan Tzara… pero raro y peculiar será el caso en el que veas (siquiera referenciado) el nombre de Elsa von Freytag. Hija de la baronesa Ida Marie Kleist, demostró a muy temprana edad que los lujos e imposiciones de la alta sociedad no eran para ella. Tras la muerte de su madre, se trasladó a Berlín e inicio su carrera como cabaretera, frecuentando círculos bohemios que la encaminaron al estudio con el arquitecto August Endell en Dachau. Instalada en Nueva York, Elsa comienza a emplear su cuerpo como lienzo expresivo, crea el concepto de poesía fonética con versos libres y poemas en miniatura, y destina el estilo cubista como eje de su vestuario, transformándose en la escandalosa pieza primigenia del movimiento Dadá hasta el punto de que los entonces neófitos Man Ray y Duchamp presumían de cada reunión, cena y café en el que coincidían con la afamada performer.

«Estrafalaria, vale, pero creadora del Dadá»

Por desgracia, la llegada de Hugo Ball al movimiento desestabilizó el delicado equilibrio que hasta entonces se había impuesto en aquel vals: comenzó a imitar sus primitivas performance, la relegó de eventos y convenció a los nuevos miembros de que aquella mujer no era más que un entretenimiento soez, «la mascota prescindible del movimiento». Como puedes suponer, esta obsesiva necesidad de apartarla del foco de atenciones dio sus frutos, y Elsa terminó convertida en uno más de los platos anecdóticos de la cena academicista; pronto todos se olvidaron de su ingenio, de sus ensamblajes artísticos y de que «Fuente» (atribuida durante años a Duchamp) era en realidad de su autoría.

Cinco Artistas Repudiadas: Admirada por Man Ray y Duchamp, la perfomer Elsa von Freytag tuvo un papel primordial en la creación del movimiento #Dadá. Hasta la llegada de Hugo Ball, que la condenó al ostracismo. Por @iglesiashistor. Clic para tuitear

 

«Mujeres excepcionales: Las olvidadas»

Cinco magníficas artistas repudiadas por la Historia

Un artículo de Tamara Iglesias

Portada: David de la Torre