Antes de que Guillermo del Toro se endiosase y buscase el Óscar con La forma del agua, nos entregó varias películas interesantes, entre ellas: Hellboy y Hellboy: el ejército dorado. Aunque ya ha pasado más de una década desde la segunda parte, las películas del director mexicano ayudaron a popularizar al personaje de la editorial Dark Horse, tanto que, hasta cierto punto, hablar de Hellboy parece que es hablar de Guillermo del Toro, cuando, en realidad, debería ser hablar de su auténtico creador Mike Mignola, un dibujante con un estilo excepcional que ha creado a un personaje con un universo fantástico en todos los sentidos.

Después de varios problemas que llevaron a que la tercera parte de la película de Hellboy de Guillermo del Toro no se realizase y se anunciase un relanzamiento del personaje en la gran pantalla, el director Neil Marshall (El descenso, Dog soldiers…) se hizo cargo de un proyecto que nacía tocado por la influencia que las películas de Guillermo del Toro habían tenido en el público y, según se rumorea, por numerosos problemas de producción que condujeron a varios conflictos en el set de rodaje de una nueva película que parecía condenada incluso antes de estrenarse.

Hellboy (2019), la infernal comedia 3

La que al principio iba a titularse Rise of the Blood Queen acabó transformándose simplemente en Hellboy, pero esta versión de 2019, aunque es más fiel al cómic en su estética, sus personajes y sus historias, ha perdido el lado humano de estos estupendos cómics de Mike Mignola y el enfoque fantástico del que dotó Guillermo del Toro a sus dos películas. Si bien el tráiler parecía prometernos una película infinitamente peor, el resultado de la propuesta es, aunque desigual, correcto. La idea que nos viene a la cabeza cuando concluye es: «podría haber sido peor», pero pensar esto de un film que adapta un universo tan mágico como el de Hellboy sí que es un pecado.

Esta versión de #Hellboy de 2019, aunque es más fiel al cómic en estética, personajes e historias, ha perdido el lado humano de estos estupendos cómics de Mike Mignola y el enfoque fantástico de @RealGDT. @Carlos_Eguren. Clic para tuitear

Aupados por el éxito de Deadpool, película basada en un cómic para un público adulto (por las palabrotas y la violencia, no se esperen complicaciones argumentales ni nada que derritiera el seso del respetable), Marshall y los encargados tras este Hellboy van de macarras en todo momento, con chistecitos, heavy metal y sangre… pero los chistecitos, el heavy metal y la sangre no lo es todo. Si esto le llama, no se preocupe: en España la película se estrenó meses después con respecto a su estreno en Estados Unidos y lo hizo con una versión mutilada y censurada para que todos los públicos pudieran «disfrutar» de ella e intentar sacar algo más de pasta para salvar el fracaso en taquilla. Y si uno logra ver la original, hay que reconocer que si no se es demasiado esnob (o uno todavía tiene el cuerpo para chorradas), se disfruta de ese cutrerismo de serie b que se despliega en algunas escenas. Desgraciadamente, el encanto de la obra de Mignola se pierde en muchos momentos. Historias cortas como El cadáver son homenajeadas con gags, cuando la historia del cómic es infinitamente superior. A lo largo de la película, vemos diferentes piezas sacadas de diversos cómics como Semilla de destrucción o La cacería salvaje, pero se pierde el carisma y un hilo conductor claro con este Hellboy mucho más impulsivo que el que encarnase Ron Perlman. Y es que David Harbour, el sheriff Hopper de Stranger Things, es el actor más correcto de la cinta (aunque Perlman sigue dejándonos huella como Rojo), frente a un Ian McShane (un enorme actor, tristemente encasillado en sus mafiosos al estilo el señor Wednesday de American Gods o el Winston de John Wick) como el padre adoptivo de Hellboy, Trevor. Lo mismo se puede decir de Milla Jovovich como la Reina de Sangre, que solo aporta a una villana que, lamentablemente, tiene varios gags más risibles que tenebrosos.

Hellboy (2019), la infernal comedia

Ron Perlman como Hellboy

Como han intentado distanciarse del material que tocó del Toro (salvo con la escena de marras del origen y la muerte de cierto personaje), no tenemos de compañeros de Hellboy a Liz Sherman ni Abe Sapien, sino a Alice con el rostro de Sasha Lane, que no comparte nada con su contrapartida  del cómic (salvo las visiones y parte del pasado) y un Ben Daimio encarnado por Daniel Dae Kim tras una polémica por el fichaje en principio de Ed Skrein, lo que cambiaba el origen étnico del personaje, Skrein renunció y Dae Kim logró un papel que tampoco supone gran cosa (irónicamente, con Lane también se cambió la etnia de Alice con respecto al cómic, pero eso no ofendió a nadie). Más interesante resulta Gruagach, con voz de Stephen Graham, pero lamentablemente, Marshall (por ir de malote) se olvida de darle un final poético y dramático como el del cómic a favor de una chorrada. También contamos con un cameo de Thomas Haden Church como Bogavente Johnson y, de nuevo, se olvidan que estos personajes pueden tener nombres y aspectos extraños, pero que en el cómic son tratados con respeto y calidad literaria.

