En una de las secuencias de Soul de Pete Docter, la luz entra en una ráfaga radiante a través de una ventana, en la sala en que Joe Gardner (Jamie Foxx) se encuentra. El personaje de pronto parece sostenerse de esa belleza simple, de un rayo de luz que lo ilumina todo a través de un juego de sombras que sorprende por su rara belleza. No se trata del anuncio de la cercana muerte del personaje ni tampoco del hecho de que tendrá que enfrentar una experiencia inimaginable que lo llevará a recorrer los lugares más profundos sobre su concepción sobre la vida y la muerte. Sólo es luz, un milagro tibio, corriente y discreto que se extiende por todo el escenario como un mensaje: en esta película, el prodigio es un secreto. 

Soul, incluida en nuestro ranking de mejores películas del 2020. 
Finaliza el año con un estreno por todo lo alto: la maravillosa #SoulMovie, un prodigio del cine de animación que no os podéis perder. Crítica de #SoulPixar por @Aglaia_Berlutti @disneyplus. Clic para tuitear

De hecho, buena parte de Soul es un homenaje sincero a un recorrido trascendental, pero también un juego de espejos que PIXAR ha creado no sólo para conmover, sino para hacerse preguntas trascendentales sin ofrecer una respuesta o tener siquiera la intención de hacerlo. A primera vista incluso su título  — que bien podría referirse al género musical como a esa parte intangible del yo y la identidad —  es una deliberada y ambigua percepción sobre lo profundo, lo invisible y algo que rara vez se analiza en una película: el sentido del propósito. ¿Quiénes somos? ¿por qué estamos en el mundo, en primer lugar? ¿cuál es el sentido de la vida, más allá de la búsqueda y de la concepción sobre el bien y el mal? 

Soul

Soul, con su placidez exquisita, su ritmo extraño y, en especial, su atención a los detalles, construye una épica diminuta sobre las grandes reflexiones que alguna vez incluso han intrigado a lo más descreídos. Eso, sin intención de pontificar, sermonear o señalar un objetivo. Soul es un recorrido por la belleza, la alegoría sobre lo que pende en un sustrato más poderoso y al final, anima y conserva la belleza y el sentido de algo más elevado y elaborado. Desde su pequeña convicción de que la muerte es sólo un paso, la película se plantea la inmediata idea que incluso en el vacío, hay preguntas qué responder y qué sostener, sobre la cualidad de la vida. 

#SoulPixar, con su placidez exquisita, su ritmo extraño y su atención a los detalles, construye una épica diminuta sobre las grandes reflexiones que alguna vez incluso han intrigado a lo más descreídos. @Aglaia_Berlutti. Clic para tuitear

Y esa es una decisión audaz, porque si bien PIXAR siempre ha intentado tocar temas de naturaleza abstracta, la muerte y su explicación  — o la ausencia de ella —  es una aspirada percepción sobre la naturaleza humana, desde una dimensión que hasta ahora, el estudio no se atrevió a mirar. Ya en Coco mostraba el más allá como un conjunto de mitos construidos a mayor gloria de sus encantadores personales, mientras que en Inside Out se hacían cuestionamientos concretos sobre los mecanismos que nos hacen ser humanos y en especial, entablar comunicación con los misterios más profundos de nuestro mundo. Pero Soul alcanza otro nivel en la estructura del discurso, profundiza y conexiona toda la experiencia del estudio en una narración adulta, profunda y conmovedora sobre el poder de la vida, allí en dónde se encuentre. 

Porque ese es sin duda, el mensaje de esta curiosa mezcla entre la aspiración a la esperanza, la bondad, un tipo de belleza apabullante y una cuidadosa muestra sobre la delicadeza de lo que nos sostiene. Soul es una celebración. El guion de Mike Jones y Kemp Powers se deleita en un recorrido pleno por la necesidad de comprender la ternura, el miedo, las aspiraciones y lo intangible, a través de paisajes de aspecto galácticos pero que en realidad gravitan alrededor de una búsqueda continúa casi mística. PIXAR esta vez tomó la decisión de abandonar todo disimulo y crear una épica a lo extraterrenal en estado puro, en la que la conciencia humana subsiste y se atiene una burocracia misteriosa y extravagante, en la que las diversas preguntas sobre la noción sobre la vida se vinculan entre sí en diversas preguntas de fondo. La estructura del asombro está ahí, pero lo que en realidad importa es la forma en que Soul logra ensamblar las piezas para cuestionar la idea de la vida como una simple coyuntura física atada a la realidad. Soul concibe el amor, la inspiración, el don, la vocación y la celebérrima «chispa» como una conjunción de valores que se entrelazan entre sí, para narrar una historia que a la vez es algo más que una estructura de prólogo, desarrollo y final. 

Soul

Soul es en realidad una apoteosis de imaginación y de sensibilidad. Podría parecer infantil, a no ser por las líneas que elaboran y sostienen el subtexto en una película que se da el lujo de bromear con Jung y mostrar citas de David Foster Wallace, para narrar la historia de lo humano hacia lo desconocido. Esta es una película que puede parecer común, que incluso puede analizarse como trivial, hasta que la trama comienza a relatar lo que se esconde en medio de los paisajes azules y turquesas en los que las almas deambulan en su necesidad de volver al centro de todas las cosas. El film esconde docenas de pequeñas insinuaciones sobre la pretensión de la eternidad, el poder del tiempo y la búsqueda de un lugar en el mundo a través de la incertidumbre. Y lo hace sin temer sumergirse en la cualidad en ocasiones un tanto simple de entender que lo que habita en cada ser humano es una búsqueda de significado profundo, una interpretación de las diversas dimensiones de lo que nos hace ser quien somos. Por supuesto, está el miedo que el arte  — la música —  consuela y lleva a otro nivel, que se expande y crea líneas que sostienen la necesidad de comprender que debajo de lo cotidiano, subsiste la percepción de un poder que es pura emoción y ternura. 

Un artículo de Aglaia Berlutti
Montaje de portada: David de la Torre

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