En esta continuación del artículo dedicado a los magazines victorianos y al mítico The Strand Magazine, Juan Mari Barasorda nos habla sobre la nueva etapa de la revista, dirigida por el estadounidense Andrew Gulli, a quien ha entrevistado en exclusiva para los lectores de Revista MoonMagazine.
#Entrevista: Andrew Gulli, director del nuevo Strand Magazine. Juan Mari Barasorda habla con el editor estadounidense, que desde 1998 dirige la versión actual del legendario magazine victoriano. @StrandMag. Share on XI. Historia del nuevo Strand
Andrew Gulli nació en Detroit aunque durante su infancia vivió en Grecia. Desde joven se aficionó a la literatura criminal y de misterio. Tenía 22 años cuando una idea comenzó a germinar en su mente de lector. Aficionado a los relatos de Sherlock Holmes y apasionado coleccionista de The Strand Magazine, comenzó a pensar en volver a editar la revista en 1998. Paralelamente escribía relatos y fue el editor en No rest for the dead, una novela criminal escrita por 26 autores, entre los que se encuentra el propio Andrew Gulli, al estilo de los proyectos literarios del Detection Club bajo el liderazgo de Chesterton, Dorothy L. Sayers y Agatha Christie. Reunir a autores como David Baldacci, Tess Gerritsen, Philip Margolin, Alexander McCall, Kathy Reichs o Jonathan Santofler es uno más de los logros de Gulli.
En 1998 las primeras portadas de Strand Magazine [a partir de 2016 comenzó a llamarse Strand Magazine, por lo que en este artículo hemos optado por omitir el artículo en todo momento] comenzaron a marcar la diferencia con el viejo The Strand, eran pinturas de escenas callejeras lluviosas de Atkinson Grimshaw; sin embargo este lector encuentra una extraña y similar sensación de evocación de la vieja portada. Desde la portada comienza el nuevo Strand Magazine a diferenciarse de los magazines de misterio nacidos a partir de los años sesenta en Estados Unidos. Este lector recuerda con cariño únicamente aquellos que llegaron a sus manos en su juventud gracias a su edición en castellano, como el Alfred Hitchcock Mystery Magazine o el Ellery Queen’s Mystery Magazine.
Desde su segundo número, Strand Magazine incorporó a escritores de ficción criminal como H. R. F. Keating o Michael Gilbert, que ya habían colaborado en el viejo The Strand. Despues llegarían otros como Colin Dexter, Ruth Rendell, Michael Connelly, Alexander McCall Smith, Bill Pronzini, Anthony Horowitz, Peter Lovesey y Sir John Mortimer, quien con sus casos del mordaz abogado Horace Rumpole cubrió por algún tiempo el irreemplazable hueco dejado por Holmes. Pero hemos dicho que Strand Magazine no es en modo alguno un remedo de The Strand Magazine. Incorpora artículos literarios, reseñas, presenta cada año las doce mejores novelas criminales del año —esto convierte a Strand Magazine en inigualable y a su editor Andrew Gulli en un detective literario— y recupera para los lectores narraciones perdidas de los grandes escritores —de misterio o no— en un trabajo detectivesco apasionante.
Andrew Gulli comenzó en el año 2009 la caza de manuscritos perdidos. Recuperó The incident of the Dog’s Bal de Agatha Christie, ayudado en la búsqueda por la hija de la autora en el ático de la casa familiar. El relato pudo servir de base para la aclamada obra de teatro Testigo de cargo y es «una típica novela policíaca de Agatha Christie», según el editor; también recuperó The empty chair de Graham Greene, una novela incompleta escrita al estilo de Agatha Christie —con un asesinato en una casa de campo— en este caso gracias al trabajo de investigación de G.F. Gallix en los archivos de la Universidad de Texas.
Responsable desde 2009 de la recuperación de manuscritos perdidos de autores como Agatha Christie, Graham Greene, Raymond Chandler o Louisa May Alcott, Andrew Gulli, editor de @StrandMag, es todo un detective literario. #Entrevista. Share on XEn el año 2001 Strand Magazine recuperó Never kick as Dick, un relato del magistral autor Coornell Woolrich, y una serie de relatos no conocidos de Dashiell Hammett, gracias a un exhaustivo trabajo de investigación en el Harry Ramsom Center de la Universidad de Texas. De entre estos relatos publicó en The Strand Magazine So I shot him, tan fascinante como el resto de la obra de Hammett, en el que encontramos los diálogos que siempre recordamos del maestro:
Rainey se retorció en su silla para vernos mejor, o para dejarnos verlo mejor.