Más salvable que un guion que nos recuerda al monstruo de Frankenstein (por estar hecho de pedazos y remiendos) es el apartado artístico, con unos efectos especiales que, sin ser el futuro del cine y aunque den bastante el cante en algún momento (McShane en su última escena es digno del Rey Escorpión de El regreso de la momia), son cumplidores. Puede que el uso del maquillaje y el diseño de las criaturas que no han contado con excesivo ordenador sean mejores, como el propio Hellboy, aunque seguimos sin las patas de cabra del cómic (tampoco es para tirarse de los cuernos, por seguir con el juego, pero…). Sobre la música de Benjamin Wallfisch y el uso de varios temas rockeros, cumple, aunque cualquier crítico salido de Cahiers du cinéma o similares se tirará por el balcón tras ver la película (si resultase que su ego le permitiese dar un salto al vacío, claro).

Hellboy (2019), la infernal comedia 2

De todos modos, Hellboy entretiene. No esperen un guion formidable, una dirección excelente, un reparto magistral… No hay nada de eso en esta película. No es una adaptación con aires pretenciosos y resultados esperpénticos como Cementerio de animales, tampoco es una joya de las adaptaciones del noveno arte, es una película para pasar el rato, que recuerda vagamente a alguna propuesta algo chapucera de Netflix como Bright y que sufre de algunos cambios bruscos en el montaje y la dirección que nos transportan a un corta y pega demasiado banal, partiendo de un material tan rico como es el de Hellboy.

¿Saben cuando un chaval les dice que va a hacer algo increíble como un triple salto mortal y tú sabes que no, pero sonríes y le animas con esa impresión de que irás al infierno por mentirle y el muchacho se romperá todos los dientes? Es la misma sensación que se te queda cuando ves las escenas tras los créditos de Hellboy donde te intentan vender una segunda parte con Koschei el Inmortal, el enviado de Baba Yaga, y reírse del pobre Bogavante Johnson. Tú sonríes, asientes y animas, pero sabes que esta cinta cinematográfica se acabará convirtiendo en uno de esos inicios de sagas que se quedaron en una sola película. La crítica en Estados Unidos y otros países ha sido durísima y lo peor para Lionsgate es que la taquilla ha sido nefasta, a la espera de que la venta de copias digitales, Blu-Rays y DVD salven los muebles de una cinta que parece haber estado rodeada de drama tras las cámaras, en la sala de montaje y en el errático resultado final.

Queda por ver si en un hipotético futuro Guillermo del Toro volvería al estilo de lo que ha hecho James Cameron con Terminator: saltándose las secuelas a partir de la dos, y centrándose solo en las que él dirigió para hacer un Terminator: Dark fate que seguirá sus obras y no las siguientes; ¿podría Guillermo del Toro hacer esto? Seguramente, no. Tras aquella encuesta donde pidió retueos para sentarse a hablar con Perlman y Mignola y que no llegó a nada, del Toro no parece que vaya a volver y puede que los años pesen sobre Perlman. Quizá, nunca tengamos esa tercera parte tan añorada. ¿Se puede adaptar de otra manera? Hellboy ya ha contado con dos películas de dibujos animados y el éxito (a costa de sacrificar parte de la locura) de la versión para Netflix de The Umbrella Academy, otro producto de Dark Horse, puede auspiciar una nueva oportunidad para nuestro demonio favorito, ¿no? A saber.

#Hellboy no se merecía una película tan regulera igual que tampoco la cinta se merecía tantos palos. Crítica de @Carlos_Eguren. Clic para tuitear

Hellboy no se merece esto. Es un buen tipo, un demonio entrañable conjurado por Rasputin para servir en el proyecto Ragna Rok para despertar a la serpiente. Ha conseguido ser un buen chaval en AIDP y salvarnos en incontables ocasiones. Siempre tiene una broma y siempre se enfrenta a su destino como desencadenante del apocalipsis. No se merecía una película tan regulera igual que tampoco la cinta se merecía tantos palos.

Hellboy (2019), la infernal comedia 1

Así que tanto si no le ha gustado esta película como si sí, lo más recomendable es que acuda a su librería o biblioteca y se lea algún buen cómic de Hellboy, hay muchos y más allá de la sombra de Guillermo del Toro (con su Abe Sapien primo de la Cosa de la Laguna Negra, con complejo de  la sirena de Splash con la que ganó el Oscar) o este Neil Marshall que convierte a Baba Yaga en un esperpento digno de cualquier plató de algún programa rosa, el legado de Mike Mignola, AIDP y Hellboy es insuperable. En esas viñetas hay una magia, un carisma y una creación que el cine no ha sabido captar del todo aún. Ni falta le hace. Los cómics pueden ser geniales con independencia del cine. Hay un anillo en el infierno dedicado especialmente a la gente que no lo comprende.

En las #viñetas de #Hellboy hay una magia, un carisma y una creación que el cine no ha sabido captar del todo aún. Los cómics pueden ser geniales con independencia del cine. Crítica de @Carlos_Eguren. Clic para tuitear

 

 

Crítica de Carlos J. Eguren