Estaba sentado a su lado, un poco atrás. Por encima de la barandilla del porche, su perfil destacaba nítido contra el gris crepuscular del lago, aunque no había nada nítido en el perfil en sí. Había sido redondeado suavemente por treinta y cinco años o más de una vida cómoda.
«No tendría un perro que fuera tímido a los gatos», terminó. «¿De qué sirve un perro, o un hombre, que le tiene miedo a las cosas?»
Metcalf, el ingeniero, estuvo de acuerdo con su empleador. Nunca lo había visto hacer otra cosa en los tres días que los había conocido.
«Muy bien», dijo. «Inútil».
Traducción de So I shot him
El relato de James M. Cain Mommy is a barfly fue descubierto en 2012 por Andrew Gulli en un lugar inesperado. «Estaba revisando algunos artículos en la Biblioteca del Congreso y, como admirador de Cain, exclamé cuando lo encontré: ¡este no me suena!», reconoció, «no necesité mucha investigación para darme cuenta de que había descubierto un tesoro literario». El cuento está ambientado en un club nocturno durante la Segunda Guerra Mundial y cuenta la historia de una pequeña bailarina (Pokey) de cuatro años, una madre aficionada a la bebida y un apuesto sargento. Hay un cantante pianista, Fred, que canta sus canciones para la niña. Y una muerte que el lector no espera. Una historia triste con una atmósfera cargada de canciones y humo.
En 2015 Andrew Gulli encontró dos «nuevos» relatos perdidos, en esta ocasión eran de Tenesse Williams y F.Scott Fitzgerald, respectivamente, y en 2016 le toco el turno a H.G. Wells, cuyo relato The haunted ceiling fue descubierto por Andrew Gulli en la Universidad de Iillinois.
De Raymond Chandler las investigaciones de Gulli le permitieron encontrar —y publicar— en 2017, It’s all right— He only died, un relato escrito en 1950. En el número 53 de su nueva época, junto a las reseñas de las últimas novelas de Don Winslow o Denis Lehane y una entrevista a Tana French recorriendo su longeva serie de la División de homicidios de la policía de Dublín (Dublín Murder Squad), The Strand se complacía en «presentar un cuento del maestro del noir Raymond Chandler». La historia, de algo menos de 700 palabras, gira en torno a un transeúnte que es atropellado por un camión y sufre una grave lesión cerebral y a su traslado a un hospital reacio a tratarlo. En lugar de tratarlo de inmediato, una enfermera y un médico al ver que es un indocumentado y sin dinero, debaten fríamente si vale la pena el esfuerzo de salvarlo. Está sucio, huele a whisky y sus bolsillos están vacíos. No hay dinero para pagar los 50 dólares de admisión del hospital. «Estoy segura de que está borracho, doctor», dice la enfermera. «Y no tiene ni un centavo. ¿Por qué la policía lo trajo aquí? ¿Cómo podemos dirigir el hospital?». Dejemos que la imaginación del lector se intrigue pensando cómo finalizó la historia Chandler.
Con esta historia inédita de Raymond Chandler era ya la cuarta vez que Strand Magazine publicaba una historia perdida de una leyenda del noir tras los trabajos de Dashiell Hammett, Cornell Woolrich y James M. Cain. Cada vez eran mas los puntos en común con el The Strand original.
En 2018 y 2019 nuevos relatos de Ernest Hemingway y de John Steinbeck engrosaron la lista de descubrimientos de Andrew Gulli. Pero el año 2020 ha permitido a Gulli rescatar a Louisa M. Alcott, nuevamente a Raymond Chandler, y a Agatha Christie.
Louisa May Alcott, la autora de Mujercitas, comenzó a escribir para ayudar económicamente a su familia, pero para muchos lectores fue la fecha de 1868, año de publicación de Mujercitas, el punto de arranque de esa actividad literaria. En 1863 Alcott gano un concurso literario convocado por un periódico con Paulines’s Passion and Punishment, obra en la que se menciona por vez primera el término blood and thunder, iniciando una producción literaria oscura con el seudónimo A. M. Barnard que solo abandonó a partir del éxito de Mujercitas. Antes también había publicado relatos de forma anónima. De 1849 data un manuscrito —La herencia (Siruela, 1998)—, encontrado en la biblioteca Houghton, que tras acreditarse la autoría de Alcott fue publicado por vez primera en 1997. Pauline, Passion and Punishment fue también publicado de forma anónima en 1863 y fue el primero de los thrillers (o domestic noir, si se prefiere) escrito por Louise May Alcott. Novelas y relatos «de sangre y trueno» que fueron publicadas de forma anónima o bajo seudónimo como Tras la máscara, de 1866 (Editorial D’Epoca) o The Fatal Love Chase, remitida en 1866 a The Flag of our Union para su publicación, también bajo el seudónimo A.M.Barnard, publicación que fue rechazada por ser considerada una novela «demasiado atrevida». «Yo deberé ser la victima desdichada del tradicionalismo de Concord», llegó a decir Alcott refiriéndose al tradicionalismo de su ciudad (Concord, Massachusetts), y, sin embargo, fue capaz de absorber la tradición literaria de Concord, representada en dos maestros que guiaron sus primeros pasos literarios con el misterio y el suspense que impregnaron sus obras. Estamos hablando de dos de los escritores más increíbles de Nueva Inglaterra: Nathaniel Hawthorne y Edgard Allan Poe.
Andrew Gulli encontró una referencia de Aunt Nellie’s diary (El diario de la tía Nellie) durante una búsqueda en los archivos de Alcott, almacenados en la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard. La obra pudo haber sido una novela o una novela corta y parece que pudo ser escrita hacia 1849. El fragmento de 9000 palabras está narrado por el personaje principal, la tía Nellie, un triángulo romántico entre su sobrina huérfana y rubia, una amiga de esta y un apuesto joven con un pasado complicado. Una trama más cercana a sus obras oscuras que a Mujercitas.
«Lo que me llamó la atención fue la madurez del trabajo», dijo el editor cuando publicó la inconclusa obra en Strand, destacando el relato como «una obra compleja, donde su personaje principal es una mujer soltera de unos 40 años, que desafía muchos de los estereotipos de cómo se retrataba a las mujeres en los Estados Unidos de mediados del siglo XIX».
Un nuevo Chandler, más lúdico y sin Marlowe, ha aparecido en el último número de Strand Magazine. El relato ha sido encontrado entre otros papeles de Chandler, en la biblioteca Bodleian en Oxford. Advice to an employer (Consejo para un empleado) contiene acertados consejos para que un jefe ejerza una singular política de recursos humanos con sus empleados («Cuando no tenga nada que decirles simplemente ruja»). Debemos imaginar la sonrisa —con pipa en la comisura de los labios incluida— de Chandler mientras escribía este divertimento.
En el mismo último número de Strand Magazine se incluye, a modo de homenaje en el centésimo aniversario de la publicación de la primera novela de Agatha Christie, una historia corta con Poirot como protagonista y escrita en 1923: Christmas Adventure. El relato se centra en una reunión navideña y un intento frustrado de engañar al astuto detective. Cuando un invitado lo llama: «Baje de inmediato, por favor. Alguien ha sido asesinado», responde Poirot con calma, «Ajá, esto es serio».
Los lectores aficionados a la obra de doña Agatha y avezados detectives encontrarán una fácil relación del argumento con un relato navideño de la escritora. El relato fue publicado por primera vez en el Reino Unido por la revista The Sketch el 12 de diciembre de 1923, bajo el título The Adventure of the Christmas Pudding. Más tarde se publicó bajo el título Christmas Adventure hasta en tres recopilaciones de relatos y posteriormente, en 1960, en forma de novela. En España El pudín de Navidad recopiló varios de sus mejores relatos. En el primero de ellos, con el mismo título, disfrutamos de unas navidades «a la antigua usanza», en plena campiña inglesa acompañando a un invitado de excepción: Monsieur Poirot. Casa de campo y el juego de personajes que Mrs. Christie dominaba: impostores, ladrones, el mayordomo y el cadáver, un rubí muy famoso y un pudding de ciruelas. El pudin de Navidad es un relato mas afable que Hércules Poirot’s Christmas de la versión inglesa, publicado en 1939, en el que un anfitrión reunía para la cena de Nochebuena a todos los parientes y sus odios más escondidos, secretos de familia en versión Christie, y una de las pocas incursiones en el juego de «crímenes imposibles en habitación cerrada» de la reina del crimen.
Tras la publicación de esta versión reducida de El pudin de Navidad en Strand Magazine, acaba de ser publicado en UK y USA el recopilatorio Midwinter Murder de Agatha Christie por Harper Collins. Los lectores y lectoras de la reina del crimen estamos a la espera de que se publique en España.
II. Entrevista con Andrew Gulli: «Encontrar una historia perdida es como publicar un tesoro»
En 1998 un joven de Detroit se embarca en una aventura editorial sin precedentes: recuperar un clásico de la literatura victoriana y convertirlo en el referente internacional del género negro en el mundo editorial norteamericano. Está claro que para conseguirlo Andrew Gulli no se ha limitado a realizar una labor de editor tradicional, desde sus inicios en el nuevo Strand Magazine, Gulli se ha distinguido por la incesante búsqueda y recuperación de textos perdidos de algunos de los autores más importantes de la literatura de finales del siglo XIX e inicios del XX.
¿Cómo ha afrontado Andrew Gulli este reto? ¿Era consciente en sus inicios de la envergadura de este proyecto?
Este ha sido mi primer y único empleo. Trabajar en una revista de estas características resulta bastante arriesgado. Según las estadísticas, en EE. UU. un 50 % de las revistas no sobrevive a su primer año y un 95 % no llega a los cinco. Empecé joven y deseando asumir riesgos.
Todo esto sucedió tras el fallecimiento de mi madre, y en aquel momento no estaba pensando en un futuro a largo plazo.
¿Mantiene Strand Magazine la esencia del original victoriano? ¿Qué puede contar Andrew Gulli de aquel magazine y de los escritores que aparecieron en sus páginas?
La antigua The Strand era una revista maravillosa pero en algunos aspectos estaba muy anticuada, publicaban artículos con fotografías de manos de celebridades o sobre temas como la frenología. Pero por otra parte, también publicaban relatos de grandes autores como D.H. Lawrence, Graham Greene, Agatha Christie y P.G. Wodehouse.
The Strand Magazine ha estado siempre vinculada con el personaje de Sherlock Holmes. ¿Considera Andrew Gulli que fue Conan Doyle quien puso a The Strand a la cabeza de todos los magazines de la era victoriana? ¿O es injusto centrar la historia de The Strand Magazine únicamente en Sherlock Holmes?
En mi opinion, Conan Doyle hizo The Strand. No soy un gran experto en magazines victorianos, pero estoy seguro de que la popularidad que rodeaba a Sherlock Holmes en la Inglaterra victoriana y eduardina fue un fenómeno que nunca se había visto por aquel entonces ni se volverá a repetir jamás.
¿Qué supone en el panorama literario actual el nuevo Strand Magazine?
En Srand Magazine intentamos mezclar contenidos y ofrecer una variedad de temas. Hemos publicado relatos de misterio, noir, comedia, textos literarios e historias de Sherlock Holmes. La clave de nuestro éxito radica en promover la curiosidad de nuestros lectores y sorprenderlos. Si los lectores consideran que estás publicando demasiado sobre una materia determinada, simplemente cambian de revista.
La clave del éxito de @StrandMag radica en promover la curiosidad de nuestros lectores y sorprenderlos. #Entrevista con Andrew Gulli, director de Strand Magazine. Juan Mari Barasorda. Share on XStrand Magazine tiene un indudable vínculo especial con el noir en reseñas, entrevistas etc…. It’s All right-He Only Died, de Raymond Chandler, y So I shot him-The Cure, de Dashiell Hammett, o Mommy is a barfly, de James M. Cain, tienen un indudable valor para todos los aficionados al género negro. ¿Cómo fue su búsqueda?
Nunca ha sido sencilla ni rentable la búsqueda de textos inéditos. Los costes de investigación, el tiempo invertido en el esfuerzo y la posibilidad de éxito es mínima. Por cada 1000 manuscritos buscados, podemos llegar a encontrar uno o dos no publicados. Por no hablar de las gestiones que debemos llevar a cabo para ponernos en contacto con los posibles propietarios y solicitar los convenientes permisos, lo cual lleva su tiempo. Además, el hecho de que algo no esté publicado no significa que sea de buena calidad. No publicamos nada a menos que pensemos que a los lectores les gustará.
Siempre he sido un fanático del noir y eso proporciona un equilibrio a la hora de seleccionar textos de la escuela de autores como Agatha Christie.
He de añadir, que en España tienen ustedes una interesante tradición de cine neo-noir con José Coronado, con películas como El hombre de las mil caras, Contratiempo o No habrá paz para los malvados.
Otros autores cuyos relatos ha recuperado Strand Magazine han sido H. G. Wells, Agatha Christie, Graham Greene o Hemingway. ¿Qué ha supuesto encontrar relatos perdidos de cada uno de ellos?
Encontrar una historia perdida es como publicar un tesoro. Como he comentado antes, es una tarea ardua y cara. Pero ver a estos escritores en la revista es lo más destacado de mi carrera.
Juan Mari Barasorda #entrevista a Andrew Gulli, director del nuevo Strand Magazine @StrandMag. «Encontrar una historia perdida es como publicar un tesoro». Share on XLouisa May Alcott también ha sido objeto de reciente búsqueda por Andrew Gulli. ¿Por qué esta escritora? ¿Qué supone Aunt Nellie’s Diary en su obra? ¿Encontrara el lector alguna relación entre Aunt Nelli y Jo March, el fascinante personaje de Mujercitas?
Estamos trabajando para encontrar escritores que terminen la historia, no es fácil. Muestra la madurez de una Louisa May Alcott adulta y uno siente que la tía Nellie es muy cercana a Jo March, pero una Jo March que ya no es aquella mujercita y que ha madurado con la edad.
«Hay un ligero lado oscuro en la historia de Alcott. A menudo la asociamos con Mujercitas, pero ella tenía muchas capas y escribía thrillers». #Entrevista: Andrew Gulli, director de Strand Magazine @StrandMag. Juan Mari Barasorda. Share on X¿Puede haber aún otros relatos de L. M. Alcott perdidos, en concreto relatos criminales como los que firmaba bajo el seudónimo A. M. Barnard? ¿Qué opina Gulli de estos relatos? ¿Hay alguna faceta «oscura» en Aunt Nellie’s Diary?
Hay un ligero lado oscuro en la historia de Alcott. A menudo la asociamos con Mujercitas, pero ella tenía muchas capas y escribía thrillers. Alcott fue una persona que sufrió a manos de un jefe chovinista y depredador cuando era muy joven. Ella sabía lo difícil que era ser mujer entonces y trabajó para convertirse en una autora exitosa e independiente.
En Strand Magazine no solo se recuperan relatos cortos de autores famosos sino que también se publican relatos cortos de jóvenes escritores. ¿Qué debe poseer un relato corto para atraer la atención del editor del magacine? ¿Son Stanley Ellin, Roald Dahl o Chesterton unas referencias para los escritores que empiezan?
Amo a esos autores, también me gustan algunos autores contemporáneos como Faye Kellerman, Jeffery Deaver, Douglas Preston o Gillian Flynn. Lo que los lectores amamos es un giro al final de la historia. Considero Tales of the Unexpected (Relatos de lo inesperado, Roald Dahl) como una de las colecciones de cuentos más satisfactorias. Antes he citado la película El hombre de las mil caras, una película cuyo final me satisfizo desde mi punto de vista como editor porque hubo un gran giro, una gran sorpresa, al final.
¿Cómo ve el futuro del Strand Magazine en el panorama literario actual? ¿Son los blogs en internet los grandes rivales de los magazines literarios?
Trabajamos duro para mantener la versión impresa, pero somos realistas, también estamos ampliando nuestra presencia digital. Mucha gente ve la revolución digital como una amenaza, en Strand Magazine nos damos cuenta de que la acción principal contra una amenaza nunca debe ser destruir o ignorarla sino convertirla en una oportunidad. El lado digital de las cosas significa que podemos acercarnos y comercializar la revista a los lectores más jóvenes y el lado impreso significa que a medida que los lectores envejecen, disfrutan de la comodidad de una revista impresa en papel. Personalmente, me encanta imprimir, pero también disfruto de los audiolibros y la comodidad de descargar un libro en segundos. Estamos en el punto en el que lo impreso y lo digital pueden coexistir juntos.
Agradecemos a Andrew Gulli su amabilidad y le deseamos toda suerte de parabienes profesionales. Estamos seguros de que, tanto en su versión física como en la digital, el nuevo Strand Magazine seguirá sorprendiendo muy positivamente a los amantes del noir.
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